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Los ojos del mundo en Europa Oriental

Ricardo López Göttig

El este de Europa se ha vuelto un escenario turbulento y conflictivo en 2022, no sólo por la invasión rusa a Ucrania desde febrero, sino también por las ramificaciones de este conflicto bélico y cómo está despertando tensiones que, hasta ahora, permanecían dormidas. Desde Radio Jai hemos venido advirtiendo desde mucho antes de la guerra cómo se están desenvolviendo esas fuerzas, no sólo en Ucrania, Rusia y Bielorrusia, sino también en la península balcánica.

En estos días se ha intensificado esta situación preocupante en distintos escenarios, todos ellos concatenados. Si bien ha logrado salir una primera embarcación desde Odesa, en el Mar Negro, con toneladas de granos hacia El Líbano tras meses de negociaciones, este flujo se puede detener en cualquier instante, lo que provocaría una crisis alimentaria en Medio Oriente y África. Mientras salen cereales, también el presidente Zelensky ha recomendado a sus compatriotas ucranianos en el este del país, que se trasladen hacia el centro u oeste, señal de que es inminente una contraofensiva. El ejército ucraniano ha ido recobrando el control de algunas partes al norte de la región de Jersón, en donde se ubica un puerto homónimo a orillas del Dniéper, al que el primer mandatario ucraniano ha señalado como objetivo en septiembre. Este despliegue de la contraofensiva se debe a que están arribando armas de mayor precisión y alcance al ejército ucraniano, como los misiles HIMARS, además de advertirse los resultados del entrenamiento que están recibiendo oficiales y soldados en Alemania, Rumania y Polonia.

En las regiones invadidas se está preparando una serie de plebiscitos que pretenden legitimar la ocupación rusa, fijándose la fecha para el 11 de septiembre de este año. Esa medida política y simbólica que busca anexar esos territorios a Rusia, también tiene repercusión militar: el régimen de Putin argüirá que se está atacando a suelo patrio, ya no una “república popular” ficticia, por lo que la amenaza de represalias a gran escala cobraría otra dimensión. Más allá de que no habrá reconocimiento internacional a estos plebiscitos orquestados –salvo por parte de sus aliados, las autocracias como Irán o Bielorrusia-, el Kremlin busca tener una razón jurídica para amenazar con la escalada bélica. Asimismo, hay reportes sobre una rusificación intensa de la población bajo su control, ya sea en los medios de comunicación, el cambio de la moneda circulante y los castigos establecidos hacia quienes se resisten. Se busca el acostumbramiento tras el cansancio y la opresión, así como la expulsión o la eliminación física de quienes se mantengan firmes ante la invasión.

A esto, debemos añadir cómo la guerra está despertando una situación irresuelta en los Balcanes, en la ex Yugoslavia, entre Serbia y Kosovo. Fue precisamente en Kosovo, en los años noventa, en donde se encendió el chispazo que provocó la guerra de Yugoslavia, cuando el gobierno serbio canceló la autonomía de la región de Kosovo. Si bien Kosovo declaró su independencia unilateral en 2008, esta es desconocida por los sucesivos gobiernos serbios desde entonces, incluyendo a Rusia y la República Popular China, así como algunos miembros de la Unión Europea y la OTAN. Lo que parecería ser un asunto baladí, como es la obligatoriedad de las licencias de conducir y de documentación kosovar, en detrimento de la serbia, esto ha provocado la rebelión interna de los serbios en Kosovo –aproximadamente un 5% del total, pero fuertemente concentrados en la frontera norte-, así como advertencias desde el gobierno en Belgrado. Serbia es un aliado de Rusia en la península balcánica, que ha venido participando en los ejercicios militares conocidos como “Hermandad Eslava”, que se han desplegado en Bielorrusia. Es otro escenario en el que Rusia y la OTAN se enfrentan.

Y a esto cabe agregar que Gazprom, la empresa rusa proveedora de gas, ha cerrado el grifo hacia Letonia, tal como ya lo hizo con Polonia. Una señal hacia la República Federal Alemana de que, en cualquier instante, puede cerrar el gasoducto Nord Stream II, lo que generaría una crisis energética para la principal economía de la Unión Europea.

Lejos de mirar el desenlace de esta guerra, probablemente todavía estemos viendo los inicios. Además de los recursos con los que se pueda contar, gran parte del resultado final será por la fortaleza moral de cada una de las partes.

 

Ricardo López Göttig.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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