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Un análisis de lo que nos ha dejado el 20ª Congreso Nacional del Partido Comunista Chino

Radio Jai - Profesor Luis Fuensalida

El pasado 23 del actual, se dio por finalizado el 20ª. Congreso Nacional del Partido Comunista Chino, ratificando el liderazgo del presidente Xi Jinping, sin embargo, justamente hace un mes, las aguas bajaban turbias y no precisamente en el Yang Tse, los rumores de un Golpe de Estado circulaban por las redes, en particular aquellas alineadas con Washington, versiones de un complot pergeñado desde dentro del Partido por el supuesto descontento que se le renovara un tercer mandato a Xi.

Una de las versiones que circularon con más fuerza sostenía que el complot había sido organizado por un sector del Ejercito Popular de Liberación que responde al general Li Qiaoming, a cargo de la región norte, una de las cinco en que se distribuye el poder militar, una versión que se robustecía con el ausentismo de Xi al Seminario sobre Defensa Nacional y Reforma Militar, y al que también faltó el canciller Wang Yi, es más se rumoreaba que el presidente había sido detenido, sin embargo, ni estaba detenido y su ausencia al seminario se debió a su viaje a la reunión de la Organización de Cooperación de Shangai, en Uzbekistán, y respecto al responsable de la política exterior china, había viajado a New York para asistir a la Asamblea General de la ONU.

En una palabra, las versiones que circularon en las cuentas vinculadas a fuerzas opositoras chinas y/o a Occidente, sostenían que el supuesto golpe había sido planificado por sectores militares y altos miembros  del Partido disconformes con la férrea política interna del presidente Xi, que justo para esos días, el Tribunal Popular de Changchun, había condenado a pena capital al ex – viceministro de Seguridad Pública, Sun Lijun, quién más allá de la acusación de corrupción, era sindicado como líder un sector del interior del Comité Central que se oponía a Xi Jinping, y que sumó la detención de cinco jefes de Policía con vínculos con Lijun, lo que constituyó la mayor purga en el aparato de Seguridad de China, todo un mensaje a pocas semanas del ahora concluido Congreso Nacional.

Por eso lo ocurrido con el ex presidente Hu Jintao, momentos antes que los 2.300 delegados del PCCH votaran por unanimidad la continuidad de Xi Jinping como Secretario Gral., e incluir su visión filosófica, política, económica y social,  en los estatutos del Partido, puede leerse como una ratificación del poder del presidente chino, toda una imagen simbólica, retirar prácticamente por la fuerza, a quién no sólo gobernó los destinos del país entre el 2003 y 2013, sino que representa la última generación de los predecesores de Xi, el último en ejercer sus funciones de acuerdo a la Constitución de 1982, que preveía una sola reelección, algo que quedó reformado en el 2018 con la reelección indefinida, y que evidentemente el presidente Xi está dispuesto a llevar a cabo, la institucionalización del Culto a la Personalidad, la misma que practicó e hizo respetar Mao, por eso no extrañó que el nombre de Hu Jintao fuera censurado en red social Weibo.

Ahora bien, confirmado como Secretario General del PCCH, antesala de su reelección para el 2023 de Xi Jimping como líder del régimen autocrático, lo que se ha definido es la ruta que seguirá la 2da. economía mundial, en los próximos cinco años, que deberá superar uno de los índices de crecimiento económico trimestral más flojo desde el 2020, como consecuencia de las restricciones por el Covid y la crisis inmobiliaria, que se traduce en el 2,5% de crecimiento interanual del PBI, julio-septiembre, lo que prevé que difícilmente se cumpla el 5,5% de crecimiento económico para este año, y que según el FMI, estima que llegue al 4,4% para el 2023.

Veamos, la política “Cero Covid”, aplicada en el gigante asiático ha provocado efectos contrarios a medidas sanitarias empleadas en las otras grandes economías, como ser, cierre repentino de empresas y centros fabriles, la penalización y limitación de desplazamientos y actividades, que repercuten negativamente en el consumo, y a esto hay que sumar las medidas tomadas por Beijing contra el excesivo endeudamiento en el sector inmobiliario, uno de los motores del crecimiento chino, que representa casi un cuarto de la riqueza china, y si bien, se han digamos “enderezados” algunos indicadores, después de décadas de crecimiento en base a las inversiones y exportaciones, China ahora quiere ser una verdadera economía moderna, con mayor valor agregado centrado en las tecnologías de punta y el consumo, un punto crucial que determina el aumento del poder adquisitivo de la población y fundamenta el reconocimiento de legitimidad de las políticas del partido.

Sin embargo, en el discurso de Xi Jinping en el cierre del 20º Congreso Nacional, llevado a cabo en el Gran Salón del Pueblo, en Beijing, lanzó la promesa de duplicar el tamaño de la economía china para el 2035, teniendo como base de comparación los niveles del 2020, lo que implica duplicar el PBI y el ingreso per capita a una tasa anual de aproximadamente algo más del 4,5% anual, un objetivo que parece difícil de cumplir, teniendo en cuenta factores tales como el envejecimiento de la población, las tensiones cada vez más graves con los EE.UU., y las ya mencionadas coercitivas medidas sanitarias y la baja en el sector inmobiliario.

No obstante, a corto plazo, es decir del presente al 2026, China como India, los dos principales mercados emergentes achicaran la brecha con los EE.UU., que a diferencia del gigante asiático, seguirá siendo la primera economía mundial en base al consumo privado, un mercado laboral flexible, una política fiscal positiva y un incremento en la producción energética, sin embargo, si tomamos el bloque de los BRICs, el peso económico de este será casi un 15%  mayor que el estadounidense, y en el caso particular de China, se consolida como la 2ª potencia global, pero con una tendencia a una desaceleración a medio y largo plazo, por los factores ya mencionados, agregando las posibles ineficaces políticas económicas derivadas de apostar a la autosuficiencia.

