La jutzpá de no ser ganado

El judío es el rebelde de la historia. Nunca se ha sentido cómodo como parte de una masa indiferenciada. La libertad individual y colectiva es su estandarte. En el judaísmo no hay jerarquías eclesiásticas ni políticas a las que se les deba obedecer. Cada uno está llamado a ser un líder responsable por si mismo.

Estos principios son una de las claves del talento judío. No dar nada por definitivo. Estar abierto a las preguntas, creatividad y desafíos de mejorar la realidad.

La conducta de los profetas de Israel fue cuestionar y confrontar con el poder y los poderosos de turno, con el status quo y las superficialidades de su época.

La jutzpá, el “desparpajo”, nace de sabernos libres, conscientes y responsables del destino y de saber que nuestro accionar puede hacer la diferencia. Requiere de algo de coraje transgresor, de tomar lo existente y transformarlo.

Un verdadero Maestro (Rabino), no quiere que sus discípulos lo sigan ciegamente como el rebaño al pastor, que incluso tantas veces lo conduce al matadero. El verdadero Maestro pretende que sus alumnos se independicen y se transformen ellos mismos en Maestros, con luz y mensaje propio.

La jutzpá de romper con lo preestablecido es la materia prima de la creatividad e innovación.
Los grandes genios judíos siempre fueron y son seres libres que van más allá de lo establecido.
No es de extrañar que los judíos seamos discutidores y cuestionadores eternos, nuestras fuentes nos convocan a esta sana dinámica. No endiosamos a maestros, los respetamos, pero somos llamados a superarlos. Los vemos con los ojos de la verdad, como seres humanos con sus grandezas y miserias.

Escuche las reflexiones del director de Radio Jai sobre la Jutzpá, un valor judío esencial.