Radio JAI

La Radio Judía de Latinoamérica

DONAR

Latinoamérica y la Historia sin fin

El pasado 30 de mayo, en la Cancillería brasileña, el Palacio de Itamaraty, en Brasilia, fue sede de la Cumbre de presidentes sudamericanos, el anfitrión el 1er. mandatario del Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, y a la reunión asistieron los Jefes de Estado de, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Suriman, Uruguay y Venezuela, y en el caso del Perú, lo hizo Alberto Otarola, jefe del Consejo de Ministros, en representación de la presidente Dina Boluarte, que por cuestiones internas no pudo asistir.

 

Más allá, que el gobierno brasileño evitó señalar una propuesta específica, el objetivo del pte. Lula, fue reanudar el diálogo entre los países de la región, a sabiendas que a priori, hay diferentes visiones y perfiles ideológicos, pero buscando abordar cuestiones comunes, como ser, la integración y la cooperación entre todos los actores.

 

En esa búsqueda de puntos en común, se pueden señalar, la cuestión del Medio Ambiente, el Cambio Climático, las altas Tasas de Inflación en algunos países, la pobreza, proyectos de infraestructura y la problemática del Crimen Organizado.

 

Pero más allá del protocolo y las declaraciones de los funcionarios brasileños y del propio Lula, lo que se buscó y se busca, es relanzar y afirmar el liderazgo regional del pte. paulista, ahora que regresó en enero ppdo. al poder.

 

Ahora bien, en la víspera de la Cumbre, Lula mantuvo una reunión bilateral con el dictador venezolano Nicolás Maduro, donde acordaron que no se expusieran las diferencias ideológicas entre los participantes.

 

Esta postura se debe a, que si bien el encuentro de presidentes se llevó a cabo en momentos que la izquierda y la centro-izquierda son gobierno en varios Estados, también en otros es la centro-derecha quienes gobiernan, y en otros países se asoma como próxima alternativa.

 

Pero sin duda alguna, el objetivo de Lula es, el relanzamiento de la UNASUR, algo que quedó en evidencia cuando en abril ppdo., se dio el regreso del Brasil a dicho bloque, que recordemos, fue una iniciativa creada en el 2008 por el fallecido Hugo Chávez, secundado por el Brasil de Lula, y otros mandatarios izquierdistas de la región, y que durante la presidencia de Jair Bolsonaro, 2019/2022, Brasil se alejó, sin olvidar que entre el 2018 y el 2020, suspendieron su participación en el citado foro, Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay, denunciando que los lineamientos de la UNASUR se fundamentan en cuestiones político-ideológicas, incluso, por ser funcional al régimen autoritario y populista de Venezuela.

 

Al respecto, se puede decir que ese cuadro de situación se mantiene, pues esa visión crítica y real del régimen de Caracas, salió a relucir en torno a la presencia de Nicolás Maduro, por el caso, el pte. uruguayo Luis Lacalle Pou, criticó  al gobierno populista venezolano por las violaciones a los DD.HH., los presos políticos y abogó por la restauración de una democracia plena, en aquel país.

 

Pero quizás, lo que sorprendió fueron las discrepancias entre Lula y el pte. de Chile, el también izquierdista Gabriel Boric, en torno al régimen de Maduro, al declarar el mandatario chileno, que es una cuestión esencial, la defensa de los DD.HH., sin importar el color del gobierno que los vulnere, una posición que fue ratificada el pasado 1° de este mes, cuando lo reiteró  en la ceremonia en el Salón de Honor del Congreso en Valparaíso.

 

Lo lamentable para nuestro país, que ha albergado a tantos ciudadanos venezolanos que dejaron su tierra por los abusos del régimen dictatorial, que sume a tantos en la inequidad, la pobreza y la persecución política, fue el vergonzoso acercamiento del pte. Alberto Fernández a Nicolás Maduro, que no sólo arropó a la dictadura caraqueña con términos falaces, como por ejemplo, que su reunión con Maduro tuvo como objetivo, “seguir avanzando en la construcción de una América Latina que defienda los procesos democráticos, los DD.HH. y la libertad de los pueblos”, sino que también, tácitamente se alineó al nuevo orden mundial que viene preconizando China.

 

Esto quedó evidenciado, cuando manifestó la necesidad de mecanismos regionales frente a una “nueva globalización”, que según Fernández, no es la que antes conocimos y la que está en proceso, se esta revisando así misma y tiende a reforzar a las regiones, y tiene una nueva dimensión.

 

También por supuesto, arremetió contra los EE.UU., tanto respecto al proceso globalizador anterior, que según su mirada, desarticuló a Sudamérica de mano de Donald Trump y la creación del Grupo de Lima, como así también, a través de redinamizar la UNASUR, que en su momento impidió un conflicto armado entre Colombia y Venezuela, y que ahora debe generar un sistema de Defensa en la región, que no dependa de la visión de Washington a través del Comando Sur, y de esta manera garantizar una “zona de paz”.

