Falleció mi querido amigo Eduardo “Churro” Bigio

Cuando fallece un ser querido inevitablemente surge la pregunta sobre el sentido que tiene nuestras vidas sabiendo que una vez fallecidos la gran mayoría será rápidamente olvidada. Quién recuerda quién inventó la mayoría de medicamentos y equipos médicos que salvan millones de vidas, las innovaciones en ingeniería que permiten construcciones civiles y maquinarias que alivian la vida de millones, los descubrimientos que permiten al hombre llegar a marte… Quién recuerda a la gente que ha tenido intervenciones decisivas para promover la paz, educación y libertad en múltiples poblaciones, en actuar para salvar animales de la extinción o reducir la contaminación ambiental, en promover la atención preferencial a la infancia… Sin embargo, de no haber sido por estos olvidados el mundo sería un lugar más hostil y menos confortable para vivir, un escenario con más dolor, violencia y escasez…

La pregunta que nos deberíamos hacer es en qué cambió el mundo debido a nuestro paso por él; si el mundo con nosotros o sin nosotros sería el mismo, y eso nos dará una idea de qué sentido tiene nuestra vida en este mundo. Lo que nos llevaremos a la tumba es esa dosis de alegría o amor de las personas cuya vida hemos tocado, para quienes nuestra existencia resultó decisiva; esa porción de energía positiva y cordialidad de la gente que amplió sus horizontes gracias a su interacción con nosotros…

En la medida que podamos sentir que la vida de otros mejoró en algo gracias a nuestro paso por este mundo, podremos sentir que nuestra vida tuvo sentido, y que sin ella, los demás se hubieran privado de las posibilidades que nosotros les permitimos.

Una de esas personas cuya vida tuvo mucho sentido para mi esposa y para mi, fue Eduardo “Churro” Bigio quien fue enterrado hoy en Herzliya (Israel).
Tuvimos el privilegio de conocerlo de cerca y mantener una relación de más de 50 años con él, su esposa e hijos. Fue una persona muy accesible, cordial, cálida, con una extraordinaria agudeza mental. Fue sinónimo de un indesmayable liderazgo sionista que se amplificaba con su soberbia capacidad comunicadora. Su rol como presidente del comité de Relaciones Humanas de la Comunidad Judía del Perú así como su participación en el Congreso Judío Latinoamericano y el Congreso Judío Mundial siempre fue reconocida como muy relevante, orientadora, creadora de rutas para el diálogo político con las autoridades gubernamentales procurando una relación comprensiva y amistosa con Israel, país en el que radicó en las últimas dos décadas de su vida.

Churro tocó muchas mentes y almas a lo largo de su vida y merece un digno sitial en la historia del Perú e Israel. Entre aquellos cuyas vidas tocó estamos mi esposa y yo, por lo que queremos hacernos presentes en el duelo familiar, y compartir la pena con quienes lo conocieron, para que también puedan sentirse parte.
Descansa en Paz, querido Churro.