La Luz debe primar sobre la Oscuridad
En la columna de hoy, penúltimo día de la festividad de Jánuka, del triunfo de la luz sobre las oscuridad, me pareció apropiado analizar brevemente, el rebrote del antisemitismo, en particular en los sectores más ilustrados o con posibilidades concretas de acceder a ellos, y tal como se señaló en otras oportunidades, es disfrazado como antisionismo o antiisraelismo, y baja desde los campus universitarios alimentando un falas relato que utilizado por la corriente “progresista”, y se traduce en manifestaciones, tanto gubernamentales, políticas, sociales y en organismos internacionales, sancionando o condenando el legítimo derecho de existir, defenderse y desarrollarse del Estado de Israel.
La semana pasada, el Congreso de los EE.UU., una comisión investigadora, inició la tarea de determinar la responsabilidad tanto ética como legal, que le cabe a las direcciones de tres de los más prestigiosos centro educativos superiores de aquel país, las Universidades de Harvard y Pennsylvania, y el Instituto Tecnológica de Massachusetts o MIT, en cuanto a las manifestaciones antisemitas que ocurrieron en sus respectivos campus.
Harvard estuvo representada por Claudine Gay, Pennsylvania por Liz Magill y el MIT por Sally Kornnbuth, rectoras de los respectivos Consejos de las instituciones mencionadas, y debieron responder, como gestionaron los enfrentamientos entre grupos de estudiantes pro-israelíes y pro-palestinos, desde el estallido de la guerra entre Israel y la organización terrorista Hamas, el pasado 7 de octubre, y puntualmente, tal como formuló la representante republicana Elise Stefanik, contestar si permitir pedir por el genocidio de los judíos, viola o no, los códigos de ética de sus instituciones, y si constituye un acto de intimidación y acoso.
Lo lamentablemente sorpresivo, fue que las tres rectoras de las tres casas de altos estudios, respondieron casi con los mismos argumentos, por un lado, que las manifestaciones eran parte de la libertad de expresión, y que el tema genocidio depende del contexto en que se expresa, lo que motivó que tanto la representante republicana Stefanik como Jared Moskowitz, por el partido demócrata, exigieran a los consejos de las Universidades mencionadas y del MIT, la destitución de las nombradas académicas, por la comisión de un acto de complicidad, en cuanto a la figura legal de antisemitismo.
Y lo ocurrido, no es ajeno a nuestro país, recordemos, tal como se abordó en la columna del 15 de noviembre ppdo., en el ámbito universitario local, se permitió la exhibición de pancartas con consignas judeofóbicas, la destrucción de fotos de los rehenes secuestrados por el Hamas el 7 de octubre, e incluso, la participación de algunos docentes en las manifestaciones contra el Estado Israel, eventos éstos que se repitieron en las facultades de Filosofía y Letras, Medicina, Psicología y Ciencias Económicas, de la UBA.
Ahora, una pregunta que surge es, ¿cómo en ámbitos universitarios, donde se debe desarrollar el pensamiento crítico y el respeto al disenso, se produzcan manifestaciones irracionales y discriminatorias?, y quizás para encontrar respuestas, debemos valernos de la Historia, en particular del pensamiento filosófico y político.
Pero sin ir demasiado atrás, nos debemos situar en la Europa de la pos 1ra. Guerra Mundial, más precisamente, en la convulsionada Alemania del 1923, en la ciudad de Frankfurt del Melo, allá por la 2da. mitad de la década de 1920, donde un grupo de pensadores que adherían a las teorías de Hegel y Marx, conformaron en el marco del Instituto de Investigación Social, la Escuela de Frankfurt, sus fundadores fueron Félix Weil y Friedrich Pollock, y entre los miembros más relevantes, Max Horkheimer, Theodor Adorno, Erich Fromm, Walter Benjamin y Jurgen Habermas, en su primera generación, y más adelante encontramos a Bertrand Russell, Hannah Arendt, Michel Foucault y Enzo Traverso, entre otros.
Como se puede apreciar, estamos ante una nómina de grandes personajes de la Filosofía, la Sociología, la Ciencias Políticas e incluso de la Psicología, en particular de la Escuela Freudiana, por el caso, la Teoría de la Personalidad Autoritaria, donde se investiga las causas psicológicas del autoritarismo y la fascinación por los liderazgos fuertes, mientras que en los otros campos del conocimiento señalados, podemos encontrar, la Teoría sobre la Sociedad de Consumo, crítica a la base de la sociedad moderna, que se funda en el consumo masivo y la producción en masa, la Teoría de la Comunicación, que aborda el rol de los medios de comunicación en la formación y transmisión de las ideologías, la Teoría del Reconocimiento, que se enfoca en la idea del reconocimiento como necesidad de realización individual y social, y quizás la más conocida y comprensiva de las anteriores, la Teoría Crítica, que es una crítica a la teoría tradicional y a la cultura de masas, en otras palabras, es un análisis crítico de los problemas estructurales de la sociedad, y propone alcanzar el desarrollo social, tanto de la Sociedad como de la Nación, por métodos alternativos, que se fundan en las teorías de Hegel y Marx.
