Tormenta en el Sahel

El pasado 26 de julio se produjo un golpe de Estado en Níger, en donde el presidente Mohamed Bazoum fue desplazado por un Consejo Nacional de Salvaguardia de la Patria compuesto por militares. Níger se encuentra en la región del Sahel, una extensa franja que recorre de Este a Oeste al continente africano, que se caracteriza por su fuerte desertización, pauperización acelerada, caída de la productividad agrícola y ganadera, inestabilidad política y actividad jihadista: el combo perfecto para generar migraciones humanas desesperadas por su supervivencia hacia el Mediterráneo y, de allí, al sur de Europa.
Durante decenios, a partir de la descolonización francesa de esta enorme región africana, fue el país galo el que asumió el rol de control político, económico, militar y diplomático, por lo que mantuvo su tutela como el “gendarme de África”. No obstante, en los últimos años comenzó a ser desplazado por Rusia a través del Grupo Wagner, la empresa de mercenarios rusos que hicieron mundialmente célebres en la guerra contra Ucrania y que responde a los intereses de Moscú.

Ante el creciente accionar de entidades jihadistas que se nutren de la miseria y la desesperación, reclutando niños y estableciendo sistemas clientelares extremadamente básicos para la población, los países del Sahel intentaron, en conjunción con Francia y con ayuda económica occidental, desarmar este entramado de enormes complejidades donde se mezclan religión, costumbres étnicas ancestrales, rivalidades regionales y, sobre todo, completa ausencia de los estados nacionales.
Los países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental estableció un ultimátum para que el autodenominado Consejo Nacional repusiera al presidente Bazoum. Como nota de color, se pudo observar en las manifestaciones organizadas por los partidarios del gobierno militar cómo se desplegaron banderas de Níger y de Rusia, marcando la presencia de un nuevo actor político en este escenario.

Ni la Unión Soviética logró semejante protagonismo cincuenta años atrás en estas latitudes.

Con este golpe militar, Níger se suma al club de dudosa reputación de Burkina Faso y Mali, en donde también hubo pronunciamientos de carácter armado con apoyo del Grupo Wagner.
La región del Sahel, con toda su inestabilidad crónica y sin posibilidad de una solución rápida a su círculo vicioso de violencia, miseria y marginalidad, es considerado el flanco meridional para la OTAN, en momentos en el que en Ucrania la guerra se halla en una situación de estancamiento que señala que ese conflicto puede llegar a durar años, si no decenios.
La tormenta en el Sahel ser una pieza de un dominó genere inestabilidad e ingobernabilidad hacia los países del norte de África con costas en el Mediterráneo, así como hacia los países hacia el sur del continente, con una guerra que puede alcanzar proporciones de pesadilla para la humanidad.

Ricardo López Göttig