 

En su postura, Fernández se refirió a la UNASUR, no como un espacio ideológico, sino para defender intereses comunes, los que se deben desarrollar y profundizar, lo que más allá de ser una burda falacia, es un objetivo de difícil concreción ante posiciones y visiones ideológicas dispares, tal como se señaló previamente.

 

Algo que tampoco dejó de lado el pte. argentino, y en relación a la propuesta de su homólogo brasileño, fue referirse a que Argentina, Chile y Bolivia, poseen el 66% del litio a nivel mundial, y que esto constituye una oportunidad excelente a través del encuentro en la UNASUR.

 

Por su parte, el pte. de Colombia, Gustavo Petro, cuya popularidad ha caído al 32%, llamó a la unidad para potenciar a la región, pero que se debería avanzar más allá del discurso, pues la declamada unidad no se traduce en proyectos, y por supuesto, apoyó la presencia de Nicolás Maduro, pues no olvidemos que uno de los primeros pasos del 1er. mandatario izquierdista colombiano fue, recomponer las relaciones con el régimen populista de Caracas.

 

Pues bien, después de 9 años los presidentes sudamericanos se han vuelto a reunir, ahora en Brasilia, y si bien se declamó que el objetivo de la Cumbre es, revitalizar la integración regional, en lo que va del presente siglo ha fracasado por los cambios políticos, que son una realidad inconstrastable, pero la intensión del pte. Lula detrás de la remanida “Integración”, está el relanzamiento de aquella iniciativa de hace 15 años, pergeñada por Hugo Chávez, UNASUR, el proceso de un populismo de izquierda acuñado en el Foro de San Pablo, retomado por el Grupo de Puebla, que no es otra cosa que un bloque a fin a una ayornada exportación del Castro-comunismo y  para contrarrestar la influencia de los EE.UU., un “dejavú” de la Bipolaridad, en el que hoy Washington tiene como rival a China.

 

Bien vale recordar, que la última reunión de la UNASUR fue en el 2014, y tres años después, por desacuerdos en torno a la conducción del bloque y a la feroz dictadura del régimen de Caracas, siete países se fueron de la UNASUR.

 

Tal como se señaló, hay diferencias de visión ideológica-política entre los actuales gobiernos sudamericanos, sin olvidar los cambios que podrían darse, por lo tanto, la primera pregunta es, ¿ cómo puede el bloque sobrevivir a los cambios políticos lógicos que pueden ocurrir en cada país miembro?, el segundo interrogante es, ¿cómo armonizar un integración regional con países con diferentes realidades y problemáticas económicas y sociales?, y la tercera cuestión es, ¿la garantía para que el proceso de integración sea funcional y posible es la univisión ideológica-política, o acaso no puede darse el consenso en la diversidad?

 

Finalizando la columna, algunas reflexiones son las siguientes, tal como lo plantea el Dr. Aldo Ferrer en su obra, “Historia de la Globalización”, ésta no es un proceso nuevo, pues con la circunvalación del Mundo en el Siglo XVI, se ha dado y se desarrolla al ritmo de los progresos tecnológicos científicos que experimenta la Humanidad, y que en el presente se manifiesta a través de una interdependencia compleja, propicia para el Multilateralismo, sin embargo, asistimos a una evidente transformación geopolítica y geoeconómica, y en el que se dirime la puja por el liderazgo global entre los EE.UU. y China, y donde los alineamientos automáticos, por afinidad  o dependencia ideológica son peligrosos, lo que nos obliga a tomar una visión pragmática, “ni amigos ni enemigos permanentes, sólo intereses permanentes”, una lectura que evidentemente no está en la política exterior del actual gobierno argentino, por otra parte, debemos entender que todo proceso de integración regional es complejo, miremos sino a la UE., que ha tenido y tiene encuentros y desencuentros, pero donde ha prevalecido la visión de Charles De Gaulle, “juntos si, mezclados no”, es por eso, que si un proceso de integración sudamericano no está preparado para los cambios políticos en sus gobiernos, como consecuencia del libre juego democrático, y por lo tanto, consensuar intereses comunes por sobre las ideologías, será entonces, “La Historia Sin Fin” un proceso condenado al fracaso, y por último, entender que cada país que forma parte de Sudamérica, y aún más, de Latinoamérica, tiene su propia idiosincrasia, sus particularidades sociales, su propia identidad, sus propias problemáticas, no constituyen una unidad monolítica, no existe la llamada “Patria Grande”, sino la “Grandeza de cada Patria”, por eso más que una frase elegida, hoy es, una magnifica reseña publicada en el Informe del 2009 del Real Instituto Elcano, de España, “Las frecuentes referencias a Iberoamérica como una región con una clara identidad común y una visión de destino compartido, tiene poco que ver con la realidad, por que nunca ha sido una región homogénea.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

Ayuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN