La crisis política del Estado de Israel tiene un sólo nombre: Bibi
Ante la continuidad y profundización de la crisis interna en Israel, donde cada día se agregan impensables e innecesarios daños, volvemos a publicar esta editorial de nuestro director donde señala con absoluta contundencia la responsabilidad del Primer ministro Netanyahu. Hace minutos, y como una nueva muestra de no estar dispuesto a escuchar a ajenos y propios destituyó al ministro de Defensa Yoav Galant que venía solicitando que por razones de seguridad se postergara la reforma judicial.
Nadie puede dejar de reconocer los enormes méritos que Benjamín Netanyahu ha demostrado durante su carrera política. No sólo, es el Primer Ministro, que más tiempo ha ejercido ese rol en la historia del renovado estado judío, sino que ha conducido al mismo en las últimas décadas, a logros impensables en su economía, geopolítica y seguridad.
Dicho lo anterior, pensarse como irremplazable, e intentar perpetuarse en el poder a toda costa, es imperdonable. Israel pasó cinco elecciones en un breve período donde el único motivo de las mismas ha sido la figura de Bibi. Sin Netanyahu en la escena política, se hubiera conformado hace rato una amplia coalición de centro derecha con los equilibrios necesarios e históricos.
El judaísmo detesta la idolatría y más aún los personalismos idolátricos.
Un verdadero estadista sabe cuándo es el momento de dar un paso al costado. Lo hizo Ben Gurión cuando renunció y se fue a vivir en su pequeña y alejada casita en el desierto del Neguev, lo hizo Golda Meir, cuando renunció después de la crisis por la guerra de Yom Kipur, lo hizo Menajem Beguin y tantos otros.
Que un hombre como Netanyahu haya llevado a Israel por su enfermiza egolatría, apetencias de poder e intereses personales, a este peligroso enfrentamiento entre hermanos, es imperdonable, conspiran contra su propia figura y trayectoria y es una falta de responsabilidad mayúscula.
Un verdadero líder sabe formar herederos, alentarlos y darles el espacio para que continúen la obra.
El director de Radio Jai ahonda en esta editorial sobre la crisis interna que vive Israel y recuerda algunos principios que nunca deberían ser abandonados.
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai
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