Putin y Bibi un solo corazón
Hace 2 años ambos eran admirados como enormes estadistas.
De Putin, se decía que era el genio de la estrategia, el gran ajedrecista de la geopolítica mundial. De Bibi, el mejor gerenciador del startup nation y articulador de los acuerdos de Abraham.
Han pasado 2 años y de Putín solo se dice que es un asesino que ha llevado a su país a una invasión sangrienta, de final incierto, que lo ha transformado en un paria entre las naciones. De Bibi, que ha llevado a Israel a la peor crisis interna que recuerda el Estado judío en sus 75 años de existencia, con niveles de fractura social e institucional que ponen en peligro incluso su seguridad Nacional.
Ambos personajes parecen tener demasiado en común. Fueron entrenados para combatir sin límites, destruir a sus enemigos a toda costa y a cualquier precio. Putin en la KGB aprendió el arte de matar, donde no hay lugar para sentimientos ni miramientos. Bibi, en Sayeret Matkal, el comando del general en jefe, aprendió a combatir hasta la última instancia, no sentir dolor, no entregarse nunca y matar o morir en combate, como única opción.
La formación de ambos en lo militar la han trasladado a la política. Ambos convencidos que la única manera de ejercer el poder es a partir de la fuerza extrema.
Ambos, convencidos de haber sido elegidos como los únicos e irremplazables comandantes en condiciones de dirigir la batalla. Ambos se han encargado de confrontar contra enemigos externos reales o inventados y envenenar o destruir a los enemigos internos lejanos y cercanos.
Putin y Bibi comparten esa personalidad egolólatra que los hace adictos a las luces y ser el centro de la atención. Están más enamorados de sí mismos, que de cualquier causa a la que dicen servir. Ambos han estado dispuestos a quemar todo el capital y prestigio ganado por años y de paso de sus países, en aras de una perpetuidad e inmortalidad pagana.
La psiquis de uno y otro, no difieren demasiado.
La gran diferencia está en los pueblos que los eligen. Putin gobierna en la sociedad de los zares, tiranos de turno, que sometieron y doblegaron a fuerza de control interno y terror a su pueblo, convirtiéndolo en vasallos.
Bibi gobierna en un país con fuerte control de los enemigos de su seguridad existencial, donde los ciudadanos tienen un compromiso y generosidad mayor, con su destino. Una sociedad donde cada uno es protagonista, donde la libertad es un valor esencial, enseñado e internalizado por generaciones desde el grito libertario de Pesaj, que no permite faraones y detesta los cultos idolátricos. La tensión entre la profecía y aquellos que claman por un rey como todos los pueblos, no es nueva. La historia la resolvió. El menaje profético permaneció y la monarquía desapareció hasta que llegue la era mesiánica y que no creemos encarne Bibi.
Es verdad que en medio del incendio es difícil ver la luz al final del túnel, e incluso es triste ver la caída de aquellos que considerábamos enormes estadistas hasta hace tan poco. Sobrevivimos al Faraón, si D.s quiere también sobreviremos a Putin y Bibi.
Escucha la editorial del Director de Radio Jai
Ayuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN