Parashat Bó: “Y la plaga no estará sobre ti”
¡Ven aquí!
Aquí he escrito varias veces que cualquier detalle textual inusual en las Escrituras es una invitación para investigar más a fondo. ¿Qué es inusual sobre el comienzo de esta porción —algo que no vemos en la traducción pero puede verse claramente en hebreo?—.
Aquellos de mis lectores que saben algo de hebreo podrían quedar sorprendidos cuando lean este primer versículo de la porción en hebreo. Las palabras «¡Ve a Faraón!» —el primer versículo de Éxodo 10 y de nuestra parashá— normalmente se traducirían de las palabras en hebreo: Léj leparó! «¡Ve!» en hebreo es léj! (desde luego recordarán el léj lejá! que Dios le dice a Abram en Génesis 12), mientras que bó! significa «¡ven!», no «¡ve!». Sin embargo aquí, en lugar de léj!, nosotros tenemos bó! Dios está enviando a Moisés a una tarea muy desafiante y difícil, pero en vez de decirle: «¡Ve!», Él le dice: «¡Ven!». ¿Por qué?
Creo que aquí hay un mensaje muy importante: Dios nunca nos aleja de Él, especialmente cuando nos envía a una tarea difícil. Con Dios, nunca es «¡ve allá!» siempre es «¡ven aquí!». Uno tiene que acercarse a Dios para poder ir donde es enviado. Nunca es léj! siempre es bó! Y este es el nombre y el llamado a una de las porciones más importantes de la Torá del año: nuestro pueblo está definido por lo que sucedió en Éxodo 12. No solo por el mismo Éxodo, sino por el llamado de Dios a su pueblo: Bó! «¡Ven aquí!».
Covid-19 y Éxodo
Esta porción de la Torá también es crucial para los cristianos, y aquí hay muchos detalles y matices que deberíamos comentar a la luz del Nuevo Testamento. Aunque sorprendentemente, algunos de ellos también deberán ser discutidos a la luz de nuestra realidad actual. Intentaré explicarlo.
Vivimos en tiempos de pandemia —el tiempo del Coronavirus—. Coronavirus en hebreo es: Negíf Koróna – (נגיף; negíf) que significa «virus». Aquellos que hayan estudiado hebreo bíblico reconocerán una aterradora raíz en esta palabra: negéf o magefá —palabras que de acuerdo con el diccionario quieren decir «plaga, pestilencia (juicio divino)»—. No creo que haya otro lenguaje donde la palabra «virus» se derive de la palabra «plaga», así pues, ¿por qué estas palabras tienen la misma raíz en hebreo?
El hebreo, como he dicho muchas veces, es un lenguaje esencialmente diferente y profundamente profético. Probablemente sabrán que cuando la lengua hebrea estaba siendo restaurada y actualizada, muchas palabras nuevas (palabras que no existían en tiempos bíblicos) tuvieron que derivarse de raíces que ya existían. Por alguna razón (proféticamente diría yo), la palabra «virus» se derivó de la palabra «plaga». Esto es exactamente lo que nosotros vemos hoy: la aterradora realidad de un negéf bíblico (plaga) claramente se muestra mediante el significado contemporáneo de la palabra negíf (virus).
Inspirada por la palabra negíf, decidí estudiar todos los casos de negéf o magefá en el Tanáj. No es difícil adivinar dónde encontramos primero la palabra negéf en la Biblia: desde luego, es en Éxodo, en nuestra porción actual que detalla la historia del éxodo desde Egipto: «…Cuando vea la sangre, pasaré sobre ti, y la plaga no estará sobre ti para destruirte cuando hiera la tierra de Egipto».La palabra hebrea que aquí se traduce para «plaga» es negéf.
El cordero del sacrificio, con cuya sangre se marcaron los dinteles de las puertas, fue el símbolo, la promesa y el fundamento para la salvación de Israel de la esclavitud. El cordero considerado «como habiendo sido sacrificado» con cuya sangre es ungido el corazón de quien acepta su sacrificio, es el símbolo, la promesa, el fundamento para la salvación que Jesús trajo a la tierra. Todo lo que le sucedió a Jesús, muerto durante la Pascua hace dos mil años, precisamente cumplió el rol asignado por Dios para el cordero del sacrificio durante el tiempo del éxodo. No obstante, surge la pregunta: ¿aquellos que fueron salvados por la sangre del cordero, cumplieron su rol? Si el cordero sacrificado de Éxodo fue el prototipo del cordero de Dios, entonces, el pueblo de Israel fue el prototipo de aquellos que son salvados por su sangre —judíos y gentiles por igual— todos aquellos que creen en Jesús. ¿Han hecho ellos todo lo que a los hijos de Israel se les ordenó hacer? ¿Se han olvidado de algo?
