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Sembrar la duda y dificultar la investigación – Caso Nisman

Han transcurrido ya ocho años del asesinato del fiscal Alberto Nisman, la causa sigue en plena investigación judicial y sin un esclarecimiento absoluto de los hechos.

Héctor Gambini, Prosecretario de Redacción del diario Clarín, uno de los periodistas que más siguió y difundió los acontecimientos de ese 18 de enero del 2015, dialogó con Radio Jai.

“Es un caso complejo que tuvo muchos problemas de entrada”, comenzó diciendo Gambini, y recordó que desde el principio se hizo un gran esfuerzo desde el gobierno de entonces (el de Cristina Fernández) para instalar la hipótesis del suicidio, que se empezó a trabajar claramente en esa dirección hasta que no pudieron probar el suicidio. En paralelo, había otras cuestiones, maniobras políticas para tratar de que el caso quedara en la Justicia ordinaria cuando era claro que Nisman había muerto por su trabajo como fiscal, y por lo tanto le correspondía investigar a  la Justicia  federal. Todo eso dilató el caso por tres años fácilmente, y luego comenzó el tema de entrecruzamiento de llamadas, se empezó a encontrar que hubo cientos de espías trabajando ese día, gente muy vinculada con el poder, muy empinada en la escala política. No hubo escuchas, pero se pudieron identificar los contactos, quién llamaba a quién. Muchos de los materiales tecnológicos de Lagomarsino, que es el principal acusado hasta ahora, estuvieron siete años sin poder abrirse, recién hace un año, la Corte ordenó que se pudieran analizar esos materiales, pero aún no hay conclusiones; en paralelo están declarando los agentes de la SIDE de aquel momento que estuvieron trabajando aquel fin de semana en que Nisman fuera hallado muerto, declaraciones de las que van surgiendo contradicciones.

Fueron muchos los elementos que entorpecieron la investigación, como la declaración inicial de la entonces Presidenta, que luego cambió, con el propósito de seguir tratando de instalar la hipótesis de suicidio, cuando para muchos, aquí y en gran parte del mundo, era evidente que se trató de un magnicidio, porque el Fiscal se disponía a llevar una denuncia al Congreso que implicaba a la entonces Presidenta Cristina Fernández y otros; el modo en que se trabajó en el departamento de Nisman ya sin vida, lo que ocurrió con la autopsia, y la manera en que se encaró la investigación, en una fiscalía que tiene cientos de casos.

Sobre todo ello, el periodista dijo que se creó una unidad especial para investigar el crimen de Nisman, pero que está dentro de una fiscalía que tiene cientos de otros casos, en el que trabaja un equipo de empleados exclusivo en el caso, pero que “está claro que desde el minuto uno, el tema fue poner esto en la nebulosa, no colaborar con la verdad y tratar de dificultar todo lo que se pueda”. Y remarcó:

“Recordemos esa misma noche en que nos enteramos del asesinato, en que el departamento estaba invadido por los jefes de todas las fuerzas federales de la Argentina, algo que no ocurrió nunca en la historia, caminando por la escena del crimen, con sus subordinados, que parecían estar más a cargo los jefes de las fuerzas que el juez o la fiscal”.  Y señaló que el jefe de todos ellos, que era Sergio Berni en ese momento, también: Iba caminando por la escena del crimen todo el tiempo con el teléfono en la mano y la presidenta en ese momento, Cristina Kirchner, del otro lado de la línea. Después se determinó que hablaron 31 veces, cinco de ellas, de Berni caminando en la escena del crimen, con Cristina del otro lado de la línea.

Sin embargo, lo que había declarado Cristina Kirchner había sido que se había enterado de la muerte de Nisman a través de Cecilia Álvarez, ministra de Seguridad de entonces, y no por el Secretario de seguridad Berni. “Cristina nunca dijo nada sobre esa noche en cuanto a los detalles de las comunicaciones, las órdenes que dio, cómo se enteró ella, explicar el contenido de todas esas llamadas y de lo que fue ocurriendo”. Y agregó que Cristina estuvo en el teléfono un par de horas después ya de madrugada, cuando se arma una mini reunión de gabinete en el Ministerio de Justicia y ahí resuelven sacar el primer comunicado del gobierno sobre el tema, que es bastante escueto pero que dice una frase confusa que lleva a una a una noticia falsa que muchos imponen hasta hoy, que dice que Nisman fue hallado en el baño con la llave de la puerta cerrada, y la llave puesta del lado de adentro.  Pocos días después, lo que el cerrajero declara en la causa, es que la puerta tenía la llave puesta del lado de adentro pero que no estaba cerrada, estaba abierta, la llave solo estaba colocada. “Todavía hay algunos periodistas que siguen diciendo que la puerta estaba cerrada con llave desde adentro. Eso no es verdad, es otra falacia”, se indignó.

