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La Zwi Migdal – Mafia prostitución y engaños

La Zwi Migdal

Al principio del siglo veinte, la vida en la Polonia era muy dura y para los jóvenes judíos cualquier salida parecía tentadora, cualquier sitio en el mundo ofrecía una ilusión.

Ruchla Liberman, como tantas otras jóvenes polacas judías, partió hacia Argentina buscando un futuro mejor. Escapaba de la miseria y de la persecución. Estaba casada con Yaacov Ferber y decidió seguir a su marido que había partido un tiempo antes. A su arribo, la familia se dirigió a Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires. En ese pueblo, su cuñada Elke oficiaba de madama en un prostíbulo.

Al poco tiempo Yaacov murió de tuberculosis. Ruchla, que desde el momento en que entró a Argentina, fue Raquel, para castellanizar su nombre, dejó a sus hijos al cuidado de gente de Tapalqué y se instaló en Buenos Aires. Debía ganarse la vida. La prostitución, una marca de época, fue un camino casi imposible de obviar.

Pero veamos los antecedentes.

El 7 de mayo de 1906, en la localidad de Avellaneda, en una ventosa noche, se reunieron inmigrantes polacos, rusos y rumanos para fundar la Sociedad de Socorros Mutuos Varsovia.

El objetivo de la organización, según sus fundadores, era el socorro y asistencia económica y moral a sus adherentes necesitados, dentro del marco de las leyes argentinas.

Era una presentación para el gran público, ya que en realidad los socios terminaron siendo una gavilla de rufianes o, en otras palabras, más directas, un conjunto de personas dedicadas al tráfico de personas que ejercían la prostitución.

La Zwi Migdal
La Zwi Migdal- Raquel Liberman

Sin abandonar la sede de Avellaneda, la Varsovia ocupó distintos locales en Buenos Aires y por último se estableció en Córdoba 3280, en una mansión de dos plantas, con sinagoga, salón de fiestas, comedor y sala destinada a velatorio.

Los primeros fundadores que estamparon su firma en el acta fundacional fueron Marcos Posnansky, Máximo Saltzman, Hernán Brisky y Bernardo Gutwein, quienes tenían como actividad el regenteo de prostíbulos. El presidente de la entidad era Noe Traumann, al que la policía conocía como traficante de mujeres y que, se decía, había sido anarquista.

Traumann fue amigo del periodista y escritor Roberto Arlt, quien escribió obras literarias, utilizando personajes basados en historias de vida que le había relatado Traumann.

En junio de 1875 Hernán Gerber, vendió en Buenos Aires a 12 mujeres y dos de ellas fueron adquiridas por un rufián rosarino. Ese mismo año, en Buenos Aires, se votó la primera ordenanza sobre la problemática de la prostitución.

Un año antes, en Rosario se había aprobado la primera norma sobre el tema, en la que se pretendió demarcar en la ciudad una zona de radicación de prostíbulos.

Más adelante en el tiempo (1896), las autoridades policiales porteñas dieron a conocer una publicación que denominaron “La Galería de los Sospechosos”, donde fueron identificados, con nombre y apellido, 164 sujetos relacionados con la trata. Allí figuraba el nombre de los burdeles que conducían y el de las empleadas.

En el mismo año, la intendencia dio cuenta de la existencia de 61 prostíbulos en Rosario: “La ciudad de los Burdeles”. Los más distinguidos eran administrados por rufianes franceses (Petit Trianon- El Paraíso), este último más conocido como el de Madame Safó, nombre de guerra como se conocía a la administradora-madame.

La “excursión” que realizaban los rufianes a Europa para captar mujeres se llamaba viaje de remonta y la sociedad, conformada por ellos, actuaba como financiadora del “emprendimiento”.

Los viajantes simulaban su paso por países de Europa, haciéndose pasar por hombres adinerados que buscaban mujeres para casarse o, en otras oportunidades, planteaban que eran contratistas de personal de servicio.

Para realizar su tarea adoptaban distintas personalidades.

Contaré entonces el temor de los judíos locales que traían a sus familiares, mediante los “pasajes de llamada”

Hacía varios años que el padre de mi madre, mi zeide, había llegado a la Argentina, por lo cual podía caer en el engaño de un caften que se identificaría como si fuese él. Por ello, junto con el pasaje le envió una foto suya, burdamente rota al medio y le señaló que debía rechazar a cualquiera que no viniese con la otra mitad.

En el caso de la Varsovia, uno de los directivos tenía la función específica de recaudar mensualmente el aporte societario. El importe logrado, entre otros objetivos económicos, tenía el de “aceitar ”a la División de Investigaciones de la policía para que “no viese lo que ocurría”.

Los rufianes se movían por todo Buenos Aires. Los había de todos los orígenes pero la organización que con el tiempo ganó más fama fue la Zwi Migdal, cuya historia y mala fama sobrevivió en el tiempo no sólo por lo extendido de sus actividades, sino porque en algunos países europeos cuando alguna familia emigraba hacia Buenos Aires daban por hecho que la madre y las hijas de esa familia se prostituirían para la organización.

También los proxenetas elegían una mujer y le proponían casamiento, para después explotarla en el país

El comisario Julio L. Alsogaray, una especie de líder de las investigaciones contra la mafia, reveló en un libro de su autoría, titulado “Trilogía de la Trata de Blancas”, la identidad de la totalidad de los socios de la Varsovia y de la Askenasum.

Alsogaray describió los “remates de mujeres” en el café “Parisien”, ubicado en Alvear al 3100, en el que las mujeres desfilaban desnudas sobre un escenario y la subasta se hacía luego que los compradores “palpaban la dureza de las carnes de las ofrecidas, analizaban la conformación del cuerpo y verificaban el estado de la dentadura y la sedosidad del cabello”.

Un factor esencial en la caída de la Zwi Migdal fue la valiente denuncia y la acción de Raquel Liberman, quien la formalizó el 31 de diciembre de 1929.

Pero, pensaba ella, ¿quién le prestaría atención a una prostituta polaca? ¿Qué tipo de investigación no podrían detener con unas oportunas coimas? ¿Acaso creía que era la primera denuncia contra ellos? Habían existido situaciones de muchísima mayor gravedad y siempre la Zwi Migdal había quedado indemne.

ZWI mIGDAL
Crítica publica la detención de la Zwi Migdal

El comisario Julio Alsogaray, moralista y con fama de incorruptible, escuchó a Raquel y se puso en movimiento: hacía años que estaba detrás de la organización y siempre chocaba contra el muro de silencio y complicidades. Con nobleza, Alsogaray le advirtió a Raquel de los riesgos de ratificar sus denuncias. Raquel eligió seguir adelante y encontró eco en un juez honesto, el magistrado Manuel Rodríguez Ocampo.

Fue el comienzo del fin de la Zwi Migdal, que no pudo resistir la investigación. El juez ordenó 108 detenciones. Pero con el tiempo casi todos quedaron liberados. Sólo dos fueron condenados un par de años después. Pero las circunstancias demolieron el emporio de los rufianes.

Otro capítulo muy interesante que dejaremos para otra ocasión fue el vínculo con la comunidad judía organizada de la época. La misma rechazó de manera tajante que los integrantes de la Tzvi Migdal participaran de la misma. Los mismos eran excluidos de la vida sinagogal y tuvieron que construirse un cementerio propio ubicado en el distrito de Avellaneda. Como consecuencia de su accionar se decretó una prohibición de realizar conversiones religiosas en la Argentina que rige hasta hoy entre las corrientes ortodoxas.

 

Por el Dr. Mario Burman

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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