Las cumbres del G7 y la OTAN

Por Ricardo López Göttig

Esta semana se celebran dos reuniones cumbre: la del G7, que reúne a los siete países democráticos de mayor peso económico, y ya el martes y miércoles están convocados los miembros de la OTAN, en Madrid. El G7 nació en tiempos de la guerra fría como un mecanismo informal para coordinar a los países más industrializados del bloque occidental, incluyendo a Japón, y que luego se convirtió en el G8 al sumar a la Rusia post-soviética. Pero el G8 volvió a los siete originales a partir del 2014, como respuesta a la anexión rusa de la península de Crimea, por lo que Ucrania está en la agenda internacional desde hace ya ocho años.

Sabemos que los gobiernos que componen el G7 han decidido poner freno a las importaciones de oro procedentes de Rusia, uno de las principales fuentes de ingreso de esa economía, así como buscan poner un precio límite al petróleo que aún le compran. Simbólico ha sido el hecho de que Rusia entrara en default en estos días, no por falta de voluntad de pago de su deuda, sino porque no hay ventanilla disponible para cobrarle, en el marco de las sanciones establecidas por la invasión a Ucrania desde fines de febrero de este año.

La cumbre de Madrid, en la que participarán no sólo los miembros, sino también los aspirantes como Finlandia y Suecia, así como representantes de Marruecos, Mauritania, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y Jordania, buscará redefinir su rivalidad geopolítica y militar frente a Rusia. En la cumbre de Lisboa, de 2010, se consideró a Rusia como un “socio estratégico” de la alianza atlántica, con lo que se pone en evidencia la dinámica cambiante de las relaciones internacionales en esta posguerra fría –¿o segunda guerra fría?-. Será el escenario en el cual se podrá discutir, cara a cara, el veto que anticipó el gobierno de Erdogan, de Turquía, a sumar a Suecia y Finlandia a la OTAN; así como también seguir poniendo atención a las amenazas procedentes del Sahel, en donde el jihadismo sigue actuando, envalentonado por el repliegue de Estados Unidos de Afganistán.

Mientras tanto, la guerra sigue caliente en el este de Ucrania, en el Donbás, y algunos misiles rusos cayeron sobre Kiev y Jarkiv, aun cuando ya no serían objetivos de guerra. La coincidencia con la cumbre del G7 en Alemania es, pues, más que sugerente, como señal del Kremlin de que persistirá en anexar las regiones conquistadas.