Pero más allá de lo económico, en su discurso, el presidente Xi Jimping dejó bien claro que busca la construcción de un nuevo orden mundial, criticando duramente a Occidente y en particular a los EE.UU., ratificando las medidas coercitivas tomadas respecto a Hong Kong, la irredenta visión de reunificación de la llamada “provincia rebelde”, Taiwán, y el incremento de una política exterior agresiva que se expresa en la llamada “diplomacia de los lobos”, un tema muy interesante que desarrollaré en próximas columnas.

Lo cierto es que en los últimos 10 años, China se ha consolidado como la 2ª. potencia mundial, duplicó el PBI per capita llegando a los u$s 12.500 y su economía pasó de 8,5 a 18 trillones de dólares, un decenio de gobernanza de Xi Jinping, y que coloca en segundo plano el preguntarse, ¿el resultado es el producto de las reformas económicas implementadas hace 25 años o de la personalidad y fuerza del líder?, lo cierto que en la visión del presidente Xi Jinping, ha llegado el momento que China dirija una reforma del sistema de gobernanza global, el objetivo es cambiar las reglas de juego, esos principios básicos que Occidente denomina “Valores Universales”.

En estos diez años de presidencia de Xi Jinping, China en el seno de la ONU siempre se ha mostrado remisa a  las intervenciones de las potencias occidentales bajo el pretexto de violaciones de DD.HH., Genocidios, Limpieza Étnica, Crímenes de Lesa Humanidad o de Guerra, pues desde la óptica china no hay un consenso entre las cinco grandes potencias en como definir una emergencia humanitaria y por lo tanto se convierte en un Principio Vacío, no en vano Beijing rechaza las denuncias sobre las políticas discriminatorias aplicadas a los uigures y otras minorías musulmanas en la región de Xinjiang, por eso China y por ende la visión del presidente Xi, quiere un Orden Mundial basado en el respeto a las soberanías nacionales, que se respeten los intereses nacionales chinos, como ser el derecho a la reunificación nacional y el derecho a dirigir sus propios asuntos internos.

Sin embargo, la continuidad de Xi Jinping y una reorganización del equipo de política económica, hicieron que las acciones chinas en Wall Street cayeran un 40%, alguna un poco más, como Huadi en un 44%, mientras que la conocida Alibaba sufrió la merma más chica, con un 12,5%, y el Índice Hang Seng, el indicador bursátil de la bolsa de Hong Kong, cayó un 6,4%, la mayor caída en un día desde la crisis financiera del 2009 y en cuanto a la moneda china, el Yuan sufrió una devaluación del 0,7% en relación al Dólar estadounidense, todo lo cual es una clara manifestación de preocupación de los inversores, que se vio reflejado en el retiro de aproximadamente unos u$s. 2.500 millones de inversiones extranjeras, que según analistas financieros de Goldman Sachs, refleja la preocupación de los inversores  debido a la ausencia de reconocidos economistas reformistas entre los siete miembros del nuevo Comité Permanente del PCCH y por la posición expresada por Xi Jinping durante el Congreso Nacional, de no ofrecer estímulos que apuntalen al mercado inmobiliario, y su visión de darle un mayor rol a las empresas estatales, lo que viene a la memoria aquella frase del presidente Bill Clinton, “…es la economía estúpido…”.

Finalizando la columna, el acontecimiento inédito que nos deja el 20ª Congreso Nacional del PCCH, en la China pos Mao, es el tercer mandato de Xi Jinping, la consumación de la reelección indefinida, y por ende el final de un equilibrio que dentro del Comité Central se daba de manera tripartita, por un lado el Clan Shangai liderado por el ex presidente Jiang Zemin, por el otro, el Grupo de Tecnócratas y Jóvenes, cuyo líder es el antecesor de Xi, Hu Jintao, con su visión de una sociedad armoniosa en el plano interno y un desarrollo pacífico en el externo, y el tercero, el del actual presidente, que se define en los 14 puntos presentados en el 2014 bajo el título “Xi Jimping, la gobernación y administración de China”, de perfil centralista y autoritario, con el incipiente culto a la personalidad tal como en épocas de Mao, y que ahora domina no sólo el Comité Central, sino también el Congreso Nacional, tal como se observa en la unanimidad de votos a favor del actual presidente chino, por eso no es de extrañar que personajes tales como Nicolás Maduro, Miguel Díaz Canel, Vladimir Putín y Kim Jong Un, han saludado calurosamente a Xi Jinping por su reelección para un tercer mandato, una clarísima foto de la alianza del eje anti-occidental, y que seguramente se repetirá en marzo del año próximo cuando sea designado como presidente de China por un tercer mandato durante la apertura de las sesiones legislativas anuales, reuniendo en su persona, el Secretariado General del Partido, Comandante en Jefe del Ejercito de Liberación y titular del Ejecutivo Nacional, por todo esto la frase de hoy me recuerda la respuesta que le diera el ex presidente uruguayo Pepe Mujica a un estudiante que lo inquirió sobre el “imperialismo yanqui”, respondiéndole “…si estás preocupado por el imperialismo americano, espérate que te toque el imperialismo chino…”, algo que debería tener presente el actual gobierno nacional y muchos de los integrantes de ese espacio político, tan amigotes y admiradores de las autocracias y autócratas, y mejor sería tener presente una frase de Winston Churchill, “…la democracia es el peor de los sistema políticos, pero no hay uno mejor…”

Luis Fuensalida

 

 

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