El parlamento ruso da luz verde
Con más de cien mil soldados ubicados en torno a la frontera con Ucrania, en suelo de Rusia y Bielorrusia, rodeando por el norte, el este y al sur desde la península de Crimea, el presidente Vladímir Putin continúa ejerciendo presión mientras continúan las negociaciones diplomáticas. El despliegue de las fuerzas militares es parte de las conversaciones, para lograr al máximo de sus objetivos, como es el de evitar que Ucrania se integre alguna vez a la alianza defensiva de la OTAN.
En este contexto de inminencia bélica, cuando ciudadanos de terceros países y los familiares de los cuerpos diplomáticos abandonan Kiev, el parlamento ruso, la Duma, dio luz verde para el reconocimiento a las llamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbas, que desde 2014 se escindieron de Ucrania con apoyo del gobierno ruso. Los llamados “voluntarios” son oficiales de las Fuerzas Armadas de Rusia, equipados por ese país, para crear dos zonas intermedias en el Este de Ucrania.
La metodología tiene antecedentes, cuando en 2008 y con el apoyo militar ruso, se “independizaron” Abjasia y Osetia del Sur, hasta entonces bajo soberanía de Georgia, en el Cáucaso. De hecho, el gobierno de Georgia es otro de los que aspiran a ingresar a la OTAN junto a Ucrania, precisamente para estar bajo la cobertura occidental ante nuevas incursiones militares de su poderoso vecino.
La Duma rusa, en donde hay partidos que ofician como satélites del poder de Vladímir Putin, ya ha mostrado recientemente su obsecuencia al habilitar la reforma constitucional que le permite dos nuevas reelecciones al presidente hasta 2036.
La propuesta del reconocimiento a las dos “repúblicas populares” no nació de la bancada oficialista de Rusia Unida, sino de la apariencia opositora del Partido Comunista, para simular el juego de una democracia parlamentaria.
El reconocimiento ruso a las independencias de Lugansk y Donetsk es el umbral de mínima de Putin, que aspira a integrar de pleno a Ucrania al espacio geopolítico ruso en la posguerra fría.
Atento a las maniobras militares del régimen de Putin, a pesar de tener una economía estancada desde hace varios años, es muy probable que la administración de Biden y sus socios de la OTAN revean la máxima prioridad que le otorgaron a la República Popular China como el gran rival planetario. China es importante, Rusia es urgente, y ello llevará a la Unión Europea y a la OTAN a replantearse sus prioridades para los próximos diez años.
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