Quiénes son los colonos israelíes – Alberto Spectorovsky
Los recientes hechos de inusitada violencia perpetrada por mitnajalim, los llamados “colonos” que quemaron el pueblo palestino de Huwara, en represalia por el asesinato de dos israelíes, trajo inevitablemente caos en los territorios de Judea y Samaria y condena generalizada.
Alberto Spectorovsky es profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Tel Aviv y en dialogo con Radio Jai realizó un análisis sobre quiénes son los colonos, cual es su motivcación idelogógica, en qué momento surgen en la historia del Estado de Israel, y cuáles son los objetivos que persiguen.
“La gran victoria de la Guerra de los Seis Días produjo como un salto espiritual en los israelíes. No estaba en ese momento en los planes de quienes estaban al frente de la guerra, la conquista de Judea y Samaria y la reunificación de Jerusalem, pero se fue dando”. Lo que había comenzado en Egipto, se expandió y con ello vino el apetito por más, y cuando se dio la oportunidad, se conquistó Judea y Samaria y Jerusalem, que eso ya no era lo que se denominaba” profundidad estratégica para la seguridad”, como era el Golán. Para Judea y Samaria, en parte había temas de seguridad, pero más que eso, significaba volver a la tierra histórica, mítica. Una conquista territorial que para muchísimos representaba “el sionismo verdadero”, y ello no fue solamente para los religiosos, porque cantidad de gente que provenía de la izquierda, entre ellos, muchos intelectuales, poetas, incluso para la gente del partido que gobernaba entonces, Tnuat Avodá, el laborismo, que no tenían gran contacto con la religión, veían a la tierra de Israel como la verdadera tierra del sionismo. Se crea una suerte de ”religión secularizada” por la cual, llegar al Muro de los Lamentos, tocar el shofar allí, era como llegar al cielo. Gente totalmente secular se vio invadida por ese espíritu místico, y se creó un clima de fiesta y de victoria, de felicidad para todo el mundo.
Pero hubo unos pocos, entre ellos el célebre profesor Yeshaiahu Leibowitz que empezó a entender el problema de ese nuevo espíritu, y del cuál sería el verdadero resultado de esa conquista. En esos lugares vivía gente y era necesario definir el estatus que a partir de ese momento tendrían. Pronosticaba que si a esos “conquistados”, no les iban a dar ciudadanía israelí, esa zona quedaría como un limbo. Sostenía que la conquista les iba a crear problemas con el mundo exterior, impedir hacer paz con el mundo árabe, y como él mismo decía: “A nosotros nos va a pudrir por dentro”.
Revela Spectorovsky que los primeros que apoyaron cierta forma de colonización fue la gente del Partido Laborista, obviamente quienes la impulsaban era una nueva generación de gente religiosa nacional que entendía la parte espiritual de la cuestión. Eran una minoría en ese entonces, pero las circunstancias le fueron propicias para comenzar a organizarse. Se hicieron colonos, primero entraron en Hebrón con el permiso espontáneo de Igal Alón para hacer un Pesaj allí y después se establecieron; y poco a poco fueron iniciando el proceso de colonización y se convirtieron en el “grupo de los creyentes”, eran muy determinados, y fueron construyendo asentamiento tras asentamiento, siempre con el consentimiento del gobierno, y aún sin tenerlo, lo harían igual sabiendo que el consentimiento llegaría después: “Plan matemático perfecto que fueron llevando a cabo durante 50 años, que representa hoy 500.000 judíos en territorios que según ellos, les pertenece”, La población árabe Palestina en Judea y Samaria se calcula entre 2 y 2,5 millones de personas y en Gaza otro millón, señaló.
Durante 50 años de negociaciones nada se ha podido hacer, y para el analista el panorama de una salida política no es para nada alentador. Sostiene que el proyecto de los colonos es obviamente quedarse en los asentamientos, y para los árabes que habitan en Ramalah, Jenin, o cualquier otro lugar de los territorios, están a favor (aunque no lo admitan) de una situación límite en la que se tenga que expulsar a los árabes para bajar su número en la población, o bien, crear una suerte de “apartheid de lujo”, que sería otorgarles un buen estándar de vida, pero sin darles derechos políticos y bajo su soberanía.
Acera de los árabes que son ciudadanos israelíes, el especialista explica que su situación es muy diferente. Ellos gozan de los mismos derechos y obligaciones que los judíos israelíes, aunque manifiestan muchas veces sentirse discriminados: Sin embargo, si tuvieran que elegir entre vivir en un país árabe, o más aún, en caso de que hubiera un Estado palestino en Judea y Samaria, vivir allí, “de ninguna manera lo harían”. Crearon ese ideario de “soy palestino, pero mi ciudadanía es israelí”. Y señala Spectorosky que se han fortalecido mucho en Israel, que se los puede ver en su rol de profesionales en los hospitales, farmacias. No hay negocios, supermercados donde no haya árabes trabajando. “Hoy en día son parte total, integral de la sociedad israelí”, indicó. El status de israelíes se da porque son àrabes que viviàn en el territorio de Israel durante la independencia de 1948. Los Palestinos de Judea y Samaria y Jerusalem oriental, “territorios en disputa” que son administrados por Israel tienen un status especial y no son ciudadanos.
Sobre lo ocurrido en Huwara, que definió el analista como “suerte de pogromo”, dijo que eso es parte de la radicalización de la lucha con los palestinos, y que la gran preocupación es que ello se constituya en un método “legítimo” de reacción para los colonos, que piensan que si las Fuerzas de Seguridad no son capaces de actuar como ellos lo harían, entonces serán ellos quienes lo deberán hacer. “Eso es fascismo puro”, definió.
Sobre la posibilidad de un acuerdo político, como los que hubo en otras oportunidades, y como conocedor de algunas de las negociaciones, el especialista manifestó que “estamos a años luz de eso”, que hubo momentos de la esperanza. Y contó su propia experiencia, hace muchos años, en la época anterior a Rabin, cuando estaba entre los grupos que buscaban el diálogo con los palestinos, hasta reconociendo la OLP, pensando que, con ello, el camino para la paz iría sin tropiezos, pero que fue un rotundo fracaso. La frase de ese momento fue: “No hay con quién dialogar” lo que significaba que “lo máximo que podemos dar nosotros no es lo mínimo que pueden aceptar ellos; y lo máximo que pueden dar ellos no es lo mínimo que podemos aceptar nosotros”.
Sobre quién apoya a los colonos, el analista manifestó que el Estado y la Corte Suprema de Justicia, la que está siendo acusada de izquierdista, fue la que les dio todas las prerrogativas a los colonos y la que defendió ante las Cortes internacionales la política de colonización, con el argumento de que los palestinos hacen terror y no quieren dialogar.
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Redacción Prof. Cita Litvak
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