“Debemos tratar la inteligencia artificial de la misma manera que la amenaza nuclear”: presidente de OpenAI visita Israel
Por Esteban Silva, para Radio Jai[1]
El CEO de OpenAI Sam Altman visitó Israel, y en menos de un día llevó a cabo una ajustada agenda de importancia crucial para la industria tecnológica. El hombre detrás del innovador modelo logarítmico ChatGPT viene realizando una gira global que ha incluido naciones como Jordania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, India y Corea del Sur.
El empresario creció en una familia judía en Saint Louis (Missouri), y se encuentra entre los 100 personajes más influyentes del mundo, según la revista Times.
A solas con Boogie: la reunión con el presidente Herzog
Altman aterrizó en Tel Aviv el pasado lunes, y de inmediato se reunió a puertas cerradas con el presidente Isaac Herzog. En dicha reunión, la cuestión judía y la importancia de Israel en el campo de la inteligencia artificial fueron los principales puntos en la agenda.
De acuerdo al diario Globes, Herzog le dijo a Altman: “Escribí puntos para orientar nuestra reunión, y después pregunté a ChatGPT de qué debería hablar con Sam Altman. El software me recomendó hablar sobre moralidad y ética, así como el desarrollo de la asociación con Israel. Fueron los exactamente los mismos puntos que escribí, por lo que creo que definitivamente es inteligente y sofisticada”.
Herzog destacó la carta abierta que recientemente publicó Altman, advirtiendo los peligros de la inteligencia artificial. El presidente israelí manifestó que la IA puede constituir tanto una oportunidad tecnológica de avance como una amenaza a la independencia humana. “La medicina mejorará drásticamente con la IA, pero temas delicados como cuestiones morales, fake news y los valores estarán en peligro”, manifestó Herzog, anunciando además su apoyo a la propuesta desarrollada con Altman, para la creación de una “autoridad reguladora” para enfrentar este reto con la intervención de los gobiernos del mundo.
Por su parte, Altman agradeció al presidente y manifestó su admiración por la amplia comunidad de compañías de alta tecnología y startups generada en Israel en los últimos años. Sin embargo, rechazó reunirse con el primer ministro Benjamín Netanyahu y su interacción se redujo a una breve comunicación telefónica. La Oficina del Primer Ministro afirmó que la reunión no fue posible debido a las medidas de seguridad tras las manifestaciones en su contra, llevadas a cabo el sábado por empleados de empresas high-tech.
Altman en Hertzliya: reforzando la asociación con Microsoft
El empresario se dirigió a la ciudad de Hertzliya, donde visitó el Centro de Innovación y Desarrollo (I+D) de Microsoft Israel. Fue recibido por Michael Braverman (director ejecutivo) y el Dr. Tomer Simon (científico jefe del centro). Más de 400 empleados estuvieron presentes en la conversación con Altman. Microsoft es socio y uno de los principales financiadores de OpenAI, y el hub israelí del gigante tecnológico participa en el desarrollo de actividades para reducir el costo del procesamiento de datos de ChatGPT.
En esta reunión, Altman hizo hincapié en las ventajas productivas creadas por la IA. “La productividad ha aumentado significativamente, especialmente cuando se trata de trabajos basados en el conocimiento. En promedio cada desarrollador ha triplicado su productividad, y esto es una verdadera revolución”. Asimismo, anunció futuras inversiones en el Estado judío y la posibilidad de la apertura de una sucursal en el país.
Visita a la Universidad de Tel Aviv: la discusión académica y moral alrededor de las IA
La siguiente parada de Sam Altman fue la Universidad de Tel Aviv. Allí tuvo una reunión con empresarios, inversionistas y científicos del centro académico, que ha constituido el programa “Inteligencia Artificial para el Bien”. Altman pidió reunirse con empresas israelíes del campo cibernético, que tienen la intención de utilizar las IA para generar mejoras en las organizaciones del campo médico y energético. El empresario afirmó que la siguiente etapa de las IA está en la superación del campo del entretenimiento e información, para convertir el aporte en productos de calidad.
