Clase abierta de la Orquesta de AMIA en agradecimiento a la familia Fiedotin

Con gran emoción y expresiones de enorme gratitud, los alumnos de la “Orquesta Infantil y Juvenil Arnoldo Fiedotin- AMIA” dedicaron, el miércoles 12 de octubre, una Clase Abierta a Rosi Fiedotin, quien desde los inicios es la donante de este importante proyecto de integración y formación musical que desde hace diez años la institución lleva adelante.

La actividad, que fue coordinada por el área de Infancia de la entidad, se realizó en la sede de Uriburu 650, donde los integrantes de la orquesta interpretaron diferentes fragmentos de obras y piezas musicales en agradecimiento al permanente apoyo recibido.

Para honrar la memoria de quien fuera un ejemplo de filantropía y solidaridad, la Orquesta de AMIA lleva el nombre del doctor Arnoldo Fiedotin, un apasionado por la música y por la formación cultural. Gracias a la contribución de su familia, los alumnos cuentan con una gran variedad de instrumentos que les permiten realizar y avanzar en las prácticas y las clases que toman dos veces por semana en la institución.

Antes del comienzo de la Clase Abierta, la coordinadora del área de Infancia de AMIA, Ximena Mizrahi agradeció el apoyo de los  docentes y voluntarios que acompañan a los alumnos en su formación musical. “Nuestro propósito es que con este proyecto podamos seguir honrando el legado de Arnoldo Fiedotin”, expresó.

Con la presencia de familiares de los alumnos y con  Nicolás Radicci como director a cargo, el encuentro contó con varios momentos especiales. Entre ellos, un video que repasó los hitos más importantes de la orquesta a lo largo de sus diez años de vida, y cuando los participantes del proyecto manifestaron el especial significado que tiene para ellos ser parte de esta iniciativa.

“Me acerqué con mucha timidez y me encontré con un ambiente hermoso”. “La orquesta me permitió crecer en la música”. “Me siento bien estando acá. Estoy muy agradecido por participar”. “Es como un segundo hogar para mí”. Éstas fueron algunas de las cálidas palabras que los alumnos compartieron en la clase abierta.

También los familiares tuvieron expresiones de agradecimiento hacia la familia Fiedotin y hacia la institución. “Estamos muy felices por su apoyo incondicional, por este gesto tan noble para todos los niños”, dijo en el encuentro la abuela de una de las participantes. “Venimos desde Guernica y siempre nos han recibido muy amablemente”, agregó emocionada.

A su turno, Rosi Fiedotin se dirigió a los integrantes de la orquesta y reconoció la dedicación y la perseverancia de todos. “Ustedes trabajan todos los días para mantener y mejorar el nivel. La música es parte integral de nuestras vidas. Me da mucho placer ver todas estas caras jóvenes dedicadas a este proyecto”, destacó la donante.

Integrar a través de la música

Antes de la clase abierta, Rosi Fiedotin, acompañada por su hija Diana, compartió una reunión con directivos de AMIA, en la que le manifestaron su reconocimiento por su altruismo y su gran apoyo a este proyecto que nació para promover la inclusión social de niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad y contribuir a su integración a través de la música.

Del encuentro participaron el director ejecutivo de la entidad, Daniel Pomerantz; la directora del departamento de Programas Sociales, Fanny Kohon; el secretario de Programas Sociales, Gabriel Gutesman; la directora de Desarrollo Institucional, Mariana Salem, y la coordinadora del área de Infancia, Ximena Mizrahi.

La “Orquesta Infantil y Juvenil Arnoldo Fiedotin  – AMIA” forma parte de los programas sociales que la entidad lleva adelante para garantizar los derechos esenciales a la población más vulnerable. En este caso, a través de la música y mediante el hecho de aprender a ejecutar distintos instrumentos, se promueve la integración, el valor de la convivencia y la importancia de compartir. El proyecto educativo cuenta con el apoyo de los programas de Mecenazgo del Ministerio de Cultura y Fortalecimiento de la Sociedad Civil del gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Del proyecto participan más de 50 niños y adolescentes de diferentes procedencias, nacionalidades y credos.