Israel: El regreso de la derecha al poder. Netanyahu otra vez el gran protagonista
El incombustible ex primer ministro Benjamín Netanyahu, regresó al poder, liderando una coalición conservadora con fuerte presencia de partidos religiosos. A juicio de muchos observadores, años en el poder, escándalos de corrupción, parecían haber erosionado su figura. Una vez más este hábil político, volvió a rehacerse, regresando al poder en Israel, en el marco de cuestionamientos a los partidos de izquierda, y un panorama internacional muy complejo.
Las elecciones en Israel, podría decirse que estaban polarizadas. Por un lado, el primer ministro Yair Lapid, líder de una coalición anti Netanyahu, formado por partidos de derecha, centro e izquierda, solo logró conservar 51 escaños de 120 del Parlamento, y por otro, el Likud, el partido de Netanyahu, alcanzó los 32 escaños y con apoyo de sus aliados religiosos y nacionalistas, se quedó cómodamente con las 64 bancas necesarias para formar gobierno. Sus aliados son el Partido Sionista Religioso (14) y los ortodoxos Shas (11) y Judaísmo Unido de la Torá (7). Vale la pena destacar que la presencia de los partidos religiosos, son claves para formar gobierno, tanto de derecha como de izquierda. La gran estrella en las elecciones, no ha sido “Bibi” Netanyahu, que regresa al poder, sino el líder del partido nacionalista, Otzma Yehudit, Itamar Ben Gvir. Su estilo, de tono provocador, discursos cargados de polémicas especialmente a los árabes, que en su momento decía que había que expulsarlos o severos comentarios sobre el desfile del Orgullo Gay. El tiempo pasó y su discurso se ha moderado, no quiere expulsar a los árabes, ni considera que el desfile de la comunidad homosexual sea una “abominación”. No cabe duda que Israel, también vive el fenómeno de los populismos de derecha. Su discurso se centra en posiciones más duras contra el terrorismo, políticas migratorias restrictivas, y una cuestión muy espinosa para Israel, la anexión de Cisjordania. Su estilo de hacer política, ha llevado a muchos, a considerarlo una suerte de “Donald Trump” versión israelí. Este tipo de políticos, explotan con suma habilidad a los descontentos de los partidos tradicionales.
Netanyahu, veterano líder político, antes crítico de Ben Gvir, ahora lo ha visto como un aliado, especialmente para eludir responsabilidades ante la justicia. Netanyahu, ofreció a Gvir la posibilidad de estar al frente del ministerio de seguridad, abriendo la posibilidad que sea responsable político de la Policía Nacional. Dicha institución, ha llevado a cabo investigaciones de ambos políticos, tanto por temas de corrupción como por incitación a la violencia. La alianza con los partidos religiosos, está ligado también a la reforma del poder judicial. Esto ha sido objeto de cuestionamientos de la oposición, tanto de derecha como izquierda, dado que el objetivo de “Bibi” como es conocido también Netanyahu, es evitar dar explicaciones por casos de corrupción.
Las elecciones se llevaron a cabo, en el marco de una escalada de violencia, en Cisjordania, agregándose el enfrentamiento reciente entre Yihad Islámica Palestina y el Estado israelí, que puso en evidencia, fisuras en el sofisticado sistema de seguridad de Israel. Desde enero han muerto más de un centenar de palestinos y 23 israelíes. Hace unos días atrás, un hombre palestino, en apariencia afiliado al grupo terrorista HAMAS, disparó contra colonos israelíes en un asentamiento cercano a Hebrón. El tirador fue abatido por un soldado, que estaba fuera de servicio. Horas más tarde, cinco soldados israelíes fueron heridos cuando un camión, de manera intencional los arrolló en una parada de colectivo, en la carretera que une Jerusalén y el Mar Muerto. Un civil que estaba circunstancialmente en el lugar murió por las lesiones. El conductor, fue herido por la policía, cuando abrió fuego para detenerlo. Los incidentes entre colonos y palestinos continuaron. Las operaciones de seguridad de las fuerzas armadas israelíes en Cisjordania se han incrementado bajo amenaza de posibles eventos terroristas. No cabe duda que el Estado palestino, es solo una “entidad virtual”.
