La dirigencia judía argentina a la deriva
A espejo del país donde se encuentra situada la dirigencia judía argentina, la misma sufre de una desorientación y decadencia ininterrumpida y exasperante. La crisis conlleva una profunda corrupción cultural, estructural, desidia, soberbia, absoluta falta de autocrítica, carencia de evaluación objetiva de la realidad e incapacidad de plantear y plasmar un anteproyecto futuro superador.
En un país donde el individualismo y el sálvese quien pueda y como pueda es la tónica, pensar en Kehilá (comunidad) es una utopía. La atomización y las apetencias personales hacen que la mayoría mire solamente su ombligo y realidad, pensando que sólo lo de él es lo importante, sino único. Síndrome de hijos únicos.
En las últimas horas nos anoticiábamos que el partido Avodá de Argentina, que por años fue la agrupación que gobernara la AMIA y DAIA realizó su tradicional tercer Seder de Pesaj el día de Iom Hashoá. Cabe preguntarse ¿faltan días en el año?, No tienen un luaj (calendario) o no saben leerlo? La ocasión “festiva” sirvió también para la despedida de un dirigente que realizó su Aliáh y la cena respectiva.
Si lo de Avodá es patético organizando este evento en un día de duelo y congoja de nuestro pueblo, cuánto más, ver a los dirigentes de las instituciones centrales e intermedias participando alegremente de la ocasión. Rabinos, representantes de organizaciones israelíes y todos los invitados sin ninguno que haya planteado lo inconveniente de la fecha y desistido de concurrir.
Nobleza obliga ya que Radio Jai hace años no es invitada a eventos comunitarios y ni se entera de la mayor parte de los desatinos institucionales ya que en nuestro compromiso con libertad de expresión y prensa exponemos la realidad que incomoda a muchos, fue el periodista Claudio Goldman de Emet quien dio cuenta de lo ocurrido. El cronista estaba invitado al “Seder” y cuando señaló “el error” en la programación del mismo simplemente pasó a ser ignorado.
Son tantos y en tantos ámbitos los errores dirigenciales con la complicidad de sus profesionales, que exponerlos supondría una enciclopedia. Claro, cuando exponemos algunos, en lugar de realizar la sana autocrítica y corrección hacen lo que los políticos nacionales, enojarse con el correo y nunca analizar el contenido de la carta. Señalan sin ponerse colorados que los periodistas y medios independientes son patoteros, conspiradores, extorsionadores, delincuentes, vendidos, resentidos o traidores a la comunidad e intereses de la misma. Ahí comienza la a veces sutil y otras no tanto, diversas formas e intentos de censurar a la prensa libre. Indiferencia, maltrato, conspiraciones, negación de recursos humanos y financieros, boicot e incluso políticas activas de búsqueda de cierre de los mismos. Solo se llevan bien y alientan a los medios de prensa que les son genuflexos y difunden sus oportunas gacetillas de prensa, sin esgrimir jamás una crítica o editorial propia. “Periodismo sin libertad de expresión no es periodismo, es otra cosa”.
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- “Hay una falta de diagnóstico de una comunidad para el presente y para el futuro” Yaco Cohen Chaluh
Al igual que en la política nacional nadie rinde cuentas por nada; con la excusa de que fueron elegidos para ocupar esos cargos y dedican muchas horas de su tiempo a la vida comunitaria se sienten exculpados de explicar su accionar y decisiones. No hay ningún costo por mala praxis y no le deben explicaciones a nadie. Cuando son consultados por la prensa independiente simplemente ignoran a la misma y no dan respuesta, seguros que el medio terminará por abandonar por agotamiento el tema u por necesidad de abordar otros frentes. Cabe aquí también una autocrítica a los miembros de la comunidad que como en el país por comodidad o falta de compromiso prefieren no meterse y dejar que las cosas sigan su diatriba. Sólo se ven obligados a despertar relativamente cuando aparece un quebranto y crisis mayor, donde hay que salir a apagar el incendio cuando es posible o decir el Kadish cuando ya no hay solución.
AMIA, la mutual comunitaria, puede servir de botón de muestra de la mayoría de las instituciones comunitarias. Solo un par de ejemplos. Hace meses se le ha solicitado que informe de la multimillonaria inversión en la obra de remodelación del velatorio de calle Loyola y no se ha obtenido respuesta alguna. Se sabe que la erogación realizada (se especula serían más de dos millones de dólares) habría permitido mejores opciones para la Kehilá y que no fueron contempladas. Ahora ya salieron a buscar recursos extras que incluso habrían solicitado en Israel.
La transparencia de las inversiones, las licitaciones de las obras, los profesionales intervinientes y tanto más, debería ser información pública y no lo es. Lo mismo en lo que hace a todo el presupuesto de la institución y a la aplicación de esos fondos provenientes, en su mayoría, de los cementerios que administra la mutual y los legados en propiedades que recibe.
Cómo un clásico Ministerio de Argentina, la mutual judía tiene una sobreabundancia de personal (más de 300 personas en planta y cerca de 200 con contratos externos) que nadie tiene el coraje de reducir. Son amigos, familiares, etc. Los dirigentes no están para adoptar medidas impopulares. Por información interna de uno de los referentes máximos de Amia sabemos que, del presupuesto de ingresos de la Mutual, el 75% se destina al sostenimiento de la misma, en sueldos, pagos de servicios e infraestructura, quedando tan solo el 25% restante disponible para subsidios y los destinos estatutarios de la entidad.
Ya que mencionamos los legados de inmuebles, los mismos se prestan para todo tipo de operaciones inmobiliarias extrañas. Mencionaremos, por un tema de espacio, tan sólo uno. Recientemente, AMIA, mal vendió el edificio de calle Araoz 260 donde funcionaba Iona en un monto de U$600.000. Cotizaciones de entendidos señalan que la propiedad tenía un valor cercano al millón de dólares. ¿Quién se benefició con la compra? es una pregunta válida en negocios donde siempre hay intereses en juego. Por qué no se publican y difunden abiertamente estas “oportunidades inmobiliarias” es otra pregunta valida y necesaria. Ud. puede seguir formulando preguntas que al igual que las nuestras nunca obtendrán la respuesta adecuada, escudándose que fueron electos como dirigentes para decidir y que “hay empresas contratadas” que realizan las oportunas y bien pagas auditorías. La mayoría de los dirigentes nunca administraron en sus empresas o profesiones presupuestos tan importantes.
Otro día podemos abordar a la DAIA, OSA, CUJA, Keren Kayemet, Agencia Judía, fundación Tzedaká. Jabad y otro centenar de instituciones.
Esta realidad puede ser extrapolada a una enorme cantidad de instituciones, cuya finalidad termina siendo que muchas familias vivan de las mismas y sus dirigentes aparezcan en fotografías donde aprovechan los diversos beneficios que les traen para su ego o posicionamiento personal y emprendimientos particulares.
Si quieres comprender como le va a la comunidad judía argentina, su decadencia de décadas, desorientación, inmoralidad y otros males, mire al país y verá que se trata de un modelo a pequeña escala de las mismas patologías fenomenológicas incluso muchas veces potenciadas por la energía y talento judío.
Viva Pesaj y su grito de libertad de conciencia y expresión. Esperemos la próxima vez, la evoquen en el día correcto.
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