El nacionalismo catalán contra Israel
La resolución sobre Israel aprobada por el Parlamento de Cataluña exhibe los rasgos inconfundibles del antisemitismo. Algo que no puede sorprender viniendo de grupos que han manifestado reiteradamente su simpatía por organizaciones calificadas como terroristas.
Queda clara la posición del independentismo (ERC, CUP) y de sus aliados (PSC-PODEMOS). Si alguna vez existió un catalanismo cercano a Israel, es evidente que ya no juega ningún papel. Su reiterado y sostenido voto a favor de histriónicos puntos contra Israel, también en esta resolución, confirma la regla.
El texto aprobado lleva el implícito sello de Amnistía Internacional y reproduce con triste fidelidad viejos clichés antisemitas. Es una ignominia acusar de “apartheid” a una nación dotada de una sociedad plural y diversa, de un sistema garantista que constituye la única democracia de Oriente Medio.
No es nueva la obsesión antisemita en el secesionismo catalán. Sus representantes vienen impulsando en Europa el hostigamiento a Israel y a los judíos valiéndose del último instrumento de judeofobia: el movimiento BDS. Ha sido en Cataluña y en el área que sufre el pancatalanismo, como la Comunidad Valenciana, donde el boicot a los judíos, disfrazado de “solidaridad con Palestina”, ha encontrado mayor resonancia institucional. Sus resoluciones antisemitas sí merecerían la etiqueta del apartheid. Por fortuna, todo lo aprobado en esa dirección ha sido condenado, sin excepción, por la Justicia. Por otra parte, no es nuevo para el separatismo tratar de eludir el marco legal que permite la convivencia.
Aunque resulte evidente, conviene recordar que el Parlament carece de competencias en esta materia. Pero, de nuevo, ¿qué esperar de una cámara autonómica que derogó la Constitución Española en su territorio, que aprueba normas dirigidas directamente a desobedecer sentencias judiciales firmes, que promueve la persecución idiomática, laboral, social? En la misma línea cabe incluir su delirante pretensión de ilegalizar la existencia de Israel. Hace muchos años que lo sabemos, pero ha llegado la hora de decírselo con claridad a los que aún albergan dudas: no se puede ser secesionista y proisraelí. Esto sería una mera muestra más del sesgo antisemita si no se tratara de la resolución de un Parlamento. Si no viniera de los mismos grupos que sostienen al Gobierno de España o forman parte de él. Es un verdadero peligro que los benefactores del terrorismo tengan las riendas de nuestra política exterior.
¿Cómo se conjuga esto con el reconocimiento a Israel por parte de la UE como aliado estratégico clave de cara a nuestra independencia y seguridad energética? ¿Cómo se compagina tal posición con el fomento del boicot a Israel, con la financiación de grupos terroristas, con el hostigamiento permanente?
Los partidos que han suscrito íntegramente la resolución son los partidos que forman la mayoría parlamentaria que sostiene al gobierno de Sánchez. Por tanto, el Presidente Sánchez debe desautorizar la resolución, desmarcarse de la infecta cultura del odio que la alienta. Pero para cumplir con tal imperativo moral no solo deberá marcar distancias con sus socios de gobierno, sino también con su propio partido.
Fuente: ACOM Acción y Comunicación sobre Oriente Medio
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