Sobre el tema Lagomarsino, el periodista dijo que el informático sostiene un relato, y  lo sigue sosteniendo ahora también, insólitamente, que Nisman lo llama a él, ese sábado el día anterior al hallazgo del cuerpo y le dice “vení a verme”, que entonces él lo va a ver y que cuando llega al departamento, Nisman le pregunta si tiene un arma. Señala Gambini que ese es otro dato insólito, porque el Fiscal tenía dos armas registradas a su nombre y una pistola (igual que la que le lleva Lagomarsino) en la casa de su madre que ese sábado lo había invitado a almorzar. Entonces, que “si hubiese querido suicidarse, en vez de andar llamando a su agente informático, hubiera ido a almorzar a la casa de su madre, tomaba el arma, se la llevaba a su departamento y listo”, sin tener que andar haciendo toda esta movida que era además altamente improbable que un agente informático tuviera un arma si hablamos de sentido común;  y  afirmó que después, las pericias demostraron que fue al revés, que Lagomarsino provoca el encuentro. Él lo llama a Nisman,  le manda un mensaje, lo borra y cuando el Fiscal le contesta, queda como que fue ese el primer contacto. De acuerdo con las pericias posteriores, a Nisman lo asesinan, y la persona que lleva el arma a la escena de crimen provoca el contacto primero:  él se comunica con Nisman para ir a verlo, y no al revés.

Sobre el posible esclarecimiento del hecho, Gambini opina que “es difícil”, que no sabe si se llegarán a descubrir los autores materiales del asesinato, pero que la investigación sigue avanzando, que tal vez se complete mejor el mapa de situación, para que entendamos cómo funcionó la mecánica del asesinato, lo que sería un avance. Y declaró: “Que el hecho quedara impune, sería una desilusión”.

Para el periodista, los que aún hoy siguen afirmando que Nisman se suicidó, forman parte de la grieta. Los que hablan de suicidio lo creen así y lo repiten, sin tener los argumentos o los datos precisos, y que lo mismo ocurre con los que dicen que a Nisman lo mataron, quienes tampoco tienen los datos precisos.

Los hechos claros dicen que si  hay un hombre encerrado en un baño con un arma, que estaba solo, y entonces, lo primero que se piensa es que es un suicidio. Pero que si se sigue a ver qué pasa, hay elementos muy simples que se repiten en todos los casos de la criminalística, y que lo primero, es la pólvora en la mano del hombre que se autodisparó. Nisman no tiene pólvora en la mano, entonces, quizás esta arma no deja pólvora en quien la dispara. Los peritos la disparan después seis veces,  diferentes peritos en diferentes situaciones, y a los seis les quedan rastros de pólvora. Entonces un arma que al ser disparada deja rastros de pólvora, a Nisman no le deja, “Nisman no disparó el arma”. Tampoco hay huellas en el arma, ni de Nisman ni de Lagomarsino.  

El tercer elemento, es que “lo ponen” a Nisman suicidándose con el arma apoyada de arriba de la oreja del lado derecho, y el arma, como “patea” según nos enseñan los peritos, eso se llama retro proyección, va hacia atrás. Entonces tenía que estar a la derecha del cuerpo el arma, hace el disparo, patea y cae hacia la derecha, y sin embargo el arma aparece la izquierda debajo del cuerpo.  Y resumió: “Un arma deja pólvora, Nisman no la tenía, no disparó ese arma. No hay huella de Nisman ni de Lagomarsino en el arma. Una pistola que en el 100% de los casos cae hacia la derecha ante esa probable situación de suicidio, acá aparece a la izquierda, y además no hay una carta, no hay un estado depresivo, no hay estado de ánimo de la persona en el momento que presuntamente toma la decisión de quitarse la vida. Ninguna de esas variables se da, con lo cual, lo que hizo la Justicia fue, que, a partir de esto, se descarta el suicidio porque las pruebas objetivas no lo sostienen; y entonces, en una muerte violenta, un homicidio.

 

Redacción: Prof. Cita Litvak

 

Escuche la nota completa a Hector Gambini

 

 

 

 

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