Se enloquecieron? ¡Esto hay que frenarlo ya!
Por Ana Jerozolimski
Respondiendo a declaraciones de algunas de las principales figuras de oposición que habían criticado duramente al gobierno e inclusive expresado temor por el eventual estallido de una “guerra civil”, Tzvika Fogel, diputado del partido “Otzmá Iehudit”, miembro de la coalición, dijo que hay que detener a Yair Lapid, Beni Gantz, Moshe Yaalon y Yair Golan por “traición a la patria”.
Cabe señalar que el propio Fogel es Brigadier General en la reserva y en las elecciones de meses atrás fue la primera vez que salió electo y entró al parlamento. Para quien no está interiorizado en los nombres mencionados, aclaremos: Yair Lapid, jefe de la oposición y hasta hace unas semanas Primer Ministro , Beni Gantz, ex Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel y ex Ministro de Defensa, Moshe Yaalon, también ex jefe del Estado mayor de Tzahal y ex Ministro de Defensa, y por último, Yair Golan, ex diputado de Meretz que antes de entrar a la política fue Vice comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel.
Otros miembros del mismo partido, Otzmá Iehudít , se manifestaron en tono de apoyo a Fogel y un vice ministro dijo que los líderes de la oposición “terminarán esposados”.
Es importante compartir la reacción de Itamar Ben Gvir, no sólo porque es el jefe de partido del mencionado Fogel sino porque es el Ministro de Seguridad Nacional, que hace tan solo un día exigió a la Policía-sobre la que tiene autoridad y responsabilidad directa-que actúe con mano dura en las manifestaciones contra el gobierno para todo caso en que se viole la ley. En una grabación a sus diputados y los activistas del partido, dijo: “Yo quiero y aprecio a Tzvika y como todos, entiendo que hay un llamado a insurrección contra nosotros, pero no vayan a esto de detener a Lapid y Gantz. ¿De dónde sacaron eso? La policía no detendrá a opositores políticos, esto no funciona así. Nosotros no tenemos ninguna intención de hacer algo así, y tampoco tenemos la capacidad de hacerlo. No vayan en direcciones equivocadas, que no son dignas. Pido a todo aquel que concede una entrevista que no se ponga a hablar de esposar o detener a opositores políticos”.
El jefe de la oposición Yair Lapid proclamó que “no permitiremos que nos arrollen ni a nosotros ni a nuestro querido país”. Y Gantz exhortó a Netanyahu a condenar todas las expresiones de sus socios de coalición.
El Primer Ministro, en una conversación con el Presidente Itzjak Herzog, dejó en claro que no concuerda con lo que se dijo y también aprovechó para criticar términos usados por la oposición. “En un país democrático no se detiene a jefes de la oposición, así como no se llama a los ministros del gobierno de nazis, no se llama a un gobierno judío de Tercer Reich y no se llama a los ciudadanos a hacer una rebelión civil”.
Por primera vez en los últimos tiempos, concordamos con el Primer Ministro. Claro que no se detiene a líderes de la oposición-y no creemos que nadie serio lo haya concebido a pesar de las escandalosas declaraciones del mencionado diputado Tzvika Fogel- y tampoco se utiliza las expresiones que Netanyahu citó, cuando se desea criticar al gobierno. Salvo Yair Golan, que suele parecer hablar y después pensar, las otras figuras mencionadas no llamaron a rebelión civil sino a manifestar duramente contra el gobierno. Y Beni Gantz expresó preocupación que la línea de la nueva coalición, más que nada en el tema de la “revolución jurídica”, conduzca a una guerra civil. No llamó a ella sino a manifestar contra el gobierno, algo más que permitido en la democracia israelí desde siempre.
En respuesta a las declaraciones de Tzvika Fogel, Beni Gantz declaró: “El Estado de Israel necesita consensos amplios y no la continuación de la incitación y la profunda división”. Dirigiéndose a Netanyahu, agregó: “Tus acciones, que se plantan frente a la defensa de los derechos individuales y los fundamentos democráticos básicos de Israel, se traducen en acciones en el terreno. Tienes que actuar ya para unir las grietas en el pueblo, en lugar de incentivarlas”. Y llamó “ a todo aquel para quien la democracia israelí le es importante, a continuar luchando por ella por todos los caminos legales y democráticos”.
Este martes se informó que un hombre intentó atropellar con su coche a jóvenes estudiantes que manifestaban en Beer Sheba contra el gobierno. Yair Lapid juntó todo. “Estaba claro que esto llegaría. En países no democráticos, el poder siempre amenaza con detener a los jefes de la oposición”.
El nuevo Ministro de Defensa Yoav Galant del partido Likud exhortó “a todos, en la derecha y la izquierda, a calmar los ánimos”,recordando que “las palabras tienen significados y estamos entrando a un territorio peligroso” y que “también en momentos de discrepancias profundas, los líderes públicos deben preservar la unidad del pueblo”. A él se sumaron otros diputados del Likud que condenaron los dichos de Tzvika Fogel .El ex embajador de Israel en la ONU Dani Danon declaró que “ lo que se dijo hoy en el calor de la discusión, es inaceptable”, agregando que “me separa un abismo ideológico de Lapid y Gantz pero llamados a detenerlos pasan todos los límites”. Danon señaló-y concordamos plenamente- que “también llamados de gente de izquierda a una guerra civil, son no menos graves, y tenemos la responsabilidad de calmar los ánimos”.
Está claro que el detonante principal de la álgida discusión de los últimos días fue la forma en que el ministro de Justicia Yariv Levin anunció su “revolución jurídica”, que la oposición considera socava la esencia de la democracia israelí. El problema total es lo ambicioso y apresurado de la misma, que algunas figuras que defienden hace tiempo la necesidad de reformas en el sistema judicial y el equilibrio de poderes entre el Parlamento y la Suprema Corte de Justicia –como el periodista de Yediot Ahronot y gran analista Ben Dror Yemini- sostienen debe abordarse de otra forma. En una columna publicada este martes, Yemini analiza que la rapidez y totalidad con que se quiere cambiar todo, no corresponde a un paso como el que se piensa dar, que debe ser precedido por una seria discusión pública que conduzca a entendimientos entre gobierno y oposición y no se imponga por minorías mínimas.
El Primer Ministro Netanyahu, que hace años presenta a sus críticos como “izquierda”-como si fuera mala palabra- tiene la responsabilidad, por su investidura, de frenar la forma en que se están dando las cosas. Debe abordar los cambios en el sistema judicial de otro modo, no como un torbellino. Y más que nada, debe dejar en claro que quienes discrepan con él y no lo quieren en el poder, no son enemigos ni del pueblo ni de la nación.
Pero también la oposición debe actuar con responsabilidad. El estilo de Gantz, firme y categórico, es claro y legítimo. Lapid se excede en algunas de sus declaraciones. Y claro que por más críticas que haya al gobierno, no son justificadas algunas de las declaraciones que se oyen en su contra.
Sí, hay cosas preocupantes en la nueva coalición. En el estilo, en los planes, en las ideas. Pero no es una dictadura ni ha terminado la democracia.
Responsabilidad, todos deben tenerla.
Israel hay uno solo y hay que saber cuidarlo también cuando se lucha. Y más aún, cuando se lucha con razón.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
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