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Neurociencias aplicadas a la educación

El Cerebro es posiblemente el órgano del cuerpo humano que más interrogantes aún plantea, hoy en día
sigue maravillando a los científicos que lo estudian, aunque todavía queda bastante por descubrir. Se sabe
que es un órgano fundamental a la hora de relacionarnos con el medio y con las personas que nos rodean.
Nuestro cerebro es único, fascinante y asombroso, con él percibimos, aprendemos, resolvemos problemas,
empatizamos, tomamos decisiones, planificamos y creamos, entre muchas otras cosas.

El cerebro es parte del Sistema Nervioso y su función es coordinar y dirigir todas las acciones, tanto las que
se refieren al conocimiento y control del mundo exterior, como las vinculadas al cuidado del cuerpo
(respiración, digestión, circulación de la sangre, mantenimiento de la temperatura corporal, control del
sistema inmunológico, entre muchas más). El sistema nervioso nos permite percibir el mundo externo a
través de los sentidos y si es necesario elabora una respuesta que transmite por medio de los nervios a los
músculos o glándulas y su funcionamiento también crea nuestro mundo mental. Incluidos los nervios que
recorren todo nuestro cuerpo, el Sistema Nervioso está compuesto por células, la más famosa de todas ellas
es la Neurona.

Las neuronas son células que tienen la capacidad de recibir estímulos eléctricos y químicos, conducir
impulsos nerviosos a otras células (nerviosas, musculares y glandulares) y secretar neurotransmisores
(mensajeros químicos). A la comunicación entre neuronas se la llama sinapsis y ésta se produce mediante
señales químicas o eléctricas.

El cerebro humano produce electricidad todo el tiempo, a la mañana cuando despertamos, se genera
suficiente electricidad como para encender una lámpara pequeña, por eso la clásica imagen de la idea
representada por una lamparita, es por lo tanto una metáfora bastante realista.

Tom Wilson expresó:” Muchos de nosotros somos más capaces que algunos de nosotros, pero ninguno de
nosotros somos tan capaces como todos nosotros”. Los seres humanos somos altamente sociales, gran
parte del éxito de nuestra especie se debe al fuertísimo instinto gregario que nos caracteriza. Para formar
grupos o comunidades, dar y recibir apoyo y protegernos, la evolución nos dotó de un cerebro que nos
permite comunicarnos, entender y ser sensibles a las otras personas. Por ello, todos influimos y somos
influenciados por los otros y nos necesitamos mutuamente.

Usualmente podemos ver situaciones ajenas y sentirlas como propias, ya sean emociones negativas como el
miedo o el disgusto o positivas como la felicidad y la diversión. Investigaciones en neurociencias explican
qué sucede en nuestro cerebro frente a éstas situaciones. Por ejemplo, vamos por la calle caminando tranquilos, conversando con un amigo y de repente observamos una situación que capta nuestra atención,
un auto atropella a un señor. Por un momento nos estremecemos como si fuéramos nosotros los que
pasamos por esa situación.

¿Qué nos sucedió?
Se puso de manifiesto nuestra capacidad de sentir como propia una experiencia ajena y esto se da gracias a
la existencia de las Neuronas Espejo, en las cuales se pueden encontrar los fundamentos neuronales de la
empatía.
Las Neuronas Espejo fueron descubiertas en el año 1996 por un equipo de investigadores a cargo del doctor
Rizzolatti, de la Universidad de Parma, cuando estudiaban a un grupo de monos, Rizzolatti y su equipo trabajaban registrando la actividad nerviosa producida en neuronas de la corteza
premotora mientras los animales realizaban un determinado ejercicio con su mano o brazo. Buscaban
explicar cómo se generan los movimientos voluntarios, es decir, los dirigidos hacia un fin. La investigación se
basaba en observar el modo en que se activaban las neuronas del cerebro de un macaco, en la zona inferior
de la corteza premotora, encargada de planear y ejecutar acciones cuando éste sostenía diferentes
elementos, como frutas, juguetes, etc.

