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Una hazaña de azul y blanco: breve crónica del Mundial Sub 20 de Israel

Cuanto más difícil, mayor es la sensación de victoria”

  • O Rei Pelé

Este jueves, la selección sub-20 de Israel tiene la posibilidad de seguir haciendo historia en las semifinales del Mundial Sub 20, al enfrentarse a Uruguay. En su primera participación en la categoría (conocido como el Mundialito), los Kajol Laván han eliminado al multicampeón Brasil en un campeonato lleno de adversidades, hazañas inexplicables y un sentimiento de unión que sobrepasa las fronteras.

No siempre fue así de exitosa la campaña de este equipo desde el subcampeonato europeo en 2022. Las amenazas de corte político, las dificultades tácticas y la actual situación de caos en Israel han representado escollos, pero también motivaciones adicionales para el equipo dirigido por Ofir Haim.

Un reclamo antideportivo: el cambio de sede

Hasta el mes de marzo, el Mundialito estaba programado para realizarse en Indonesia. El país del Asia Sureste estaba preparado para realizar su segunda gran competición deportiva, tras la Copa Asiática de 2017. ¿Qué sucedió entonces?

El rol de Israel en este asunto terminó siendo determinante en el cambio de sede. Indonesia, el país con mayor población musulmana en el mundo (277 millones de habitantes), asegura no reconocer a Israel como un estado legítimo. En ese sentido, tras la clasificación de Israel al Mundialito, grupos conservadores y ultra religiosos salieron a las calles a protestar, exigiendo que la selección israelí fuera descalificada de este campeonato deportivo. Esta cruzada en contra del equipo juvenil incluyó a los gobernadores de Bali y Sumatra, que anunciaron “prohibiciones para que la selección israelí no juegue en sus provincias”, así como peticiones al gobierno del presidente Joko Widodo para lograr que la FIFA impidiera la participación de los celestes en el torneo en el aspecto deportivo. El presidente Widodo, al igual que el presidente de la Federación Indonesia Erick Thahir (dueño del gigante italiano, Inter de Milán) intentaron salvar la designación del país ante el máximo ente del fútbol mundial.

Indonesia, un país acusado internacionalmente por sus violaciones a los derechos humanos (entre los que podemos listar la penalización de la convivencia sin matrimonio o la difamación contra los dirigentes políticos, así como las muertes inexplicables de ciudadanos extranjeros por abusos policiales) buscó evadir a toda costa una competición deportiva y no política con la selección israelí. FIFA decidió cambiar la sede y entregarla a Argentina, donde se viene realizando el Mundialito.

Tampoco es una novedad la resiliencia del cuadro israelí: geográficamente ubicado en Asia, pero permanentemente censurado en su continente debido al boicot de la Liga Árabe, y que ha jugado en diferentes confederaciones hasta aterrizar en UEFA, un espacio altamente competitivo.

La convocatoria de Ofir Haim: un equipo compacto, pero incompleto

Debido a la no obligatoriedad de los clubes en temporada regular para ceder a sus jugadores a las selecciones que participarían en el Mundialito, Israel perdió para este torneo al jugador más preciado surgido en Eretz en los últimos años: el joven mediapunta Oscar Gloukh. En el pasado mercado de invierno, el talentoso centrocampista surgido del Maccabi Tel Aviv fue tentado por clubes de las ligas más competitivas de Europa, como el FC Barcelona, Tottenham Hotspur y el AC Mónaco. Finalmente, el Red Bull Salzburgo se hizo con los servicios de Gloukh, un jugador que a sus 19 años sigue multiplicando su valor de mercado, hoy cercano a los 7 millones de euros según Transfermarkt. El club austriaco no autorizó la cesión del 10 israelí para el Mundialito.

Sin embargo, entre los convocados de Ofir Haim destacan otros talentos juveniles de las mejores canteras israelíes. El equipo llegó a Argentina 2023 teniendo como figuras a Tai Abed (el único futbolista fuera de la liga israelí, en el PSV Eindhoven de Holanda), su capitán Ilay Madmon (fuerte mediocentro del Hapoel Be’ersheva), el lateral izquierdo Roy Revivo (Hapoel Jerusalén) y Dov Turgeman (delantero del Maccabi Tel Aviv).

El Mundialito: la sorpresa y los héroes inesperados

En definitiva, el cuadro israelí ha ido de menos a más en el campeonato juvenil. Después de 53 años sin clasificar a una competición mundial (tras el legendario equipo liderado por Mordejai Spiegler en México 1970), los celestes se presentaron ante Colombia sorprendiendo por su juego rápido, dinámico y atento a las desconcentraciones del equipo cafetero. Turgeman anotó de penal al minuto 56, pero el equipo de Haim no pudo mantener la presión sobre el mediocampo colombiano, y lo terminó perdiendo; primero por una mano del lateral Ilay Feingold castigada con penal, y posteriormente por una genialidad de la estrella colombiana Gustavo Puerta, que sentenció el partido en el minuto 90.