Hierbas amargas
«Y tomarán un poco de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas donde lo hayan de comer». Una vez protegidos por la sangre del cordero sacrificado, a Israel se le ordenó alimentarse del cordero. De igual modo los cristianos hacen la Santa Cena o Eucaristía —la ceremonia cristiana establecida por el mismísimo Jesús—. ¿Hay algo que se olvida en este «comer el cordero»?
Hoy para nosotros es especialmente importante comprender cómo se comía el cordero porque es exactamente durante esta comida —esta comida mesiánica profética— que la plaga pasó sobre sus casas. «…con pan sin levadura y con hierbas amargas la comerán…». Mucho se ha dicho sobre el pan sin levadura y lo que simboliza en el Nuevo Testamento, pero, ¿qué hay de las «hierbas amargas»?
La expresión «hierbas amargas» se traduce de la palabra «amargo» o «amargura» (marór). Tenemos tan solo unas pocas ocasiones en las Escrituras donde esta raíz már – «amargo» aparece. Una de ellas es en el libro de Rut: después de su regreso a Belén, Noemí adoptó el nombre de Mará («amarga»), como una expresión de su vida de amargura y dolor. Probablemente sabrán que el libro de Rut es la historia de una muchacha gentil y honesta que escogió a Israel y a su Dios, y probablemente recordarán las famosas palabras de Rut: «tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios», Rut dice estas palabras en el primer capítulo del libro, cuando decidió seguir con Noemí; cuando escoge a Israel y a su Dios, aunque esta elección pareciera absolutamente desesperada y már «amarga», en este punto, mientras la segunda nuera de Noemí, Orfa, decidió regresar. ¿Cuál fue la diferencia entre estas dos mujeres —¿entre la que se marchó y la que no?—. Rut 1:18 dice: «Cuando vio que ella estaba firmemente decidida a ir con ella, entonces ella se fue diciendo…». Este «firmemente decidida» (algunas veces traducido como «determinada») se traduce de una palabra hebrea מתאמצת – hacer un esfuerzo. En las Escrituras hebreas, lo mismo que en algunas otras versiones, es la misma palabra que escuchamos de Jesús en Lucas 13:24: «Hagan cada esfuerzo para entrar por la puerta estrecha». Para unirse al pueblo de Dios, para caminar por el camino de Dios se requiere esfuerzo, y Rut hizo ese esfuerzo, mientras que Orfa, con todas sus buenas intenciones, no hizo ese esfuerzo. Por eso en nuestras Biblias tenemos el libro de Rut —y no el libro de Orfa—.
Todos sabemos que no hay mejor comentario en las Escrituras que las mismas Escrituras. Por eso, haciendo esta alusión al libro de Rut, verdaderamente creo que espiritualmente marór solo puede significar una cosa: Israel. Cada niño judío conoce cuán amargo y desagradable puede ser el gusto del marór, especialmente cuando se tiene hambre durante la larga ceremonia del Séder, y no se puede esperar para comer comida de verdad. Sin lugar a dudas, es un verdadero esfuerzo comer marór cuando lo que realmente quieres es comer cordero. De igual modo, amargo y desagradable puede ser una sensación no muy buena al mantenerse del lado de Israel; es realmente un esfuerzo recordar a Israel cuando todo lo que uno quiere es tomar parte del cordero, pero creo que es lo que Dios ordenó en Éxodo 12:8. Tal como Rut hizo un esfuerzo y se fue con Mará; como Jesús llamó a sus seguidores «hagan cada esfuerzo para entrar por la puerta estrecha»; o como en cada boda judía —jupá— en la cima de la alegre ceremonia se conmemora la destrucción del Templo al romper un vaso, de la misma manera, Dios quiere que nosotros hagamos un esfuerzo y comamos del cordero con marór.
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