El regreso del “rey Bibi”
Desde la flamante coalición gobernante, se hacen llamados a la anexión de los territorios de Cisjordania. El hábil “Bibi” en su momento lo planteó abiertamente, pero sus dichos, no se transformaron en hechos. Sabe que eso implica es ir más allá del derecho internacional, y que el principal aliado de Israel, Estados Unidos no lo admitirá. Sin ninguna duda, este tipo de promesas, tiene que ver con el frente interno, además de dividir aún más a los palestinos. Este tipo de discurso, erosiona al gobierno de Ramallah, y exacerba los grupos terroristas, por ende, cualquier intento de unidad palestina, queda descartada. Netanyahu, es un político brillante, tanto en el plano interno, como externo, y sabe cómo “golpear” en el momento oportuno a sus adversarios.
“Bibi, el rey” como es apodado en la política local, algo que, a Netanyahu, le agrada el sobrenombre, hizo un uso intensivo de las redes sociales, llamadas telefónicas, mensajes para movilizar a su electorado. Su discurso se ha centrado en cuestiones de política de seguridad, una postura dura frente a Irán, devolver el orgullo nacional, además de reformas económicas, que impactan en el costo de via del país, que es creciente. El primer ministro saliente, Lapid, centró su discurso en evitar que el Likud y Bibi, volvieran al poder. La ausencia o la falta de mención clara sobre los problemas económicos, fueron explotados por uno de los partidos que apoyan a Netanyahu. Avigdor Liberman, fue uno de los pocos políticos, que habló del tema. Por otro lado, una cuestión no menor la presencia de un partido árabe en la coalición del gobierno de Lapid. El hábil Netanyahu, endureció su discurso, para captar a un importante electorado de derecha, para que fuera a votar, como quedó reflejado en un mensaje en vídeo previo a las elecciones Esta noche, tenéis una oportunidad única de ser mis embajadores en la cena del viernes y de salvar a nuestro país. Decidle a la familia que, si no salís todos a votar Likud, Lapid formará el próximo Gobierno, que será una coalición de izquierda con los hermanos musulmanes que apoyan el terrorismo y nos ponen en peligro.
Panorama internacional incierto
El pasado 28 de octubre de 2022, fue noticia un hecho inesperado, el acuerdo de fronteras marítimas entre Líbano e Israel. Ambos países técnicamente están en un estado de beligerancia y no tienen vínculos diplomáticos. De la mano de un negociador de Estados Unidos, Amos Hochstein, fueron delimitadas las fronteras marítimas de ambos países, ricas en yacimientos de gas. El medio alemán DW señaló El territorio en cuestión consiste de unos 860 kilómetros cuadrados de mar, que cubre los yacimientos de gas de Karish y Qana. El pacto permite que Israel explote el primero y Líbano explore -y eventualmente explote- el segundo. El gobierno israelí lo calificó como un acto histórico. El movimiento terrorista Hezbollah, había anunciado en su momento, que atacaría las explotaciones israelíes en la zona de Karish, sino había acuerdo. Incluso hubo una movilización de su rama militar. Al firmarse el acuerdo, con la rúbrica del general Aun, presidente libanés, Hassán Nasrallah, líder del Hezbollah, mostró este hecho como una victoria. En otras palabras, buscó hacer creer que la movilización de sus combatientes, fueron un factor disuasivo para el gobierno israelí. Líbano acorralado con una crisis económica y política gravísima, no tenía otra opción que aceptar negociar con su vecino israelí. La existencia de un acuerdo, brinda seguridad jurídica para las empresas que quieran participar del lucrativo negocio del gas. Cabe agregar que los cambios en las relaciones entre Israel y las monarquías del Golfo Pérsico, son un factor a considerar, dado que han tenido un papel en apoyo al frágil equilibrio libanés. Una escalada de violencia con Israel, pondría a Líbano al borde de la catástrofe, un abierto involucramiento de Irán, y la posibilidad de recibir ayuda occidental como de los países árabes conservadores, se esfumaría.