Israel salió al césped del Estado Diego Armando Maradona con el cuchillo entre los dientes, dispuesto a decidir su futuro contra la selección de Senegal. El segundo partido en La Plata fue masivamente adverso para los Kajol Laván, que solo pudieron generar peligro por el campo derecho gracias a la gambeta privilegiada de Tai Abed. Sin embargo, nuevamente el equipo israelí forzó al error al rival y, tras un centro peligroso de Ahmad Ibrahim, Ndiaye marcó en contra. Nuevamente, el cuadro israelí perdió la ventaja en los últimos minutos, permitiendo un total de 24 remates senegaleses asediando el arco de Tomer Tzarfati. En el minuto 80, Pape Demba Diop le arrebató el triunfo al cuadro de Haim.

Los celestes sólo necesitaban de una victoria para clasificar a los octavos de final, pero esta vez el rival golpeó primero: Japón anotó al final del primer tiempo por medio de Sakamoto, y el volante de contención Ran Binyamin fue expulsado a poco de haber ingresado al campo. Esta vez, los suplentes salvaron al equipo. Lo empató Roy Nawi al 76’, y cuando la eliminación ya era un hecho, apareció Omer Senior en el tiempo añadido para cumplir la hazaña: la clasificación israelí a los octavos de final.

En los octavos de final, el rival de turno fue Uzbekistán. Los Lobos de Tashkent asediaron durante todo el encuentro al equipo de Haim, e incluso anotaron en el minuto 10 (anulado por falta contra el portero Tzarfati). En este partido se evidenciaron las falencias defensivas del equipo; errores clamorosos del zaguero Stav Lemkin pusieron en riesgo innecesario al cuadro israelí. Cuando el cansancio ahogaba al equipo, apareció un héroe inesperado: el delantero suplente, Anan Khalaily. El atacante del Maccabi Haifa, de origen árabe-israelí, le dio la clasificación histórica a Israel en el minuto 96.

En este punto, un nuevo riesgo anti deportivo surgió: la otra llave rumbo a los cuartos de final enfrentaba a Brasil y Túnez. El riesgo de boicot por parte de la selección tunecina hubiera supuesto un nuevo revés para el fútbol, dados los antecedentes de escuadras deportivas que se niegan a competir sanamente contra Israel. Finalmente venció Brasil, y el multicampeón complicó con goles de Marcos Leonardo y Matheus Nascimento en el segundo tiempo. Sin embargo, nuevamente aparecieron los héroes inesperados de la escuadra celeste: dos jugadores árabes israelíes salvaron a Israel y forzaron el tiempo suplementario. Nuevamente Anan Khalaily, y el atacante Hamza Shibli (ambos desde el banco de suplentes) llevaron el partido al alargue, y en el 105’ apareció el goleador Dov Turgeman para eliminar a la cuna del fútbol. Los dos penales perdidos por Israel quedan como un dato anecdótico: el equipo hizo historia, y se metió entre los 4 mejores del mundo.

La opinión del autor: a modo de conclusión

Independientemente del resultado que los Kajol Laván logren en la semifinal del jueves ante Uruguay, el “Equipo Elegido” ya ha dejado su huella en este campeonato. A este equipo de jóvenes buscaron descalificarlo por motivos ajenos; se preparó todo un boicot para evitarlo. La respuesta estuvo en la cancha, donde se ven los valientes: Israel respondió con fútbol.

Debo hacer una mención adicional a los más de 4000 argentinos que se apostaron en San Juan (judíos y no judíos) para alentar y aportar el aguante que necesita todo equipo de fútbol para los jugadores israelíes. Al final del partido, la celebración entre futbolistas e hinchas al son del canto “El, El, Israel” se plasmó para la historia de una hazaña llena de obstáculos.

El sacrificio de la celeste juvenil ha incluido superar estas adversidades, jugar en Shabbat, requerir una custodia policial especial por motivos de seguridad, llevar los partidos hasta las últimas consecuencias. Pero así es el fútbol: una pasión que no sea agota en el deporte, y que crea las historias más épicas y heroicas a partir del azar. Dijo alguna vez el gran Jorge Valdano que el fútbol es un estado de ánimo, y esto queda reflejado en el increíble simbolismo de este equipo: solidario, unido, diverso y luchador.

 

Esteban Silva, para Radio Jai

 

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