El triunfo del hebreo en la Guerra de las Lenguas
El 22 de febrero de 1914, se anunció oficialmente que el idioma de estudio en el Instituto Technikum, hoy el Technion, sería el hebreo. Esta decisión cerraba una prolongada guerra de lenguas entre los judíos en la Tierra de Israel, en ese entonces una pequeña provincia otomana, y daba así una respuesta al dilema acerca del idioma que debía adoptar el renovado yshuv, y el lugar que debía ocupar esa lengua en el nuevo sistema educativo judío.
Concluía así, una prolongada batalla lingüística, intelectual y filosófica, acerca del idioma que mejor representaría la identidad nacional judía. Los sionistas de Europa del Este que llegaban a Israel se rebelaban contra la lengua yidish, para ellos representaba la cultura judía del exilio, del gueto, del encierro, una lengua atrasada, la veían sumisa, y que negaba el sionismo. Si bien el yidish era la lengua materna para la gran mayoría de los judíos de la diáspora europea, estos sostenían que la negación del exilio se plasmaba en la negación del yidish.
Los sionistas de Europa occidental que fundaron el sionismo político, como Theodor Herzl o Max Nordau, creían que el nuevo judío tenía que adoptar la educación académica ilustrada para afrontar los desafíos de la modernidad, y el yidish lo percibían como un obstáculo. Argumentaron que el idioma del sionista debía ser la lengua del país de donde proviene: alemán, francés, polaco u otro. Para ellos, el hebreo no se percibía como un idioma moderno que pudiera transmitirse al público en general y convertirse en parte de la realización de la visión sionista. Herzl escribió en El Estado Judío: No podremos hablar hebreo hoy, porque ¿quién de nosotros tiene el poder de exigir un boleto para su viaje en el ferrocarril en el idioma del pasado? Todo hombre hablará en el idioma en el que fue educado y en el que concibió desde su juventud en su tierra natal. Ya el estado de Suiza demuestra que diferentes pueblos, que hablan diferentes idiomas, y pueden sentarse juntos como hermanos.
Los miembros de la Segunda Aliá, los fundadores del kibutz, percibían al yidish como una fuente de vergüenza y deshonra, lo llamaban el idioma de los sin educación. Ajad Ha’am, padre del sionismo espiritual, escribió que ‘la desaparición esperada de la jerga, en el habla y la literatura, es una necesidad histórica y un proceso inevitable, y el destino del yidish, se hundirá en el olvido’.
Hubieron corrientes favorables al yidish, como la del escritor Berdychevsky quien aducía que el yidish es un idioma para maravillarse, un idioma natural, que expresa todos los sentimientos sublimes del alma judía. Sostenía, que este idioma lo hablan la mayoría de nuestros hijos e hijas, y con su ayuda podemos entender la vida de las masas hebreas. En esta lengua el judío inculcó su alma y su espíritu, su ira, su discurso, su tristeza y dolor, y también su cambio y expectativa.
Hasta comienzos del siglo XX, eran pocos los que habían adoptado la lengua hebrea como coloquial, solo unas 100 familias lo hablaban, los escritores en hebreo se quejaban amargamente por la baja captación de dicha lengua. En 1904, la lengua hebrea era el idioma de instrucción en 6 de las 29 escuelas organizadas en la Tierra de Israel.
En 1908, un hecho iba a cambiar el curso de la historia, la sociedad judeo alemana no sionista Ezra, decidió establecer la primera institución postsecundaria profesional en Israel. El nombre elegido para el nuevo centro académico fue ‘Technikum’, hoy el Technion, y estaba destinado a formar trabajadores calificados, capataces, técnicos, e ingenieros auxiliares.
Ezra, era quien donaba la mayor parte del dinero a la institución, y su administrador, el Dr. Paul Natan, decidió que se usaría el alemán en lugar del hebreo, como idioma principal de instrucción, lo hacía por consideraciones prácticas: ya que el hebreo era un idioma que carecía de vocabulario y terminología técnica y científica que permita una educación de alto nivel en este idioma.
Surgió entonces una polémica que se extendió a todo el yshuv, liderada por el gremio de maestros y los estudiantes que se oponían al alemán. Estallaron huelgas en la institución y se llevaron a cabo actividades de protesta. Entre los líderes de los combativos se encontraba Eliezer Ben-Yehuda, quien a pesar de su dependencia de la empresa Ezra, que le ayudó a financiar la publicación de su diccionario en hebreo fue uno de los abanderados de la protesta. El debate entre las dos partes fue acalorado e incesante hasta que las autoridades del instituto, nombrados por Ezra, y que apoyaban el hebreo, renunciaron. El 26 de octubre de 1913 se celebró una reunión crucial en la dirección del Instituto Technikum de Berlín sobre el idioma de instrucción, la decisión fue enseñar en alemán.
Como resultado de esta decisión, los miembros de la junta sionista renunciaron a la administración del Instituto, y en Eretz Israel la unión de maestros declaró un boicot contra el Technikum. La disputa lingüística provocó el fracaso del intento de encontrar donantes para la continuación del proyecto, por lo que se vieron obligados a detener la construcción del edificio, por la falta de dinero, y posponer la apertura de la institución. El resultado directo fue el despido de los trabajadores, hecho que provocó una mayor hostilidad hacia la empresa. Ezra no tuvo más remedio que claudicar, y en una reunión celebrada el 22 de febrero de 1914, anunció de manera formal que el idioma de estudio en el Technikum sería el hebreo.
A partir de este hecho se desarrolló una red de educación hebrea bajo los auspicios de un comité público con valores nacional-sionistas. Las autoridades turcas reconocieron el hebreo como idioma de instrucción. En 1922, bajo el Mandato Británico se declaró al hebreo como idioma oficial en la Tierra de Israel, junto con el inglés y el árabe, y hoy, es un idioma que lo hablan más de 8 millones de personas.
*Yehuda Krell es profesor de Historia Judía graduado en el Instituto Superior de Ciencias Judaicas, Bs. As., y profesor en Educación Judía con especialización en Historia Judía para niveles Medio y Terciario del Ministerio de Educación de la Argentina. Realizó estudios de posgrado en Israel.
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