Los kibbutzim se reinventan lejos del socialismo de sus inicios
“Aún se puede ver un poco del aceite en las paredes”, muestra Yuval Vakrat en la antigua planta metalúrgica donde actualmente hay una galería de arte, varias tiendas y una destilería en el kibutz Hanita, en el noroeste de Israel.
Al igual que este hombre, que volvió a vivir en el kibutz donde nació hace 43 años, otros han regresado al redil atraídos por nuevas oportunidades que se les abren en esas antiguas comunidades agrícolas colectivistas.
Situado en Alta Galilea, cerca de la frontera con Líbano, el kibutz Hanita, fundado en 1938, tiene actualmente 750 habitantes.
Creado por judíos europeos sionistas llegados a instalarse en la palestina otomana, entonces bajo mando británico, los kibutzim representaron por mucho tiempo el dinamismo del joven Estado israelí, proclamado en 1948.
“Todo era compartido”, explica el sociólogo Yuval Achouch, especialista en kibutz, que en hebreo significa “asamblea” o “conjunto”. “No había propiedad privada”, señala.
“El kibutz era la sociedad socialista que más éxito ha tenido en la historia de la humanidad”, afirmó Achouch, del Western Galilee Academic College en Acre (norte).
Pero en un contexto de colapso del comunismo en la Unión Soviética y la crisis económica israelí de los años 1980, muchos habitantes de los kibutzim se endeudaron y su modelo cooperativista se debilitó, según Achouch.
Jóvenes abandonaron las comunidades rurales en busca de la vida urbana, y en los años 1990, los ideales socialistas perdieron fuerza ante los valores individuales.
Desde entonces, la mayoría de los kibutzim se han privatizado.
“Dejaron de lado sus principios ideológicos, el socialismo, e intentaron integrarse al sistema económico para sobrevivir”, agregó Achouch. Pero Vakrat indicó recientemente han surgido proyectos que atraen a los jóvenes de vuelta a los kibutzim.
Vakrat exaltó la calidad de vida de Hanita y su proximidad con la naturaleza, rodeado de árboles y cerca del mar Mediterráneo.
“También pude comprar una casa vieja a buen precio y aproveché la oportunidad. En todo Israel hay unos 270 kibutzim, cuyos habitantes representan menos de 2% de la población del país.
– Alta tecnología –
Más al este de Hanita, se observa una foto en blanco y negro a la entrada de un establo renovado en el kibutz Yiron, que contrasta con la realidad actual del sitio.
“Hace solo 30 años había vacas aquí”, comentó Simcha Shore, quien instaló su firma de alta tecnología AgroScout en el kibutz.
Mantuvo el techo original y las barras metálicas del establo, pero Shore instaló divisiones de vidrio que sirven para convertir las viejas caballerizas en oficinas.
Algunos empleados se sumergen en las pantallas de las computadoras mientras otros preparan drones para sobrevolar los campos cercanos.
Usando drones, satélites y teléfonos móviles, AgroScout desarrolló tecnologías para detectar plagas en las cosechas.
Algunas empresas de alta tecnología, un motor de la economía israelí, desempeñan un papel clave en la modernización de los kibutzim.
“Los kibutzim fueron las primeras empresas emergentes”, donde los residentes compartían un “abordaje innovador” a los desafíos del día, señaló Gil Lin, líder de la Asociación Industrial de los Kibutzim.
Estas comunidades todavía responden por 40% de la producción agrícola israelí y 11% de su manufactura, pero cada vez más invierten en propiedad, servicios y nuevas tecnologías, agregó Lin.
“Esta creciente diversidad refleja la cultura “osada y creativa” del país, que antes era dirigida por el movimiento del kibutz y “ahora está en las emergentes”, explicó Achouch.
Fuente: AFP
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