Ucrania, entre la diplomacia y la guerra

Por Ricardo López Göttig

La escalada de tensión entre Rusia y Ucrania, un conflicto que ya lleva ocho años, es el motivo de una serie de encuentros diplomáticos en esta semana. Hoy lunes, se encontrarán funcionarios de Rusia y Estados Unidos en Ginebra, para evaluar una salida pacífica entre ambas partes para desescalar la confrontación, al tiempo que desde el Kremlin se anunció que no habrá concesiones y que, en Washington DC, se evalúan eventuales sanciones económicas y financieras si se iniciaran hostilidades militares.

El miércoles se tratará el conflicto de Ucrania en el seno de la OTAN, la alianza defensiva que nuclea a Estados Unidos, Canadá y la mayoría de Europa occidental, meridional y central. El gobierno de Ucrania aspira a sumarse a la OTAN, un hecho que el presidente Vladimir Putin rechaza de plano, exigiendo garantías expresas de que eso no ocurrirá bajo ninguna circunstancia. Finalmente, el jueves de esta semana se reunirá la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea, que suma a 57 países –entre ellos, Ucrania-, siendo la organización que busca custodiar la frontera entre las dos naciones en conflicto.

Lo cierto es que el gobierno de Rusia se encuentra en una situación compleja en su vecindario: en Bielorrusia, con el régimen de Lukashenko cada vez más expuesto en su brutalidad e ilegitimidad; en Kazajistán, en donde hubo manifestaciones contra un sistema autoritario que se viene prolongando desde la era soviética, bajo la apariencia de elecciones; y en la parte oriental de Ucrania, en donde hay una mayoría de población de habla rusa y que formó las pseudo repúblicas independientes en 2014, con el apoyo del Kremlin. Pero a diferencia de la era soviética, en la que el gigante militar no tenía respaldo económico para hacer frente a sanciones comerciales y financieras, hoy cuenta con la alianza de la República Popular China que, a su vez, colocaría bajo su creciente dependencia a la Rusia post-soviética de Vladimir Putin.

Lejos de ser un invierno de blancas y apacibles nieves, Europa oriental se está recalentando silenciosamente con el acopio de armamentos y la acumulación de tropas en la frontera ruso-ucraniana, despertando la preocupación más allá del continente europeo.