El realismo llega a Alemania
La invasión rusa a Ucrania ha provocado movimientos sísmicos en la política europea, removiendo concepciones muy asentadas durante décadas, como la tranquilidad de apoyarse en el eventual apoyo estadounidense en un conflicto frente a la URSS/Rusia, bajo el paraguas de la OTAN. Ya el entonces presidente Donald J. Trump insistía en que los países europeos invirtieran el equivalente al 2% de sus PBI en defensa, algo que muy pocos se empeñaron en alcanzar. La guerra que comenzó el 24 de febrero de 2022 -o continuó la iniciada en 2014- fortaleció en lo inmediato a la alianza atlántica, que envió rápidamente misiles a Ucrania y entrena a sus soldados, pero ahora el presidente Zelensky pide con urgencia la entrega de tanques modernos que le permitan superar a Rusia en su avance.
Días atrás, el primer ministro británico Rishi Sunak informó del envío de catorce tanques Challenger 2, pero la controversia que más llama la atención se produce entre los gobiernos de Polonia, Alemania y Ucrania. El primer ministro polaco Morawiecki está dispuesto a ceder a Ucrania catorce tanques Leopard, de fabricación alemana, y que por contrato sólo puede entregar a otro país con el permiso del gobierno germano. El canciller alemán Olaf Scholz, con un exceso de cautela y presionado por distintos gobiernos, no ha accedido a este pedido que todavía no es formal. Pero el gobierno alemán no es una unidad monolítica, sino una coalición de tres partidos: el “semáforo” compuesto por los socialdemócratas, los Verdes y los liberales, denominación que describe a los colores de cada uno de los partidos que la forman. En este contexto, nada menos que la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, de los Verdes, se ha convertido en la vocera favorable al envío de los tanques Leopard a suelo ucraniano, un giro inesperado hace años atrás, dada la posición pacifista y ecologista de este partido político. El realismo vuelve a imponerse en Europa y, sobre todo, en la República Federal Alemana, que tras ser durante decenios la locomotora del crecimiento económico del viejo continente, ahora debe asumir un rol protagónico en lo político y militar.
De no subirse rápidamente a este tren, puede perder un papel fundamental en estos tiempos de guerra y, sobre todo, en la posguerra que algún día ocurrirá. Porque el primer ministro Mateusz Morawiecki ya adelantó que podría enviar los tanques Leopard a Ucrania a pesar de lo que establece el contrato y, además, ya hay ucranianos que se están entrenando en su uso. La guerra afecta a Europa, y no sólo en cómo pasará este invierno sin frío.
Ricardo López Göttig
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