La otra cara de Ucrania, 2da. Parte.
Por Luis Fuensalida
En la columna de hoy, desarrollaré la 2da. parte de lo que he titulado La otra cara de Ucrania, que como recordarán, el miércoles pasado abordé al Batallón Azov, para de cierta forma exhibir ese zócalo ultraderechista, xenófobo y neo nazi que esta presente en la realidad ucraniana, ahora intentaré mostrar que Ucrania es una democracia imperfecta, donde el verdadero poder político y económico esta en manos de una pequeña pero fuerte oligarquía, sus pingues negocios y de sus vínculos con organizaciones mafiosas vernáculas con ramificaciones internacionales.
Para poner en contexto, la mayor parte de los países de la Europa Oriental han carecido históricamente de la impronta del Liberalismo político, ya sea por más de medio Siglo de comunismo soviético o anteriormente por el Imperio Zarista, a lo que debemos sumar en lo económico, la imperfecta transición hacia una economía de mercado, y en particular en el caso ucraniano, con una estructura socioeconómica marcada por lo rural y la tradición, todo lo cual ha provocado un modelo donde se entremezcla lo tradicional con la modernidad, lo legal con lo ilegal, y esto, más allá de los problemas y las debilidades emergentes, ha dado lugar a la aparición de líderes carismáticos que se relacionan simbióticamente con un sector social específico, empresarios y terratenientes, casi un contemporáneo sistema feudal, y el resultado es una “democracia imperfecta o dirigida”.
Desde su independencia en 1991, Ucrania ha vivido esta traumática transición, del socialismo de estado al capitalismo, de la autocracia a un régimen seudo democrático que pretende satisfacer las demandas de la ciudadanía, incluido los grupos mafiosos, y en este escenario, el eslabón fundamental lo constituyen los oligarcas, quienes de empresarios fueron ganando relevantes roles políticos, hasta el punto en que no se distingue un límite entre lo económico y lo político, conformando así un fuerte entramado estatal, donde la corrupción se ha vuelto endémica.
Es así, que este grupo empresarial accedió a la compra de empresa estatales a precios viles, incluso aunque algunas de ellas fueran adquiridas en condiciones casi ruinosas, pero de este modo se fue tejiendo el tráfico de influencias, lográndose la adjudicación de empresas del sector público en licitaciones manipuladas o con contratos bastante arbitrarios, que crearon la alianza entre el nuevo poder político pos soviético y una incipiente clase empresarial, que iba de esa manera fortificando y agrandando su poder.
Algunos ejemplos de estos personajes, son los siguientes: Pavlo Lazarenko, quién fuera 1er. ministro entre 1996 y 1997, fue detenido en 1998 acusado de lavado de activos y la sustracción de u$s 200 millones del erario público, el nombrado huyó a los EE.UU., donde fue nuevamente detenido bajo los cargos de fraude y corrupción, otro caso es el Julia Timoshenko, 1ra. ministra en el 2005 y luego entre el 2007 y 2010, en ambas oportunidades bajo la presidencia del pro occidental Víctor Yushenko, promotor en el 2005 de la Revolución Naranja, en cuanto a la distinguida dama, ya desde 1991 tenía un rol relevante en el sector económico más importante, el del gas natural, y fundó junto a su esposo la Corporación de Gas Ucrania destinada a la venta de dicho combustible a emprendimientos de explotación agrícola, acabando por monopolizar la importación del gas ruso, lo que posibilitó a la llamada “Princesa del Gas”, en 1999, ser nombrada ministra de Energía, mientras que su marido quedó a cargo de la poderosa empresa, y tejió una red de influencias y corruptelas.
Ya en el poder el presidente pro ruso Víktor Yanukovich, si bien éste no era un empresario devenido en oligarca, su poder se apuntalaba en dos oligarcas, Rinat Ajmetov y Dmytro Firtash, que se relacionaban con el mandatario a través del partido De las Regiones, uno de los grandes partidos políticos ucranianos, con fuerte presencia en el oriente del país, en su mayoría ruso parlantes y rusos étnicamente también, y dicho sea, antes del actual conflicto con Rusia, esa zona es la más desarrollada económicamente, en especial en los sectores de la minería e industria. De esta sociedad político económica, los empresarios ganaban peso en el gobierno central, en Kiev, y Yanukovich se aseguraba un importante caudal de votos que los “nuevos señores feudales” le posibilitaban del Sur y Este de Ucrania.
