La guerra por el Canal de Suez
El 29 de octubre de 1956 el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser nacionalizó el Canal de Suez y el 31 del mismo mes Gran Bretaña y Francia bombardearon varios objetivos militares egipcios para forzar su reapertura.
El paso que unía el mar Mediterráneo con el mar Rojo, a través del istmo de Suez, había sido creado el 17 de noviembre de 1869, tras un acuerdo entre franceses y egipcios.
Nasser ordenó también el bloqueo de los estrechos de Tirán, vía de acceso a Eilat, principal puerto mercantil israelí en el golfo de Aqaba, desde donde Israel podía comunicarse con los mercados del sudeste asiático a través del mar Rojo y el Océano índico.
Pero retrocedamos en el tiempo.
Entre 1952 y 1953, una sublevación del Movimiento de Oficiales Libres en El Cairo derrocó la monarquía egipcia e instauró la república.
Entre los oficiales golpistas estaba Gamal Abdel Nasser, el futuro presidente que a la posteridad sería recordado como el impulsor del panarabismo y el padre del Egipto moderno.
Y no lo habría sido de no haber nacionalizado el Canal del Suez en 1956 y así haber presionado al Banco Mundial para que le prestara el dinero con el cual construir la Presa de Asuán, el megaproyecto con el cual se detuvieron las históricas inundaciones del río Nilo y favoreció la economía de millones de campesinos ribereños.
La movida política, económica y militar de Nasser tomó por sorpresa a los británicos y sus accionistas del canal, los franceses. En contrapartida, Francia e Inglaterra, con el apoyo de Israel, invadieron militarmente la península del Sinaí en lo que se conoce como la Crisis del Suez. Una tensión internacional que se saldó con el retiro de dichas tropas, luego de que Estados Unidos, la Unión Soviética y Naciones Unidas intervinieran a favor de Nasser.
El mantener el canal abierto era entonces más importante que hoy día, en la era de los superpetroleros. Los franceses y británicos comenzaron de inmediato a organizarse, pensando en una intervención militar, sin consultar para ello a Estados Unidos, cuyo presidente Dwight Einsenhower estaba en plena campaña electoral. Por la parte francesa, la hostilidad hacia Egipto se debía principalmente al apoyo prestado por Nasser a los que luchaban por la independencia de Argelia. El presidente del Consejo de Ministros francés, el socialista Guy Mollet, quería, como había prometido, terminar la guerra de Argelia, pero por lo contrario, Francia se está adentrando cada vez más en ella.
En Londres, el primer ministro conservador, Anthony Eden, estaba obsesionado por no caer en una política de “apaciguamiento” con las dictaduras, como ya lo hizo el Reino Unido en Munich en 1938. En la mente de Eden flotaban los nombres de Hitler y de Mussolini al pensar en Nasser.
En ese mismo 1956, Nasser creó la Autoridad del Canal del Suez, de propiedad estatal, encargada de administrar la operación del paso desde entonces y hasta nuestros días.
La acción se hizo coordinada con Israel, que el 29 de octubre había invadido la franja de Gaza y la península del Sinaí, dando un pretexto para la intervención anglo-francesa. La operación continuó con el envío de tropas cinco días más tarde. La condena de la comunidad internacional lograría finalmente la retirada de las fuerzas anglo-francesas y el envío de tropas de Naciones Unidas. Tanto éstas como las israelíes no se retirarían del Canal hasta 1957.
La acción del Estado de Israel fue denominada Operación Kadesh
Esta alianza entre dos estados europeos e Israel respondió a intereses comunes: económicos, comerciales y políticos. Durante el curso del mes que siguió a la nacionalización del Canal, un acuerdo secreto fue firmado en Sèvres, en las afueras de Paris, selló la cooperación militar de Gran Bretaña, Francia e Israel contra Egipto. La gran presión diplomática ejercida por parte de los Estados Unidos y de la Unión Soviética forzó a Francia, Reino Unido e Israel a retirar sus ejércitos. A cambio de retroceder en el Sinaí Israel obtuvo de Egipto el compromiso de detener sus envíos de armamento a las guerrillas que luchaban contra Israel. Como resultado, las relaciones entre Egipto e Israel se tranquilizaron, en la medida en que esto era posible, por un tiempo. Además, un cuerpo especial de la ONU, conocido como UNEF por sus siglas en inglés, fue desplegado en la península del Sinaí, para interponerse entre israelíes y egipcios. Las tensiones continuarían en la zona y acabarían desembocando en la guerra de los Seis Días de 1967.
La crisis de Suez confirmó la pérdida de protagonismo del Reino Unido en la política mundial y la consagración de las superpotencias como árbitros del mundo.
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