Elecciones de medio término en Estados Unidos

Mañana martes 8 de noviembre se celebrarán las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, cuando se renuevan 34 senadores, la totalidad de los 435 representantes (diputados) y varios cientos de mandatos más, entre ellos 36 gobernadores, además de legisladores estaduales, alcaldes y concejales municipales. En la Cámara Baja del Congreso, el gobernante Partido Demócrata tiene 222 bancas, en tanto que la oposición republicana 213; más ajustada es la situación en el Senado, en donde ambas fuerzas tienen cincuenta senadores cada una, por lo que debe desempatar la vicepresidente Kamala Harris.

En términos generales, las elecciones de medio término son desfavorables para el presidente, ya que después de despertar grandes expectativas, viene la inevitable decepción. A esta elección debe sumársele la inflación, las consecuencias de la guerra en Ucrania, la controversia en torno al fallo de la Corte Suprema sobre el caso Roe vs. Wade, pero sobre todo y lo más preocupante, es que un porcentaje significativo de la ciudadanía está convencida de que en 2020 hubo fraude electoral, por lo que está cuestionada la legalidad y legitimidad de Joe Biden como primer magistrado. A pesar de que sesenta y cuatro jueces, en distintos estados, desestimaron en su momento las acusaciones de fraude por falta de pruebas, la creencia persiste y es fogoneada por los sectores más trumpistas del Partido Republicano. Esto supone una sombra de dudas al propio sistema democrático en su transparencia y control, y alimenta las narrativas de los partidarios de las teorías conspirativas que habitan en las periferias de los grupos nacionalistas que coquetean –o son abiertamente parte- de los grupos de la “supremacía aria”. Que un expresidente alimente este discurso, mientras es investigado en su responsabilidad por los hechos del 6 de enero de 2021, cuando una horda invadió el Capitolio para impedir la proclamación de Biden como ganador de los comicios, es parte de una tendencia de peligrosas consecuencias para la democracia de los Estados Unidos. Se ha tratado de una de las campañas más sucias por la desinformación deliberada, lo que provoca la gran preocupación de los sectores moderados de ambas fuerzas políticas, incluyendo a los think tanks bipartidistas.

Si bien las encuestas anticipan una victoria republicana en ambas cámaras –lo que sería un acto rutinario en tiempos de normalidad-, esto puede precipitar la profundización del descreimiento sobre las reglas básicas del Estado de Derecho, dependiendo de la magnitud de la derrota demócrata y de quiénes resulten finalmente electos. El presidente Biden está siendo presionado por los sectores más a la izquierda en su partido, a la vez que el propio Donald Trump puede verse desbordado por los grupos más derechistas de las filas republicanas.

Cuando los propios actores cuestionan el libreto, ¿qué queda para la audiencia?

Por Ricardo López Göttig