Los refugios de los criminales
En Qatar se jugó un mundial de fútbol no sólo por la corrupción de FIFA sino por la complicidad de los organismos internacionales, que sienten que pueden dirigir la vida de los pueblos e imponer obscenidades un día sí y otro también. Esta semana, Qatar, el país donde murieron miles de trabajadores construyendo estadios, un país que financia fuertemente el terrorismo y con ello se asocia fuertemente a quienes hacen lo mismo, fue premiado por la Organización Mundial del Trabajo que no sólo le dio la presidencia de su reunión anual, sino que tomó la decisión en una sala del organismo que lleva el nombre de Qatar. Miles de trabajadores asesinados y un organismo internacional lo aplaude. Digno de la realidad actual. ¿Qué garantía puede dar a millones de trabajadores una organización que nació para proteger sus derechos cuando pone en un altar a quien ni siquiera debería ser miembro de la misma?
En su reunión anual de mayo, la Organización Mundial de la Salud no se quedó atrás con sus tropelías. Ya fue insoportable e indigno su manejo de la pandemia; intolerables los discursos y las acciones de su director (que por supuesto fue reelecto), por lo que no debería extrañar que se saliera otra vez de contexto. Y vaya si lo hizo. Eligió a Corea del Norte para integrar su Comité Ejecutivo. El país hambreado y castigado por una dictadura que no tiene adjetivos, el país que amenaza con sus armas nucleares obtiene una distinción y se lo premia para actuar en el ámbito de la salud mundial. No parece un desatino de quienes lo votaron, sino un agravio consciente para mostrar que los criminales no están solos, tienen cómplices que los ayudan a intentar blanquear sus monstruosidades. ¡Pero, cuidado! Corea del Norte no obtuvo este cargo en la OMS por tres años con votos de dictaduras solamente. Tuvo 123 votos a favor, 13 abstenciones, y 35 países se fueron de sala. Nadie decidió votar abiertamente en contra y decírselo a Corea del Norte en la cara. En ese Ejecutivo de la OMS están también Australia, Barbados, Camerún, Comoras, Lesoto, Qatar, Suiza, Togo y Ucrania. Otra vez Qatar. Pero, Australia, Suiza o algún africano ¿se va a levantar, renunciar, condenar semejante manipulación y afrenta e irse? La respuesta es tan obvia como preguntar hasta dónde puede descender más aún la OMS.
El jueves 1 de junio, la ONU siguió con su festival de atropellos. Veamos como los informó la agencia oficial de noticias de la dictadura iraní IRNA. Escribieron: “En la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se votaron los cargos de presidente y vicepresidentes. Los miembros eligieron por unanimidad al representante permanente de la República Islámica de Irán en Nueva York como el vicepresidente de la 78.ª sesión de la Asamblea General. La República Islámica ocupará ese puesto durante un año a partir del 13 de septiembre próximo, y será uno de los cinco vicepresidentes de la Asamblea General del grupo Asia-Pacífico en la próxima sesión de la Asamblea. La Asamblea General también nombró por unanimidad al candidato de Irán como relator del Comité de Desarme y No Proliferación del organismo y miembro de la junta de este comité. La designación se produce a pesar de los esfuerzos de la misión estadounidense en la ONU, durante las últimas semanas, para impedir el nombramiento de Teherán a estos dos cargos. Tras aprobarse la decisión, los representantes de EE. UU. y el régimen de Israel expresaron su rechazo al respecto y repitieron sus acusaciones contra el programa misilístico y nuclear pacífico de la República Islámica. En reacción, la delegación de Irán denunció la politización del tema, y criticó la irresponsabilidad de Washington por abandonar el acuerdo nuclear firmado en 2015 con Teherán, y al régimen israelí por sus crímenes contra el pueblo de Palestina y de la región.” Viniendo de Irán, nada nuevo. Repiten que la culpa de los problemas del planeta la tienen Estados Unidos e Israel. Otra vez, Naciones Unidas, ahora desde la Asamblea General dando cobijo y premios a los criminales. Irán le ha dado a Rusia centenares de bombas con las cuales Putin mata población civil, sigue asentada en Rusia para dar respaldo a Assad, arma y entrena a Hamas, Yihad Islámica, a Hezbollah en el Líbano, a los hutus en Yemen, y a tres grupos terroristas en Irak. Envenena adolescentes iraníes, asesina a sus familias, criminaliza toda protesta, pero la ONU lo elige para el Comité de Desarme. Y, además, en esta nueva ronda de la Asamblea General que comienza en setiembre, veremos a los Ayatolas en la vicepresidencia.
