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Hace falta mucha ayuda – Toby Frydman

Toby Frydman es uruguayo y está radicado en Jerusalén hace 40 años. Dialogó hoy en Radio Jai y nos contó acerca de las consecuencias en la sociedad israelí tras el 7/10.

La natural caída del turismo -al cual se dedica hace décadas- en el país como consecuencia de la guerra fue calificada por Frydman como “algo secundario” No obstante, destacó, y agradeció, la solidaridad y unión del pueblo judío dentro y fuera de Israel.

Decir que “el tema del trabajo es algo secundario” puede sorprender a más de uno, es cierto. Por eso Toby se encargó de ponernos en contexto: “En este momento casi no hay familias que no tengan miembros enrolados en el Ejército” de Defensa de Israel, y agregó: “de hecho tengo a mis 2 hijos en el frente en este mismo momento”. Es lógico que, ante tamaña conmoción, lo particular quede en segundo plano: “cuando uno escucha que familias enteras tienen a sus seres queridos entre los rehenes -de hecho hay 22 familias argentinas cautivas en Gaza- y ni siquiera tenemos información de ellos: ni la Cruz Roja, ni Naciones Unidas, nadie los visita. No sabemos nada de ellos; no sabemos en qué situación están”. Si bien se refirió al rescate, en el día de ayer, de la soldado Ori Megidish como una ”gran noticia”, aseguró que “tenemos una situación muy difícil”.

Consultado por el significado del 7/10 en la sociedad israelí, Frydman no dudó en catalogarlo como “un antes y un después” y fue más allá: “Se suele comparar al 7/10 con la Guerra de Yom Kipur de 1973. Creo que no le cabe esa comparación. Desde el punto de vista histórico, esto se va a estudiar posteriormente como algo muy grave, mucho más grave que la Guerra de Yom Kipur. En 1 día asesinaron a 1400 personas; desde el Holocausto que no teníamos algo similar”.

Aseveró que la “crisis humanitaria” no afecta únicamente a los gazatíes: “tenemos más de 125.000 desplazados” en Israel, “tenemos crisis humanitaria”. “Hay gente que perdió sus casas;” prosiguió “gente que -durante varios meses- no sabrá cuándo va a volver; hay más de 70.000 habitantes en Ashkelon que recibieron más de 1.000 misiles. Mucha gente no se da cuenta de lo que es 1 misil, del daño que puede causar”.

Reflexionó: “menos mal que tenemos la Cúpula de Hierro” y se preguntó “a qué cantidad de muertos ascendería” Israel de no contar con ese sistema de defensa: “han caído más de 7.000 misiles”. “Cuando ellos” (por Hamas) “disparan, lo hacen a ciudades pobladas; esto podría haber sido mucho peor”.

Reconoció que, lógicamente la caída del turismo es prácticamente total: “tenemos algunos grupos de rabinos y dirigentes comunitarios de los Estados Unidos que han venido a apoyar, así como contactos con grupos de prensa, pero nadie va a venir a pasear en un país en guerra”. Aseguró que la recuperación económica del sector tomará “varios meses, no va a ser como era antes”, y que, si bien el Estado acompaña y ayuda, también enfoca el mayor de sus esfuerzos en atender las necesidades de la guerra. “Hay un poco de ayuda del Gobierno” reconoció, aunque también entiende que “cada uno tiene que saber cómo arreglarse”.

Destacó el apoyo de ONGs dentro y fuera de Israel: “son una ayuda tremenda para los desplazados y también para los soldados. Hubo que desplazar 400.000 personas en pocas horas”. Aprovechó, a su vez, para agradecer la ayuda recibida por parte de la comunidad judía de la Argentina: “especialmente al señor Ariel Cohen Saban, de la Organización Argentina Kehilati. También la sociedad argentina ha puesto el hombro y ha apoyado”. Agradeció y declaró que “es un halago recibir ayuda de todas las comunidades -judías y no-judías del mundo; nos demuestran a diario que no estamos solos. La cantidad de mensajes diciendo `estamos con ustedes` es algo reconfortante”.

Toby destacó “la unidad de todo el pueblo judío y de todas las personas de bien, que entienden que estamos tratando con terroristas nazis, porque esto no es menos que el ISIS; es muy difícil de explicar lo que aconteció el 7/10”.

Consultado acerca de qué clase de ayuda recibía por parte de la comunidad argentina, detalló: “están repartiendo comida a necesitados, yo personalmente tuve el orgullo de participar también: hemos ido a visitar a los heridos en los hospitales, a gente que necesita apoyo desde todo punto de vista, sea moral, psicológico, económico”. Puntualizó que hay gente que “perdió la casa, que no tiene ropa, nada de nada, y hay que ayudarlos”. Describió: “si vas a los hoteles en la costa del Mar Muerto o de Eilat, vas a ver decenas de miles de personas que perdieron su casa; que tiene seres queridos secuestrados o asesinados” por lo que hace falta “mucha ayuda”. Añadió que, como la asistencia del Gobierno “se hace lenta” por “problemas burocráticos”, la intervención de las ONGs como primera etapa es “un oxígeno más que importante”. En el caso específico de Argentina pidió, a quienes quieran colaborar, contactarse con el señor Ariel Cohen Saban.

Aunque reconoce cierto temor por sus hijos en el frente, declara ser “un hombre de fe” y que su ánimo sufre “altibajos: ayer tuvimos un día alegre”, en referencia al rescate de la soldado Ori Megidish, pero lamentablemente “esto es una guerra, y podremos lamentar más bajas”, reconoció.

Volvió a hacer foco, sin embargo, en la unión del pueblo: “es muy alentador, muy emocionante, ver que el pueblo está unido”, y que en los festejos tras la liberación de Ori “no había izquierdas ni derechas, laicos ni religiosos, el pueblo era uno”. Una sonrisa necesaria en un mar de lágrimas. Se despidió agradeciendo, nuevamente, la ayuda y la fortaleza recibida, deseando llegar “pronto a la paz” y “eliminar pronto a nuestros enemigos”. Que así sea.

Para ayudar durante la guerra en Israel puedes escribir a [email protected]

 

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