En un momento inesperado, el equipo que utilizaban para medir la actividad de las neuronas presentó que
varias de ellas estaban en plena excitación sin que el animal tuviera ningún objeto. Lo que sucedía era que
Fogassi tenía en su mano una fruta y cuando el macaco lo miraba, sus neuronas se activaban como si él
estuviera llevando a cabo la acción.

A éstas neuronas se las llamó espejo, ya que éste término sugiere que la simple observación de un
determinado movimiento en otro individuo es suficiente para provocar la simulación mental de lo
observado y que el cerebro inhibe de manera automática el llevar a la acción esta respuesta.
Rizzolatti y Laila Craighero en el 2004, en su trabajo: The mirror-neuron system (publicado en el Annual
Review of Neurocience) consiguieron observar cómo la percepción de un rostro puede activar el área
motora y también la sensorial, lo que lleva a poder sentir lo que el otro siente.
Los resultados de las investigaciones sugieren que el sistema de neuronas espejo no se limita a duplicar
internamente la ejecución del modelo, sino que participa activamente en el procesamiento (comprensión,
imitación, aprendizaje, empatía, etc.) de la acción observada.

Si vemos a alguien sonreír, estas neuronas lo simulan, crean una especie de imitación interna en nuestro
cerebro del rostro de la otra persona y luego envían estas señales al sistema emocional, que nos permite
registrar lo que otro siente.

Se sabe que las emociones son contagiosas, si alguien entra en un espacio donde la gente está feliz y se
incorpora al grupo, acabará sintiéndose más feliz, porque existe esta transmisión de emociones de una
persona a otra.

Los seres humanos debemos parte de nuestro éxito como especie al instinto gregario, por ello las
propiedades específicas del sistema de neuronas espejo pueden explicar la capacidad humana de aprender
por imitación y de contagiar nuestros estados de ánimo a otros. Tal vez nuestras sociedades serían más
trascendentes si pudiéramos tener presente el valor que cada uno de nosotros tiene en el cerebro de los
otros, en sus conductas y emociones.

EL CEREBRO SOCIAL

¿Cuándo se activa el cerebro social?
Son muchas las situaciones en las que el cerebro social se enciende, con su activación surge la necesidad de
formar parte de un grupo, el aula es percibida por los cerebros de quienes la conforman, como un sistema
social.
El dolor que produce un ambiente escolar estresante e inseguro, ocasiona disminuciones en el aprendizaje y
en la capacidad de acción de las personas. El dolor emocional, es procesado en el cerebro por la misma área
que el dolor físico: LA CORTEZA CINGULADA ANTERIOR.
Esto demuestra lo importante que es para el hombre formar parte de grupos, cualquier situación que nos
haga sentir fuera de un grupo, nos produce un gran dolor.
Los docentes deben tener esto ¡muy presente!! Los alumnos que se sientan poco reconocidos,
desvalorizados, sin posibilidad de participación, o que no son tenidas en cuenta sus opiniones, experimentan
la situación como un fuerte golpe no sólo a su ego, sino a su cerebro. Esto lleva a que el sistema atencional,
esté desviado y alerta en la búsqueda del ser aceptado.

Además, el dolor disminuye las capacidades cognitivas y ejecutivas. Podemos concluir que somos seres
altamente sociales, y para nuestro cerebro formar parte de un grupo, estar con los otros y compartir
experiencias le concede placer en altas dosis, por el contrario, estar excluidos le afecta seriamente.
Es fundamental que todo espacio educacional tenga en cuenta EL CEREBRO SOCIAL. Recordemos que la
interacción social nos motiva, nos hace sentir felices, seguros y aceptados, con un estado emocional
apropiado para estudiar y afrontar dificultades y desafíos.
Como propuesta, podemos pensar y preguntarnos cada mañana al comenzar el día ¿Cómo deseo activar las
neuronas espejo de las personas con las que voy a interactuar? Así de este modo podemos reflexionar que
con una simple sonrisa ya estamos haciendo un gran cambio.

Andrea G. Guralnik – Ribka Sacyler

Las autoras, dictan la “MAESTRÍA EN NEUROCIENCIAS APLICADA A LA EDUCACIÓN Y LIDERAZGO”, además de brindar capacitaciones docentes.
1.- “instinto gregario”, aquel que impulsa a los humanos a vivir en sociedad.

 

 

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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