El primero, Ajmetov, ha recibido el apelativo del “Señor del Donbas”, un poderoso empresario de Donetsk en los sectores de la metalurgia, la minería y luego en el inmobiliario, que ya en la década de los 90 se relacionó con el Crimen Organizado, también compró el club de fútbol Shakhtar Donetsk, adquirió el periódico Segodnya y la empresa audiovisual Media Group Ukraine, los que utilizó como instrumento para malear la opinión pública, alcanzando su patrimonio a unos u$s13.000 millones, sin olvidar que fue miembro del parlamento por el Partido de las Regiones
El segundo, Firtash, ha estado más relacionado con el Crimen Organizado, y se volcó al sector del gas, tanto como intermediario en la importación desde Turkmenistán como también, tras dudosas fusiones y compras de empresas, creó una de las más importantes de gas asociada con la rusa estatal Gazprom, que durante el gobierno de Yushenko, cuando la “Princesa del Gas” Julia Timoshenko era ministra de energía, mantuvo una lucha por el monopolio del gas, triunfando la dama primero, pero con la llegada al poder Yanukovich, la cosa se dio vuelta, y Firtash se convirtió en el único importador, sin embargo, ambos “garantes” del poder del presidente pro ruso, tras los episodios en la Plaza de la Independencia, le retiraron sus respaldo, Ajmetov que desde sus medios apoyaba el gobierno, pasó a un mensaje de consenso y moderado, mientras que Firtash pasó a apoyar al pro europeísta Vitaly Klichko, y lo mismo hicieron otros oligarcas que tejieron las alianzas y acuerdos en el Parlamento para que se votara la destitución de Yanukovich, incluso, la mayoría de los 80 diputados del Partido de las Regiones que estaban en la nómina de Ajmetov y Firtash, lo que se tradujo en que más de los 2/3 de la Rada Suprema, aprobó la moción de censura, incluso la transición al sistema constitucional del 2004, lo que demuestra que el poder en Ucrania está en manos de los oligarcas.
El siguiente presidente, el pro europeo Petro Poroshenko, ha recibido el apodo del “Rey del Chocolate”, por haber iniciado su cuantiosa fortuna en el sector de la confitería, pero luego se fortaleció a un más al incursionar en el automotriz y los medios audiovisuales, lo que lo ha convertido en uno de los hombres más rico de Ucrania.
Durante su presidencia, Poroshenko nombró a dos poderosos oligarcas como gobernadores de las regiones de Dnipepropetrovsk y Donetsk, en la primera a Igor Kolomoiski y en la segundo y más problemática, pues ya había estallado el conflicto separatista, a Sergei Taruta, con respecto al primero cuyo patrimonio proviene de la empresa mixta Ukrtransnafta y con un ejército privado de 20.000 efectivos, su relación con el gobierno duró poco debido a que Poroshenko sustituyó a parte de la cúpula de la empresa, y tras idas y venidas, fue destituido del cargo. Por otro lado, los ya nombrados Ajmetov y Firtash, también sufrieron contratiempos, el primero decidió irse a vivir a su mansión en Londres de €150 millones y el segundo fue detenido por el FBI por tráfico de influencias, lavado de activos y organización criminal, en cuanto a otros oligarcas menos poderosos que han abandonado Ucrania son, Victor Pinchuk y Sergei Kurchenko, este último muy cercano a Yanukovich y comprometido en el conflicto del Donbas.
Si bien, el nepotismo y la corrupción había aumentado durante la presidencia de Yanukovich, esta situación prosiguió y con la independencia de facto de las regiones de Donetsk y Lugansk primero, pues no sólo se sustentaban con el apoyo de Rusia, sino de ese entramado entre políticos, empresarios y el crimen organizado, y con el conflicto armado actual, las cosas han quizás empeorado por los enormes intereses que todos los oligarcas, de uno y de otro bando que tienen en esas regiones, y es por esto, que Ucrania daba una imagen de haber avanzado en pos de conformar un modelo político, económico y social, pero la realidad subyacente hasta el estallido de la guerra, es un Estado cuyo poder aún está en una estructura tejida por los oligarcas, tal como lo declara y reconoce el empresario y diputado Musa Magomedov, cuando dice, “…sino fuera por los oligarcas ucranianos, Rusia ya habría invadido todo el país hace tiempo…”.
Con la llegada a la presidencia en el 2019 de Volodomir Zelensky, por el partido político Servidor del Pueblo, cuyo nombre deviene de una serie televisiva que él mismo protagonizaba como un profesor de Historia que llega a ser presidente denunciando la corrupción, su campaña abogó por la transparencia, contra el empobrecimiento y por revertir los fracasos de su antecesor, el ya nombrado Rey del Chocolate, Porochenko, en cuanto al conflicto con los pro rusos del Donbas, y también entre sus ejes programáticos estaba acelerar el ingreso de Ucrania a la U.E. y a la OTAN.
En el 2020 firmó un acuerdo Stand by con el FMI por u$s5.000 millones, acordando con aquella entidad financiera internacional y con la U.E., iniciar una política de “desoligarquización”, aunque esto implicaba barrer con los empresarios que se enriquecieron con el remate del patrimonio público, en particular con aquellos oligarcas relacionados con Moscú, pero no así con los que están en el otro bando, tal como el ya nombrado Igor Kolomoisky, uno de los diez más ricos ucranianos, y que financió la campaña de Zelensky, pues la realidad es, que resulta inviable una política sin el financiamiento de estos “modernos señores feudales”, para quienes junto a capitales extranjeros ha facilitado el poder acceder a la compra de tierras a gran escala, algo que se materializó en una ley aprobada por el Parlamento a inicios de este año 2022, en una palabra, gatopardismo puro, proclamar un cambio para que nada cambie.
