Parashat Nitzavim (Deuteronomio) 29:9 – 30:20
De acuerdo con la halajá (ley judía) la parashat Nitzavim siempre debe ser leída – sola o junto con parashat Vaiélej – antes de Rosh Hashaná, como fue codificado por Rabí Iosef Karo (1488 – 1575) en su gran obra: el “Shulján Aruj” (Oraj Jaim 428:4), y los distintos comentaristas explicaron que dos son las razones para este orden que determinaron los Sabios.
Por un lado, parashat Nitzavim debe ser leída antes de Rosh Hashaná, para hacer una separación entre parashat Ki Tavó y la semana en la cual cae el día de Rosh Hashaná. Por cuanto que en parashat Ki Tavó figuran las maldiciones mediante las que Moshé Rabenu previno al pueblo de Israel para que no se desvíe del camino de D’os, nosotros hacemos una separación entre Ki Tavó y Rosh Hashaná leyendo en el medio parashat Nitzavim, como una señal de que deseamos que todas las maldiciones se terminen en el año que finaliza, para que el año entrante sólo contenga bendiciones.
El segundo motivo por el cual leemos parashat Nitzavim antes de Rosh Hashaná es porque en parashat Nitzavim se habla de teshuvá (el arrepentimiento):
“Pues esta mitzvá que te ordeno hoy, no está oculta de ti y no está lejos. No está en el cielo, para decir: ‘¿Quién subirá para nosotros al cielo y la tomará para nosotros, y nos la hará entender y la haremos?’. Y tampoco del otro lado del mar está ella, para decir: ‘¿Quién cruzará el mar para nosotros y la tomará para nosotros y nos la hará entender y la haremos?’. Porque esta cosa está muy cercana a ti, en tu boca y en tu corazón, para hacerla” (30:11 – 14).
La señal que los Sabios nos dieron para recordarnos este orden especial de las parashot es: “Kumu vetikú – Levántense y toquen (el shofar)“, como diciendo que primero viene “kumu”, es decir, parashat Nitzavim – que comienza con las palabras: “Ustedes están parados hoy delante de D’os…” (Devarim -Deuteronomio- 29:9) – y luego “tikú”, es decir, el toque del shofar en el día de Rosh Hashaná. Los Sabios quisieron insinuarnos que primero debemos pararnos y erguirnos delante de D’os mediante el arrepentimiento, y solamente después de eso podremos pedirle a D’os que se apiade de nosotros en el juicio en el Día del Toque del Shofar, es decir, el día de Rosh Hashaná.
Por otro lado, nosotros sabemos que básicamente los pasos para llegar al arrepentimiento son tres: primero se debe dejar de hacer el pecado, luego la persona debe arrepentirse del pecado que cometió, y por último, él debe confesar su culpabilidad delante de D’os. Y realmente también podemos encontrar en el orden que nos indicaron los Sabios, una insinuación de estos tres componentes de la teshuvá:
Primero debemos leer parashat Ki Tavó con un sábado de separación entre las maldiciones que figuran en esa parashá y Rosh Hashaná, para dejar atrás las maldiciones, es decir los pecados que finalmente provocan que las maldiciones recaigan sobre nosotros. Luego, en ese sábado que hacemos esa separación, debemos leer parashat Nitzavim, porque en ella figuran varias partes que hablan del arrepentimiento, y la persona después de abandonar el pecado que solía cometer, debe arrepentirse de él. Y por último, debemos tocar el shofar en el día de Rosh Hashaná, y en ese momento debemos pensar en confesar todos nuestros pecados delante de D’os.
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