“Él murió defendiendo su lugar, no murió en una guerra que hizo alguien porque quería robarse un pedazo de tierra”
Roberto Hofman, padre de Alejandro, un soldado caído en defensa del Estado de Israel contó a los oyentes de Radio Jai su historia de vida y como recuerda a su hijo en Yom HaZikaron, día en que se conmemora a quienes fallecieron protegiendo al Estado judío y como víctimas del terrorismo.
“Nosotros hicimos aliá, llegamos a Israel en agosto del año 1986. Llegué acá con mi familia, con mis hijos.
Alejandro tenía ocho años, Bárbara, mi otra hija, tenía seis” explicó. Los cambios en sus vidas producto de la decisión de migrar no fueron simples: “Hay que tener en cuenta que cuando uno llega, como todas las cosas que uno programa, no todo lo que programamos es lo que sale […] Hay que ir acostumbrándose, tanto nosotros al país como el país a nosotros”
Hofman remarcó que a pesar de haber migrado hace treinta y seis años, su identidad como argentino permanece intacta: “Yo tengo una conciencia argentina también. Argentina me dió la vida, yo ahí nací.
Llegué a Israel cuando tenía 33 años, no era un chico”. Asimismo, su hijo Alejandro, sin importar que su llegada a Israel había sido mucho más tempranamente en su vida, mantuvo siempre una fuerte identificación con su país de origen: “Mi hijo toma una conciencia israelí al mismo tiempo que no deja de tener una conciencia argentina. Era igual de israelí que argentino, exactamente en la misma proporción”. En Argentina, según comenta su padre, tuvo sus inicios en el deporte: “Alejandro ya jugaba al tenis cuando estaba en Argentina, también el fútbol, fue un chico, un jóven y después un hombre que fue un deportista de por vida”.
Aquella facilidad para las actividades deportivas se mantuvo tras su llegada a Israel, donde también comenzó a jugar al básquet obteniendo increíbles resultados: “En 1992 ganó la copa del país”. “Alejandro era una persona que todo lo que se puso en el camino como meta lo logró, sin ninguna duda”, destacó el entrevistado.
Refiriéndose a los motivos por los cuales tomaron la decisión de hacer aliá, Roberto Hofman explicó que se debió a la confluencia de dos factores. Por un lado, subrayó la importancia del elemento político-económico: “La situación del país económicamente no era buena, recién comenzábamos con una democracia […] yo no pensé que la democracia iba a durar mucho”. Por otro lado, existió un componente de tipo ideológico sionista principalmente por parte de la esposa, quien “tenía lo que se llama la educación familiar de que algún día íbamos a vivir en Israel”. Sin embargo, aclaró que “Si bien es cierto que no fue exactamente el sionismo lo que me trajo a Israel, yo empecé a ser Sionista al 100% en Israel”, aquello, según explica, sucedió cuando pasó de “de trabajar en oficinas y negocios, y de todo lo que tenemos en una gran ciudad como es Buenos Aires, a ser una persona que trabaja en el campo y a querer la tierra”.
Por otra parte, se refirió a las circunstancias que llevaron al desgraciado fallecimiento de su primogénito:
“Mi hijo estuvo en el servicio militar un año, un mes y un día. Esta era la octava vez que tenía que entrar en el Líbano. Ya había entrado en varias minigueras y operaciones que hay que hacer porque el norte estuvo bajo francotiradores sirios y el Líbano por más de veinte años”.
“La noche anterior fue una noche que nevó en toda la zona […] Los militares pensaron en no llevar las tropas al Líbano porque había problemas para bajar los helicópteros. [Sin embargo], por la situación que estaban viviendo en el Líbano, que era bastante problemática con respecto al norte de Israel ,decidieron subir las tropas de igual manera a los helicópteros”.
“Desgraciadamente, por alguna razón que nadie se explica, los pilotos no se sentaron para ver cual es la forma con la que iban a ver si les faltaba o no le faltaba la luz [los helicópteros debían revisarse mutuamente para asegurarse que no tuviesen ninguna luz prendida que pudiera delatar su presencia], y cuando cada uno tomó lo que sabía para fijarse que el otro helicóptero no tenía las luces prendidas, […] con la cola del helicóptero, le pega a la hélice mayor, la hélice mayor se dispara y el helicóptero cae como una piedra”.
“73 soldados cayeron”.
Roberto Hofman explicó cómo entiende la muerte de su hijo: “Cada uno tiene un segundo para llegar a esta vida y un segundo para irse, y nadie sabe cual es el segundo”. Desarrolló que él cree que el segundo de muerte está fijado, por lo que lo importante es enorgullecerse de que “él murió defendiendo su lugar, no murió en una guerra que hizo alguien porque quería robarse un pedazo de tierra”.
Pocos minutos después de la entrevista, Roberto Hofman escribió:
De la muerte a la vida,
del recuerdo de lo destruido
en la guerra
a seguir construyendo
Am Israel jai.
Que la sangre no haya sido
en vano,
Seguimos luchando
por lo que es nuestro
por que la vida es importante
por que el pueblo está unido
y nadie nos echará de nuestra
tierra.
Les mando un abrazo
a todos los judíos del mundo.
Muchos han muerto
pero seguimos caminando
con la frente alta.
Redacción gentileza de Tomás Polakoff
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