Sistematización de lo espurio
Por Eduardo Kohn
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU está integrado por 47 Estados miembros y tiene rotaciones parciales cada dos años. La Alta Comisionada de DDHH, ex presidenta de Chile Michelle Bachelet está rodeada entre otros, de satrapías dictatoriales como Somalia, Burkina Faso, China, Cuba, Libia, Venezuela, sólo por citar algunos ejemplos. Sin embargo, como ya sabemos porque es un vicio reiterado, tanto el Consejo como Bachelet creen que ocuparse y atacar a Israel durante más de la mitad del tiempo que utilizan en la Comisión, es como practicar tiro al blanco. Las dictaduras apoyan a ciegas con tal que nadie hable o comente sus aberraciones y las democracias van y vienen.
Bachelet declaró el martes de esta semana que la inclusión en la lista negra de Israel de seis organizaciones de derechos humanos palestinas por lo que ella denominó presuntos vínculos con el grupo terrorista Frente Popular para la Liberación de Palestina era un ataque a los defensores de los derechos humanos, a las libertades de asociación, opinión y expresión y al derecho a la participación pública y pidió que la medida fuera revocada inmediatamente. Bachelet dijo que la legislación antiterrorista no debe aplicarse a las actividades legítimas de derechos humanos y ayuda humanitaria.
¿Por qué reaccionó así Bachelet? El viernes pasado, el ministro de Defensa de Israel Benny Gantz, anunció que seis grupos de la sociedad civil palestina —entre los que se encuentran algunos con un importante respaldo y supervisión de la Unión Europea y otros organismos internacionales— eran designados a partir de ahora como organizaciones terroristas, afirmando que trabajaban en nombre del Frente Popular para la Liberación de Palestina. La lista está compuesta por: Unión de Comités de Mujeres Palestinas; ADDAMEER – Asociación de Apoyo a los Prisioneros y Derechos Humanos; Centro Bisan de Investigación y Desarrollo; Organización al-Haq; Defensa de los Niños Internacional – Palestina, y la Unión de Comités de Trabajo Agrícola.
Bachelet no escatimó adjetivos: “Reclamar derechos ante la ONU u otro organismo internacional no es un acto de terrorismo, defender los derechos de las mujeres en los territorios palestinos ocupados no es terrorismo, y proporcionar ayuda legal a los palestinos detenidos no es terrorismo”.
Bachelet pidió pruebas, Francia declaró que estaba preocupada (y sí, donar millones a organizaciones que financian terrorismo da para preocuparse) y Estados Unidos está recibiendo la información de Israel. Desde el gobierno de Israel se dieron declaraciones a varios medios señalando que la información que conectaba al FPLP con las organizaciones era férrea, y que el material incluía pruebas inequívocas que incluyen grabaciones de vídeo, fotos, recibos de pago que vinculan a dichos grupos con el respaldo de la actividad terrorista.
Veamos ahora datos. En 2019 el Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel publicó un informe sobre numerosas organizaciones palestinas que con pantalla de ONG lavaban dinero y reclutaban jóvenes para el Frente Popular para la liberación de Palestina, que no sólo es considerado terrorista por Israel sino por la mayoría de Europa, así como Estados Unidos y tiene una larga y tenebrosa historia de asesinatos a civiles israelíes. Esas organizaciones bajo el escudo de ONG recibieron 200 millones de dólares de la Unión Europea (o sea, de las democracias que van y vienen) entre 2014 y 2021. Con esos montos, reclutan y enseñan terrorismo a adolescentes. Pero, además, miembros de las organizaciones presuntamente civiles y de ayuda son miembros del FPLP y como tales han actuado en atentados. Una de las 6 organizaciones que Israel ha señalado como terrorista, Comités de la Unión de Trabajadores de la Agricultura tiene un nombre que alienta a pensar en obra civil seria. Dos miembros de esta ONG, Summer Arabid y Abd a-Razak Farage, son miembros del FPLP. Además, han sido identificados y acusados de formar parte del comando que lanzó una bomba en un camino en Israel en agosto de 2019 que provocó la muerte de Rina Shnerb de 17 años que transitaba allí con su padre.
Addameer es otra de las 6 organizaciones calificadas como terrorista por Israel. Se ocupa de los derechos de quienes están en prisión. Khalida Jarrar, que ocupó hasta hace poco la presidencia de la ONG, es miembro del FPLP. La ONG Al Haq se define como una organización de derechos humanos. El ministro Ganz fue muy claro: todos los directivos Al Haq pertenecen al FPLP y todos han participados de ataques terroristas contra civiles israelíes.
Es notorio, no para las dictaduras que deslegitiman al Consejo de DDHH, que el propósito de ONGs con integrantes y directivas pertenecientes a grupos terroristas, no tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de los palestinos. Si así fuera, harían exactamente lo contrario a lo que desarrollan a diario, no se unirían a quienes les sirve más el terror que la calma, no apoyarían la corrupción que caracteriza al gobierno de Mahmoud Abbas. Autodenominarse grupos u organizaciones de ayuda a la sociedad civil no es un título, hay que demostrarlo. También es obvio, que contando con apoyos tan fuertes como la Secretaría de DDHH de la ONU, de gran parte del Consejo integrado por gobiernos que violan impunemente los derechos humanos de sus ciudadanos, y para peor, con financiación millonaria sin control posterior, estas organizaciones que esta semana Israel, cansado de esperar entendimiento y decencia política, calificó como terroristas, se sienten muy confortables.
Bachelet mencionó que las decisiones de designación de terroristas en virtud de la ley antiterrorismo de Israel de 2016 “se basan en razones extremadamente vagas o infundadas, incluidas actividades de derechos humanos totalmente pacíficas y legítimas como proporcionar asistencia jurídica a los palestinos detenidos y promover medidas en contra de Israel en el ámbito internacional”. O sea, la Alta Comisionada le dice al gobierno de Israel que miente. Segundo, da por sentado que, como consecuencia de la calificación de mentira, las 6 organizaciones son prístinas instituciones que defienden derechos humanos, y ni que hablar, son legítimas. Y como no le alcanza con descalificar a un gobierno democrático y avalar a carpeta cerrada que las acusaciones no son ciertas, finaliza este párrafo de su diatriba dándole santidad a las acciones de Abbas y su gobierno corrupto cuando acusa a Israel en ámbitos internacionales.
Entonces, ¿por qué no van a tener los palestinos organizaciones civiles aliadas con el terrorismo cuando quien debiera velar por los derechos humanos de todos, excluye a Israel de ese derecho? Por qué Hamas, el FPLP, Yihad Islámica, ¿no van a planificar todos los días como asesinar civiles israelíes ante tanta aberración?
El gobierno de Israel ha tomado las decisiones necesarias para cumplir con su ineludible deber de proteger la vida de los ciudadanos. Los que persisten perseverantemente con negarle a Israel sus derechos a actuar como Estado soberano lo hacen por convicción, lo cual es siempre bueno tenerlo presente.
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