La hipocresía de la Nakba

Una bandera israelí flamea, entre gritos e insultos que no logran atenuar el contraste que se genera entre las docenas de banderas palestinas y alaridos con aroma a pasado. El lema “desde el río hasta el mar”, revive las intactas intenciones de “lanzar a los judíos al mar” y cinco países árabes intentando aniquilar al naciente Estado Judío. El fantasma de la “Nakba” palestina, no desaparece, ni esconde su esencia.

Al Israel ser un Estado democrático, cada ciudadano tiene el derecho de manifestarse libremente, siempre y cuando, no sea de manera violenta ni se apoye a organizaciones o, a ideales violentos y/o terroristas. Los manifestantes residen, estudian y gozan de los derechos de cualquier ciudadano israelí, sin discriminar su religión u origen.

No obstante, constantemente reina la pregunta: “¿Por qué el único Estado judío, el cual reconoce todas las culturas, incluyendo la existencia de un gobierno palestino, la OLP, tiene que constantemente lidiar con banderas y cánticos que buscan la desaparición del Estado con el objetivo de que toda la tierra les pertenezca?”

Siendo la Nakba el motivo de dicha manifestación, podemos asegurar que todos los cánticos, flameos e insultos, no cooperan ni proponen una solución para el conflicto. Es, por consiguiente, que consideramos una injusticia las manifestaciones ya que no solo Israel es un país multicultural y democrático, sino que también beneficia a los mismos manifestantes con becas para sus estudios y de esa manera crear una sociedad más justa.

En definitiva, más allá de que haya árabes que nunca acepten la idea de que el Estado judío es una realidad hace ya 74 años, ellos jamás dejarán de tener los beneficios que les brinda el mismo Estado al cuál ellos se oponen y exigen su desaparición.

Florencia Zalovich, Betar, Uruguay Alan Bancic, Hanoar Hatzioni, Uruguay Nicolas Alberro, Hanoar Hatzioni, Uruguay Matias Kunin, Hanoar Hatzioni, Uruguay

Janijim Majón leMadrijei Jul, Jerusalem