La Universidad de Tel Aviv organizó entonces una mesa abierta, moderada por el profesor Nadav Cohen. En el panel expusieron Sam Altman y el ingeniero Ilya Sutskever, científico jefe de OpenAI. Cohen hizo mención de los riesgos de las IA: la reducción del mercado laboral, la apertura de datos al alcance de piratas informáticos y la posibilidad de que el sistema pueda salirse de control. Sutskever respondió hablando de un probable proceso de incertidumbre económica: la inteligencia artificial reducirá muchos empleos en el campo productivo, pero creará muchos otros en el campo del desarrollo informático. Asimismo, el ingeniero afirmó que, si la inteligencia artificial evoluciona a una etapa más avanzada en la que sería capaz de tomar decisiones propias sobre temas sensibles, “un organismo responsable tendrá que encargarse de su desarrollo”.
Altman se mostró reacio a elogiar ciertos aspectos de las IA, especialmente remarcando que no pueden reemplazar la actividad humana dada su propia naturaleza. Puso dos ejemplos: los juegos de ajedrez con IA, y las imágenes producidas por IA; pese a su popularidad, las personas siempre prefieren jugar con otras personas, y preferirán ver la obra de un artista, genuinamente realizada. Altman asegura que pese a los cambios que las IA pueden generar en las sociedades, ninguno de estos reemplazará la singularidad y la creatividad humana.
Cohen preguntó a Altman qué pasos deberían firmar las empresas desarrolladoras frente a la amenaza de que una IA pueda atentar contra la raza humana, frente a la carta firmada por el empresario en semanas anteriores. Altman enfatizó en que esto es un riesgo potencial futuro y no actual; sin embargo, la regulación propuesta debe realizarse en perspectiva a ese riesgo, y no de forma rígida para evitar vacíos. En opinión del CEO de OpenAI, “la inteligencia artificial debe ser tratada igual que otras amenazas graves, como el problema nuclear”.
Sobre las oportunidades de Israel en el campo de la inteligencia artificial, Altman aseguró que hay dos cosas que hacen único al país: la multiplicidad y densidad de talentos, y la alta motivación existente.
A modo de conclusión: la opinión del autor
Las inteligencias artificiales, programadas a través de algoritmos capaces de expresar un razonamiento propio, van a cambiar el curso de la historia y del desarrollo de la raza humana. A partir del surgimiento de ChatGPT se han simplificado muchos procesos; a su vez, esto también ha derivado en el cuestionamiento de la honestidad académica y la capacidad real de coherencia que pueden tener un grupo de códigos frente a la inteligencia humana.
Esto termina siendo un problema de corte bioético: ¿qué tan moral y razonable es darle poder al conocimiento de las máquinas? En ese sentido, es importantísima la cruzada de Sam Altman por buscar regulaciones gubernamentales al desarrollo de inteligencias artificiales, con el objetivo de hacerlas idóneas para una convivencia pacífica. En este campo, la Unión Europea tiene listo un proyecto de “Ley IA” para aplicar al desarrollo futuro de estos programas, y Estados Unidos busca adaptar su legislación existente para hacerla idónea al contexto. Problemas como la vigilancia biométrica, el reconocimiento de emociones por IA, los sistemas policiales predictivos y otros instrumentos ya existentes pueden servir como herramientas positivas, o herramientas para la violación de la privacidad y la integridad individual. Lo mismo con respecto a la propiedad intelectual referida a estas tecnologías y las responsabilidades sobre sus capacidades e usos.
Altman y Sutskever han hecho además una mención importantísima al reto futuro de la humanidad: la superinteligencia. En el campo informático, se define a la “superinteligencia” como la inteligencia artificial que es capaz de superar a la comprensión humana. No está lejos el día en que una computadora pueda ser más inteligente o proactiva que una persona: realizar cálculos, manejar tareas domésticas e incluso contribuir activamente al campo académico. Incluso es posible que en el futuro las inteligencias artificiales sean capaces de crear las próximas versiones de inteligencias artificiales.
Sin duda alguna, el reto de la ciencia informática para el futuro está en el pleno entendimiento, el control y la investigación sobre la real magnitud del poder y el rango de capacidades de las inteligencias artificiales, para servir a la humanidad en su mejor interés. Queda un largo camino por delante.
[1] Politólogo. Master of Arts en Estudios Migratorios por la Universidad de Tel Aviv (Israel)
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