Eliezer Ben-Yehuda: El padre del hebreo moderno
Eliezer Ben-Yehuda, nació como Eliezer Yitzhak Perelman, en Luzhki, actual provincia de Vítebsk, Bielorrusia, entonces del Imperio ruso, 7 de enero de 1858.
Se lo considera el padre del hebreo moderno. El responsable del renacimiento de la lengua de los judíos, antiguamente reservada a los textos religiosos, no vio la creación del Estado de Israel
Hoy lo hablan los más de ocho millones y medio de habitantes de Israel, pero es también un vehículo que une a las comunidades judías presentes en cerca de ochenta naciones del mundo entero. Es el hebreo, la modalidad moderna de una lengua antigua con más de 30 siglos de historia.
Este ha sido el idioma que ha unido a los judíos a través de sus escritos y sus liturgias a los largo de más de 3.000 años. Un fabuloso legado que ha perdurado desde el mundo antiguo, pero que hoy se debe al empeño de un hombre que lo convirtió en el fenómeno lingüístico más notable del último siglo. El padre del hebreo moderno fue el responsable del renacer de un idioma que hoy vuelve a unir a los judíos en su casa, en Israel, y en cualquier otra parte.
Estudió en Rusia hasta 1878 y tras sus estudios de medicina en la Sorbona, Francia, que no concluyó debido a una tuberculosis, emigró a Palestina en 1881, instalándose en Jerusalem para desde ahí difundir sus ideas respecto al renacimiento del pueblo judío, su tierra y su idioma, sobre lo que había escrito diversos artículos, el primero en 1879, que pueden considerarse precursores el sionismo político al contener los elementos de este: política de asentamiento y renacimiento del idioma, la literatura y la cultura hebreas.
En 1880 escribió a Débora, su futura mujer: “He decidido… que para tener nuestra propia tierra y vida política también es necesario que tengamos una lengua que nos mantenga unidos. Esa lengua es el hebreo, pero no el hebreo de los rabinos y estudiosos. Nos debemos un idioma hebreo en el que podamos conducir los asuntos de la vida.”
Su plan para revivir el hebreo tenía tres frentes: Hebreo en Casa, Hebreo en la Escuela y Palabras-Palabras-Palabras. En 1884 comienza a publicar su propio periódico íntegramente en hebreo, Hatzvi, donde, entre otras cosas, empezó a publicar listas de palabras nuevas, hasta entonces inexistentes en el idioma, que acabarían formando parte de su diccionario de hebreo en 17 volúmenes, ‘Un Diccionario Completo de Hebreo Antiguo y Moderno’, que sería terminado por su hijo y su segunda esposa
Para ayudarse en su labor, en 1890 fundó el Consejo de la Lengua Hebrea, precursor de la actual Academia.
Ben Yehudah encontró una fuerte oposición entre los ortodoxos judíos, especialmente los del Viejo Yishuv, los que llevaban toda la vida en Palestina, agrupados en el ‘comité para la investigación de los pecados’, que consideraban que, siendo el hebreo la lengua de la Biblia, la Mishnah y la liturgia del judaísmo, no debía ser ensuciado con su uso para hablar en la vida diaria.
Incluso importantes líderes culturales no religiosos, como el poeta Bialik o el líder del sionismo cultural, Ajad Ha’am, lo desdeñaron como a un solitario inmerso en la mecánica linguística.
Pero lo cierto es que, en cuarenta años, con la colaboración de otros muchos, Eliézer logró que haya una generación cuyo idioma materno es el hebreo.
Nuestro personaje tuvo un sueño utópico: legar a los judíos una lengua que les uniera de nuevo y les llevara a sus raíces. De hecho, su hijo, Ben-Zion Ben Yehuda, fue el primer hablante nativo de hebreo moderno, el primero de los muchos millones que son hoy en día.
Su lema le acompañó toda su vida: ¡Hebreo habla hebreo! Antes de emigrar a Palestina en 1881, entonces parte del Imperio Otomano, ya había entrado en contacto con el idioma bíblico y talmúdico en sus estudios en la yeshiva. Muchos niños judíos de la Europa del Este de aquella época tenían conocimientos del hebreo clásico que se utilizaba en los textos religiosos.
Sus estudios universitarios en París de historia y política del Medio Oriente lo convencieron de que el hebreo utilizado de forma oral y fuera de sus usos religiosos podía convertirse en un vehículo para la cohesión social y cultural de la nación judía, una aspiración del ideal sionista del que Eliezer ya se había empapado.
Con estos principios llegó a Palestina, convencido de que la resurrección del hebreo y su normalización era el camino para consolidar la construcción de la nación. Un elemento fundamental para una sociedad formada por comunidades llegadas de muchas partes del mundo, con sus dialectos y formas de hablar autóctonas.
Cuando Eliezer Ben-Yehuda llegó a Palestina en 1881, el hebreo no era el lenguaje hablado por el pueblo judío desde la época de la Biblia. Sin embargo, gracias a él, en 1922, año de su muerte en Jerusalén, ya había tantos pioneros judíos hablando hebreo moderno que las autoridades del Mandato Británico lo reconocieron como el idioma oficial de los judíos en Palestina.
Ben-Yehuda concibió la construcción de la nación judía desde dos aspectos: el regreso a la patria histórica en la Tierra de Israel y el renacimiento de la lengua hebrea. Para lograr esto último necesitaba lograr una hazaña casi imposible: transformar el hebreo, que durante siglos se había utilizado solo en el estudio religioso, en un lenguaje moderno hablado en cualquier ámbito.
El 20 de diciembre de 1922 un mes después de que los británicos reconocieran al hebreo como el idioma oficial de los judíos de Palestina murió Eliézer Ben-Yehudah. Más de 30.000 personas acudieron a su entierro y el yishuv decretó tres días de luto.
Dr. Mario Burman para Radio Jai
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