Nelly Sachs, premio Nobel de literatura 1966
Leonie Sachs, más conocida como Nelly Sachs nació en Berlín, el 10 de diciembre de 1891. Hija de un rico industrial judío recibió una esmerada educación impartida por instructores privados. Con el advenimiento del nazismo en 1933, la puso en el foco de ultrajes y persecuciones perpetrados contra todos los miembros de la comunidad judía alemana.
En 1940 logró huir a Suecia gracias a la ayuda de varios amigos suecos, pero sobre todo de la escritora Selma Lagerlöf, quien le consiguió un permiso de salida y un visado. En la huída tuvo que compartir los sufrimientos y la muerte de su madre. El resto de su familia pereció en los campos de exterminio del III Reich. Desde entonces su obra giró en torno al tema judío. Establecida en Estocolmo, Nelly Sachs se convirtió pronto en una de las autoras dramáticas más importantes del momento.
Su vasta obra poética incluye los siguientes títulos, “En las moradas de la muerte” 1947, “Eclipse de la estrella” 1949, “Eli o la Pasión de Israel” 1951, “También el Sol es apátrida” 1957, “Elegías a la muerte de mi madre” 1957; “Huida y transformación” 1959 y “Poesías Tardías” en 1964.
Sus obras se encuentran profundamente inspiradas en temáticas religiosas. La alemana se vio influenciada por los escritos cabalísticos, particularmente por el Zohar.
También se evidencia el impacto del judaísmo jasídico, así como de versículos bíblicos y los escritos místicos de Jakon Bohme, teólogo polaco.
El reconocimiento le otorgó varios premios, entre ellos el Premio de Literatura de la Asociación de Líricos Suecos en 1957, el Premio Droste en 1960, el Premio de la Paz de la Industria Editorial Alemana en 1965. En el año de 1966 compartió el Premio Nobel de Literatura con Shmuel Iosef Agnón, escritor israelí.
1961, Premio Nelly Sachs de la Ciudad de Dortmund; 1965, Premio de la Paz de los libreros alemanes y en el año de 1966 fue honrada con el Premio Nobel de Literatura que compartió con el escritor israelí Shmuel Iosef Agnón.
¿Quién vació la arena de vuestros zapatos
Cuando debíais levantaros de la muerte?
La arena, la que Israel se llevó a casa,
¿Su arena errante?
Arena ardiente del Sinaí,
Confundida con las gargantas de los ruiseñores,
Confundida con las alas de las mariposas,
Confundida con el ansia de polvo de las serpientes,
Confundida con todo lo que se desprendió de la sabiduría de Salomón,
Confundida con el amargor del ajenjo secreto.
Oh vosotros dedos,
Que vaciasteis la arena de los zapatos de los muertos,
¡Mañana seréis polvo vosotros
en los zapatos de los que han de venir!
Puesto que tú
bajo el pie te
das a luz la constelación alada de la huida
arroja un puñado de fuego en tu boca.
Oh palabra de amor encerrad
a tú sol ardiente
en la rueda de la noche.
Oh mi sol
yo dentro te modelo
en mi amor casa de la estrella en ocaso
en el refugio de mis golpes de aliento
de esta bandada de suicidios sin ruido.
Muerde mi luz con el océano, des guarecida huida de sal
aspira clientela del viento
desde el paisaje surgiendo del alma.
Con labios en la piedra de la oración
beso de por vida muerte,
hasta que la cantarina esperma de oro
rompa la roca de la separación.
cabello vivo
levantado
oscurecido de noche de muerte
de mí
hacia tí.
Pescada
afuera
estoy inclinada al más allá
sedienta
por besar el fin de la lejanía.
El atardecer
arroja el trampolín
de la noche sobre el rojo
prolonga tu lengua de tierra
y pongo mi pié vacilando
sobre la cuerda que se estremece
de la muerte ya empezada.
Pero así es el amor…
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