Ahora bien, desde antes de su independencia, cuando Ucrania aún era parte de la ex URSS, la mafia ucraniana era una pieza más en la estructura del Crimen Organizado, tal como la mafiya rusa, la mafia georgiana, la mafia chechena, la mafia armenia y la mafia azerbaijana, pero luego de 1991, los grupos criminales ucranianos son en su mayoría empresas que operan independientes con conexiones internacionales, e involucradas en distintas actividades ilegales, tal como, la extorsión, trata de personas y prostitución, blanqueo de activos y fraude, tráfico de armas, el juego y en un negocio lícito del que Ucrania es el epicentro mundial, la venta de bebés concebidos sea por subrogación de vientre o por adopción.
Es así, que las empresas detrás de esta actividad han multiplicado sus patrimonios sustancialmente, a un promedio de entre €40 mil y €60 mil por pareja, y tomemos por ejemplo la empresa Biotex Com que durante el 2020 gestionó más de 500 nacimientos. Pero detrás, hay una triste realidad, la pobreza, que venía creciendo antes del actual conflicto con Rusia, y que hizo crecer el número de madres de alquiler como forma de apalear esa pobreza, madres y bebés que no están amparados, por que Ucrania carece de legislación regulatoria, aunque la actividad comercial de gestación por sustitución y/o donación de óvulos es legal, es decir, definitivamente es un negocio muy lucrativo para los empresarios, tan sombrío como rentable para que sea un objetivo de la mafia ucraniana, que por supuesto maneja lo vinculado a la venta de bebés de madres solteras, un mercado que ha crecido por la demanda de parejas que no desean esperar el tiempo de gestación o no poseen el dinero suficiente, pues en este mercado negro de bebés se paga menos del 50% de los valores antes señalados, y del que la madre recibirá unos miles de euros, que en muchos casos equivalen a meses de trabajo, por el caso, tomemos que una cajera en un supermercado cobra €150 al mes.
Es por todo esto, que Ucrania es acusada como la tienda o la granja de bebés o el paraíso de vientres en alquiler low cost, ya que en la mayoría de los países miembros de la U.E. esa actividad es ilegal, algo que ha llevado al comisionado para los DD. Del Niño en Ucrania, Mykola Kuleba a pedir que se declare su ilegalidad, teniendo en cuenta que hasta antes de la invasión rusa en febrero ppdo., se estima entre 3.000 y 3.500 nacimientos por año dentro de este circuito, pero los significativos intereses económicos que están detrás, han impedido que la propuesta prospere, intereses en que empresarios, políticos y de organizaciones criminales son los principales beneficiarios, además, la mafia ucraniana no desaprovecha la guerra y se vale de sus vínculos con otras organizaciones criminales europeas, pero también de los EE.UU. e Israel, para captar mujeres y niños que forman parte de la ola migratoria producto del conflicto, unas 3 millones de personas, como objetivo de explotación sexual, laboral o tráfico de órganos.
Finalizando mi columna de hoy y el tema que empezara el miércoles pasado, que ha apuntado a ver la otra cara de Ucrania, la de una democracia imperfecta, donde el poder real está vinculado a una oligarquía vernácula, donde lo político y lo económico sufren un relación simbiótica y de la que no está exento el Crimen Organizado, tanto a través de actividades ilegales como detrás de legales como ser el sector inmobiliario y de la construcción y las señaladas empresas de subrogación de vientres, en fin, de una Ucrania que no es la Cenicienta, con un presidente que tanto nombra Héroe Nacional al Comandante del Batallón Azov, de declarada ideología ultranacionalista y donde al menos el 20% de sus integrantes reconocen ser neonazis, y que también ha llegado al poder con el financiamiento de un sector de la oligarquía y que recientemente ha proscripto a partidos de izquierda, como los partidos, Socialista Ucraniano, Unión de Fuerzas de Izquierda y otros con menor representación, pero suman 43 diputados en el parlamento, y aclaro nuevamente, que no justifico bajo ningún modo la invasión ordenada por un autócrata como Putin a Ucrania, un país soberano si, pero también repito, no es la cenicienta que nos quieren vender los medios occidentales con un discurso “políticamente correcto”, en el contexto de una guerra que durará tanto como Moscú se mantenga en su objetivo de anexar el oriente y sur ucraniano, y como los EE.UU. y la OTAN sigan proveyendo armas al gobierno de Kiev, en lo que califico de un Conflicto Subsidiado, por eso la frase es, “…cuidado que todo lo que brilla no es oro…”.
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