De nuevo: es lapidario para el futuro de las organizaciones internacionales que por intereses muy oscuros pongan en cargos de conducción y responsabilidad a países cuyos gobernantes deberían estar en prisión y habiendo sido juzgados por crímenes contra la humanidad. Pero no nos podemos olvidar que en esas votaciones también levantan la mano otros cómplices. Los Petain, Daladier, Antonescu de ayer, hoy tienen otros nombres, y también con estos votos para encubrir bárbaros quedarán como los anteriores en el basurero de la historia. Mientras, hacen mucho daño.
Y retornamos a la Asamblea Anual de la OMS. Ingenuamente se podría esperar que situaciones límite con la salud colapsada deberían estar en la agenda. En Siria, los hospitales y otras instalaciones sanitarias precarias son bombardeadas por Rusia y por el propio Assad, que ya sabemos que por asesinar a su propia genta ha sido recibido con honores por la Liga Árabe. En Afganistán, los talibanes han hecho colapsar todo el sistema de salud desde que retornaron al poder. En Yemen hay guerra civil, terrorismo, pero sistema de salud, ni por asomo. En Etiopía también hay conflicto armado y 5 millones de personas en condiciones incalificables. Nada de esto le importa a la OMS. En su agenda señalizó a un solo país entre los casi 200 del mundo. A Israel. No para señalar que los gobernantes de la Autoridad Palestina se atienden en Israel, no para decir que los hospitales palestinos tienen una infraestructura que ni Etiopía, ni Yemen pueden soñar en tener alguna vez, no para subrayar que los líderes de Hamas no están en Gaza sino en enormes mansiones en Qatar gozando de atención de salud del primer mundo, no para decir cuántos palestinos se atienden en Israel. Nada de eso. El asunto fue condenar a Israel por lo que no hace, pero que dictaduras como Siria, Corea del Norte, Venezuela y Cuba aducen que sí suceden, a ver quiénes los siguen en esta ola enfermiza de anti judaísmo contumaz. Y los siguen. La propuesta fue votada por 76 a favor,13 abstenciones,35 en contra y 54 ausentes. Y entre los votos a favor, habían Petains 2023 como Bélgica, Francia, Japón, Corea del Sur, España, Suiza. Y de América Latina: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba(obvio), República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Honduras, Jamaica, México, Paraguay, Perú, Venezuela (más obvio). Y eso es lo que le da fuerza a Irán, Corea del Norte, Qatar, para sentirse impunes. La lenidad de Francia o España y ni hablemos de la mitad de América Latina.
La FIFA en su infinita hipocresía dice que lucha contra el racismo en el mundo. Es cierto que sanciona a veces cánticos agraviantes. Pero el racismo en el deporte y en todos lados mira a Naciones Unidas, o a la OMS, o a la Organización Mundial de la Salud y se siente fuerte y apoyado mirando la gran mesa de la ONU y viendo a Irán de vicepresidente. Y estos días se agregó el vendaval antisemita. Israel destacándose en el Mundial sub-20 fue la excusa para que en redes sociales se reescribieran todas las ediciones de Der Sturmer el pasquín de Hitler y Goebbels. Mientras, los Ayatolas sonríen y los Petains 2023 acompañan, sin rubor, sin titubear y con escabroso fervor.
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