Aproximaciones al activismo de la Corte Suprema de Israel

Por Raul Woscoff

En estos días se cumplen cincuenta años de la muerte de Hans Kelsen, el jurista judío creador de la teoría pura del derecho y que marcó a quienes incursionamos en el derecho en la década del 70.

Su afirmación de que en el derecho no hay lagunas, tendió un puente, en quien esto escribe, con Aharon Barak, el inspirador del activismo judicial en la Corte Suprema de Israel:
” Toda conducta humana humana está sujeta a una norma jurídica”.

Vuelco aquí generalidades dejando a los profundos conocedores de estos temas aspectos que se le escapan a un simple observador.

Barak es el jurista a quien Menajem Begin incorporó para discutir los acuerdos de Camp David y de quién se dice, que el presidente americano Jimmy Carter, en broma, manifestó que lo quería incorporar a la Corte Suprema de su país, rindiéndose ante su sabiduría.

Barak contribuyó a ampliar el concepto de quienes pueden accionar ante la Corte (legitimación) y sobre las materias que el tribunal puede expedirse (judicialidad). Así ingresaron todos los temas de interés público. Él supremo órgano judicial pasó a ser el garante de los derechos humanos, y el revisor de las desviaciones del poder legislativo y el gobierno.

Frente a un sistema político que por su sistema de alianzas fue mostrando grietas y el ingreso de prácticas reprochables antaño inimaginables esa tarea adquiere una dimensión notable.

Se sostiene que no hay democracia parlamentaria en el mundo que ampliara la legitimación y judiciabilidad como lo hizo la israelí.

La Corte atravesó un período de debate cuando la ley de la kneset de 1980; definió los fundamentos de la ley, indicando como el juez debe resolver las lagunas del derecho recurriendo a los principios de justicia, equidad, y libertad del patrimonio de Israel.

Barak adoptó una postura amplia dónde debía armonizarse lo judío y democrático señalando que esos valores están representados en la declaración de la independencia.

En estos azarosos días Barak fue objeto de una manifestación en su contra y frente a su domicilio.
Inmediatamente ocurrió otra de ciudadanos agradecidos por la labor de este sobreviviente de la Shoá de 86 años. Lo desagraviaron con su presencia y cariño, en el mismo lugar.

Barak les dijo: “Soy yo el que les agradece por ejercer el derecho a manifestar y defenderse de una mayoría arrolladora, derecho que tanto me ocupó durante mi trabajo como juez. Espero que los miles que manifiestan se conviertan en millones”.

Esto es, a grandes rasgos, lo que está en juego con los embates de aquello que el propio Barak denominaría “la histeria de los estados de ánimo fugaces”.