La situación política en Israel-Meir Ben Ytzchak
Shalom javerim,
Para muchos amigos del exterior que me preguntan preocupados qué está realmente sucediendo en Israel, me permito responder en dos partes:
a) La situación como una amenaza a la democracia israelí
Desde su independencia, el actual estado de Israel es una democracia parlamentaria que incluye tres poderes con áreas de responsabilidad y atribuciones claramente definidas:
– Poder Ejecutivo – ejercido por el Primer ministro y su gobierno de coalición de turno, elegidos en elecciones libres y democráticas.
– Poder Legislativo – ejercido por la Knesset, el Parlamento israelí, cuyos 120 miembros son elegidos en las elecciones generales como integrantes de los distintos partidos políticos que finalmente conformarán la coalición gobernante o la oposición.
– Poder Judicial – cuya máxima autoridad es la Suprema Corte de Justicia (BAGATZ), elegidos por una comisión integrada por el propio Juez/a Presidente de la Corte Suprema y otros jueces, miembros de la Knesset (colación y oposición) y
representantes de la Cámara de Abogados en Israel.
Este sistema de gobierno funcionó sin mayores problemas desde 1948 hasta casi el comienzo de este siglo.
A finales de los años 90, Aarón Barak como presidente de la Corte Suprema, comenzó una revolución judicial que desestabilizó el sistema arriba expuesto. Barak fijó que el poder judicial podía y debía intervenir y dictaminar en áreas fuera de sus atribuciones tradicionales (como decisiones políticas) e incluso anular y vetar leyes sancionadas por el Parlamento según los criterios subjetivos y personales de los jueces de turno .
Para explicarlo en forma gráfica podemos decir que, sin una decisión democrática del pueblo y sin consultar a sus pares, el Poder Judicial en forma deliberada transformó al sistema israelí de un triángulo equilátero y equilibrado (con tres poderes que tienen la misma amplitud de ángulo de acción) a un triángulo rectángulo donde el Poder Judicial se atribuyó una amplitud de acción doble a la de sus pares, desequilibrando el sistema democrático por completo ya que limitó y condicionó la libertad del poder legislativo de sancionar leyes de acuerdo a la política del gobierno de turno.
Hoy día, lo que intenta el actual gobierno de Israel es reformar y revertir la situación creada que se convirtió en una verdadera dictadura judicial a través de los años, a menos que se considere que Israel vivió bajo una dictadura desde su creación y hasta fines del siglo 20.
Para ello es necesario redefinir las atribuciones y áreas de acción del sistema judicial. Una de las condiciones básicas para lograr este objetivo, es democratizar la forma de elección de los jueces de la Corte Suprema ya que en la actual situación son los propios jueces quienes en definitiva tienen el poder de elegir a sus sucesores.
En resumen: a pesar y al contrario de la dialéctica del exitoso aparato publicitario de la actual oposición israelí que habla de una “revolución judicial y de gobierno”, lo que el actual gobierno intenta hacer es una reforma puntual del sistema judicial para terminar con la dictadura judicial y reinstaurar en Israel su tradicional democracia parlamentaria.
b) Las manifestaciones masivas contra el actual gobierno en Israel
Me permito afirmar que las violentas, vandálicas y planificadas manifestaciones no tienen nada que ver con una sincera preocupación de los manifestantes acerca del futuro de Israel como democracia.
Mi afirmación no es una suposición o postura ideológica. Es una conclusión directa de las declaraciones de los propios mentores y sponsors de las manifestaciones cuyo objetivo es derribar al actual gobierno de Netaniahu a cualquier precio. O sea, desconocer los resultados de las últimas elecciones democráticas de noviembre 2022 según un plan de acción
preestablecido aun antes de celebradas dichas elecciones.
El plan de acción anarquista de estas manifestaciones es simple: elegir un tema de turno para la agitación popular.
Por ahora se trata de la reforma judicial pero cuando este tema decae, se pasa a fomentar el miedo de la instauración de leyes teocráticas (las mujeres como siervas del sistema, obligar a los niños a respetar mitzvot, etc.) o al tema del servicio militar o presupuestos asignados a los Jaredim (ultraortodoxos) obviando adrede que se trata de una situación aceptada por todos los gobiernos de derecha o de izquierda, como parte (lamentable a mi entender) de las negociaciones para formar una coalición de gobierno.
A esta situación debemos sumar la influencia de los medios de comunicación en Israel que en su gran mayoría ya no ocultan su inclinación ideológica y contribuyen a alimentar el miedo y el caos. Ejemplos de algunos alarmantes titulares: “Un tercio de los israelíes buscan reubicarse fuera de Israel” o “El índice de pilotos y reservistas en el ejército que renuncian al servicio es muy alarmante y pone en peligro la capacidad de Tzahal”… Ayer el propio Nasrallah dijo en su discurso público “que los medios de comunicación en Israel siembran el miedo y la desazón y hacen el trabajo mejor que nosotros (Hezbollah)”.
Por suerte la mayoría de los israelíes no cae en la trampa de la demogogia anarquista de los líderes de y a pesar de lo que se informa, no habrá ninguna guerra entre hermanos (a pesar de los llamados de los patéticos Ehud barak, Ehud Olmert, Dan Jalutz y otros ex ex). La gran mayoría queremos y ejercitamos un diálogo sincero y abierto entre hermanos que no estamos de acuerdo y discrepamos sobre muchos temas ardientes en cuestión, pero seguimos siendo hermanos.
Meir Ben Ytzchak
12 Menajem Av 5783 (30/7/23)
Guivat Shmuel, Israel
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