Howard Fast el autor de mis gloriosos hermanos

Novelista, ensayista y dramaturgo nacido en Nueva York, sus novelas históricas sobre la Independencia de Estados Unidos lo hicieron conocido entre el gran público, aunque su afiliación al Partido Comunista le hicieron padecer la caza de brujas del senador McCarthy. Howard Fast pasó tres meses en la cárcel, estuvo en la lista negra durante años, y sus libros fueron sacados de las bibliotecas públicas. Tuvo dificultades para editar sus obras posteriores, entre ellas Espartaco (1952), que fue la exaltación de un caudillo de esclavos, que recibiría el rechazo de los editores.
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La novela fue llevada al cine, en 1960, producida por Kirk Douglas, dirigida por Stanley Kubrick, y con guion de otra víctima de la lista negra, Dalton Trumbo.

Desilusionado por la represión en Hungría abandonó el partido comunista en 1956; y escribió EI dios desnudo (1957).

Escribió además excelentes novelas policiales con el seudónimo de E.V. Cunningham, de la cual la mejor quizá sea Stella, que recuerda a la mejor literatura de Raymond Chandler.
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Es autor de 80 novelas entre las que destacan Two Valleys (1933), su primera novela, La última frontera (1941), La pasión de Sacco y Vanzetti (1953), Josué, el guererro judío – El río de oro (1960), Poder (1963), Mis gloriosos hermanos, Ciudadano Tom Paine, La segunda generación (1978) y Greenwich (2000). Algunos de sus trabajos en el área de la ciencia ficción están incluidos en antologías como El general atrapó un ángel, El filo del futuro y Un toque de infinito. Sus novelas de mayor éxito siempre tuvieron un marcado acento político y social y varias se llevaron al cine.

Pero es seguro que entre quienes leen estas columna la más conocida Mis Gloriosos Hermanos. En ella describe la revuelta de los Macabeos de 167 a.e. c. contra el Imperio seléucida. El libro, que trata la independencia y el derecho de autodeterminación judío, fue publicado en 1948, durante la Guerra de Independencia Israelí.

La historia tiene lugar en los días anteriores a la rebelión, y durante las batallas siguientes. Los héroes de la novela son los hasmoneos en general, y Judas Macabeo en particular. Además de los hechos históricos, Fast añadió también rivalidades personales entre los hermanos Macabeos.

Mis gloriosos hermanos es un canto a la lucha que sostuvo el pueblo judío por su libertad religiosa contra los reyes seleúcidas, en el siglo II a.e. c. y un canto de amor de Fast a su pueblo,

La historia, que se ciñe bastante a las fuentes bíblicas, está narrada en primera persona por Simón, el segundo de los Macabeos. A través de la vida de sus hermanos -a cada uno de ellos se dedica un capítulo-, Simón analiza minuciosamente las campañas militares, los conflictos personales y políticos de los caudillos -sobre todo los suyos propios-, la asimilación del helenismo por parte de los judíos ricos de Jerusalén y las reacciones de la gente del pueblo ante el conflicto. Pese a que buena parte del libro se centra en las numerosas batallas, el autor ha sabido recrear acertadamente la vida cotidiana, las ambiciones, las costumbres de los personajes, haciendo gala de un gran lirismo en las descripciones de paisajes.

En su novela Fast plantea la búsqueda de la libertad como una necesidad vital para los oprimidos y rinde homenaje al pueblo que “con su religión, sus normas de vida y su amor a la patria, forjó esa espléndida máxima de que la resistencia a la tiranía es la forma más genuina de la obediencia a Dios”.

Un fragmento seleccionado de su obra permitirá conocerlo mucho más que un aluvión de datos biográficos.

Dijo Fast en su obra

“El que resiste a los tiranos obedece a Dios, decía el estandarte de los Macabeos, y encabezando primero un grupo de agricultores de su aldea y luego al ejército judío que formaron, llevaron a cabo la más gloriosa de las guerras contra el conquistador extranjero de su patria. Guerra de bravura y de sacrificios, de liberación e independencia fue el primero de los movimientos de oposición a la dominación y el sojuzgamiento que registra la historia de la humanidad. Integrado por hombres que vivían cultivando la tierra y sirviendo a Dios, bregando por la paz y la vida, que reposa en tres principios: la Ley, la verdad y el amor, aquel minúsculo pueblo, el único que no tenia ejércitos mercenarios, tuvo que organizarse en grupos de resistencia para enfrentar monstruosas fuerzas de centenares de miles de soldados profesionales. Los judíos transformaron su país en una trampa mortal para los invasores, descargaron lluvias de flechas desde todos los cerros, todos los riscos y todos los árboles, pelearon en los desfiladeros y las quebradas con lanzas y cuchillos, en sangrientos encuentros cuerpo a cuerpo, y después de treinta años de incesantes batallas aprendieron, y enseñaron al enemigo a su costa, que es imposible arrancar a un pueblo de la tierra donde nació.”

Howard Fast murió el 13 de marzo del 2003 en su casa de Old Greenwich, Connecticut.