La guerra de Ucrania, es otra cuestión importante para Israel. Kiev ha exigido ayuda militar, ante la condena abierta que hizo el primer ministro Lapid a la invasión rusa. Hubo envío de ayuda humanitaria, pero la cuestión de la ayuda militar está descartada por ahora. Rusia es un actor clave en el Próximo Oriente. Su influencia en Siria es notable, y es sabido que la intervención del Kremlin estuvo directamente vinculada con el triunfo de Damasco. Al fin de cuentas, Al Assad y su régimen, son el “enemigo previsible” a diferencia de los grupos yihadistas y salafistas, muchos de ellos ligados al Qaeda, cuyo triunfo, implicaba un riesgo para la seguridad israelí, por la agenda de estos grupos, y sus vínculos ideológicos con grupos terroristas palestinos. Moscú es un actor moderador frente a Irán. Pocos recuerdan que en el pasado, Rusia no transfería material tecnológico de punta a Irán. A cambio Israel no vendía equipo avanzado a Georgia y Ucrania. Esta situación quedó rota en 2015, con la venta del sofisticado sistema de defensa antiaérea de largo alcance S300 a Irán. El mismo Netanyahu, que tenía buenas relaciones con Putin, lo llamó personalmente para expresar su preocupación. Eran tiempos de sanciones a Moscú por la anexión de Crimea, y Rusia como respuesta o mejor dicho como “moneda de cambio” vendió armas a Irán, pero siempre con limitaciones. Las intenciones de Teherán de contar con una moderna aviación de combate, nunca pudo materializarse. Los rusos han usado a Irán como una pieza de ajedrez en su competencia geopolítica con Estados Unidos. Israel lo sabe. No en vano, su aceitado sistema de inteligencia, informó sobre el uso de drones iraníes por parte de Rusia. Un mensaje hacia el Kremlin, pero sin entrar en mayores provocaciones.
La crisis de Ucrania, puso de manifiesto debilidades de Occidente. Las sanciones llevaron a la Unión Europea acelerar los acuerdos por el plan nuclear con Irán. El objetivo tener fuentes de energía alternativa. Estados Unidos, tiene también un papel limitado con el régimen de Teherán. Washington centró su agenda en el atolladero ucraniano. El presidente ucraniano Zelenski, aceptó bajo presión de la Casa Blanca, negociar con Putin y no pedir su destitución. Más allá de lo que dicen los medios, y algunas ventajas tácticas, Occidente, no financiará la guerra por mucho más tiempo. Los líderes israelíes saben de los vínculos de Rusia con los estados árabes, y que una situación de mayor presión, puede derivar, que el Kremlin apoye acciones desestabilizadoras, una de ellas, un mayor respaldo a Irán.
Netanyahu, en el pasado puso de manifiesto su capacidad en el campo de la política internacional. A pesar de su discurso, siempre ha sido pragmático. El ascenso de sectores aislacionistas en las elecciones de Estados Unidos, liderados por Trump, es una señal que impone a Israel a ser muy pragmático y cauto. “Bibi” con suma habilidad, firmó históricos acuerdos con Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, una clara maniobra ante la creciente influencia de Irán en la región.
El nuevo gobierno que surja de las negociaciones que lleve a cabo el presidente israelí Herzog, sin ninguna liderado por Netanyahu, debe lidiar con un frente interno complicado, siendo clave mantener delicados equilibrios para que la nueva coalición de derecha, pueda perdurar en el tiempo. La inflación es un tema a considerar, agregándose los efectos negativos de la crisis en la UE, la guerra de Ucrania y la pandemia. Los costos de la energía, impuestos, sin ninguna duda afectan a la clase media israelí. Incluso el fantasma de la pobreza hizo aparición. A pesar de los buenos resultados macroeconómicos, un crecimiento de 5.5%, alto nivel de competitividad de la economía local, el costo de vida aumenta para el ciudadano de a pie. En materia de política exterior, sin ninguna duda el foco será Irán y la falta de liderazgo de Estados Unidos a nivel global. El pragmatismo de “Bibi” seguramente chocará con los sectores más conservadores y nacionalistas de la coalición, que buscarán llevar a cabo sus promesas, especialmente sobre la anexión de territorios en Cisjordania, algo que Netanyahu, sabe que no es realizable. El regreso del histórico líder de Likud al poder, estará cargado de desafíos, muchos de ellos muy complejos, tanto en el plano interno como externo.
Por el Dr Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Fuente: La Polis
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