Obviamente, con el advenimiento del nazismo los integrantes de esta corriente filosófica, política y sociológica, debieron emigrar no sólo de Alemania sino de Europa misma, por el caso, Max Horkheimer y Theodor Adorno, siguieron sus trabajos en California, EE.UU., hasta fines de 1949, que regresaron a Frankfurt para reconstruir la Escuela, algo similar con Herbert Marcuse, que en 1934 se trasladó a New York, trabajando en la Universidad de Columbia primero, y luego en Harvard y Brandeis, y fue políticamente, el miembro más notorio de la izquierda, llegándose hablar en la década de los años 60 de las tres M, Marx, Mao y Marcuse, caso diferente ha sido el de Jurgen Habermas, quién si bien sufrió los avatares de la 2da. Guerra Mundial, formó parte del Jungvolk, una sección de la Juventud Hitleriana, pero fue más por imposición de su padre, que era director de la Cámara de Industria y Comercio de Colonia y miembro del partido nazi, por eso, su no identificación con el nazismo, quedó documentada en su primer trabajo importante, de 1953, donde criticó a Martín Heidegger por su adhesión al nacionalsocialismo, y pocos años más tarde, se convirtió en ayudante y colaborador de Adorno, tras la reconstrucción de la Escuela de Frankfurt, lo que hizo evidente, el entroncamiento de su pensamiento con la Teoría de la Crítica, en particular en analizar las sociedades capitalistas.
Las ideas de este grupo de pensadores fueron fuente de inspiración de los movimientos estudiantiles de izquierda de la década de los años 60, se dieron así, en 1964 en la Universidad de Berkeley, California, EE.UU., las violentas protestas del Mayo francés de 1968, y ese mismo año, la masacre de Tlatelolco, Méjico, también se extendieron en otras parte de Europa y de Latinoamérica, y en todas ellas, las consignas eran reivindicatorias de libertades políticas, civiles, contra las desigualdades sociales e incluso contra estructuras patriarcales, y donde, si bien se iniciaron en los campus universitarios, en muchos casos se extendieron a las calles, con participación no sólo de estudiantes y profesores, sino también de intelectuales y trabajadores, en un marco global bipolar signado por la Guerra Fría, en pleno choque del Capitalismo Liberal y el Socialismo de Estado, el Comunismo.
Sin embargo, algunos de los pensadores de la Escuela de Frankfurt, se manifestaron en contra de estas expresiones violentas, como fue el caso de Adorno, que criticó el llamado “accionismo”, es decir, privilegiar la acción de protesta sobre la argumentación crítica.
El ideario de los pensadores de la Escuela de Frankfurt, echó fuertes raíces en las Universidades estadounidenses, y un gran sector de intelectuales y académicos que abrazaron estas ideas, conformaron y conforman parte del Partido Demócrata, son la base socialdemócrata y progresista actual, con una fuerte impronta en organizaciones juveniles y estudiantiles, como Jóvenes Demócratas de América y Universitarios Demócratas de América, y a nivel internacional, la afiliación a la Alianza Progresista.
Sin embargo, la socialdemocracia recién se introdujo en el Partido Demócrata, a partir del New Deal, de principios de la década de los años 30, y en los 60 fue puntual en la lucha por la igualdad racial, y con el transcurso de los años se fue haciendo fuerte en áreas metropolitanas, con la adhesión de movimientos feministas, minorías sexuales, milenials, universitarios y algunos sectores de minorías étnicas, mientras que las regiones del EE.UU. profundo, el conservadorismo del Partido Republicano es mayoritario, algo que se refleja en la actual composición del Congreso, en la Cámara de Senadores, 48 demócratas sobre 100, en la de Representantes, 213 sobre 435, e incluso a nivel gobernadores, 24 demócratas sobre 50.
Otra característica del Partido Demócrata, es lo heterogéneo en sus posiciones políticas, encontramos así, el grupo de demócratas conservadores, los demócratas moderados y los demócratas liberales, que es el grupo más radical y de izquierda, es la versión más pura del Progresismo y con vínculos con dos partidos minoritarios, el Socialista Democrático de América y el Partido Socialista de EE.UU., al que podemos sumar al Partido Comunista de EE.UU., que siempre apoya al Partido Demócrata, desde 1984, en las elecciones presidenciales.
Con este contexto reseñado, y en relación a los eventos que suceden en Oriente Medio, y más precisamente, respecto a Israel y Palestina, tradicionalmente las simpatías estaban repartidas en un 50 y 50, sin embargo, en los últimos años esto fue cambiando, según un Informe del Pew Research Center del 2016, la adhesión a Israel ha disminuido considerablemente, algo que se da en los jóvenes, en particular milenials y universitarios, arrojando los siguientes porcentuales, 45% simpatizan por Palestina, 33% por Israel y el resto, o bien por ninguno o bien dividen en partes iguales sus preferencias, por lo que se puede apreciar, que el factor geopolítico juega un rol importante en las tendencias ideológicas internas del partido.
Dentro del Partido Demócrata, y en relación al conflicto israelí-palestino, encontramos a dos miembros de la Cámara de Representantes, que influyen en los movimientos de protesta contra Israel, ambas mujeres y ambas musulmanas, son Ilhan Omar y Rashida Tailb, quienes apoyan el BDS, es decir el boicot contra Israel, condenan la ayuda de los EE.UU. a Israel y del papel del lobby pro israelí en los EE.UU., en particular sobre AIPAC, y en lo que difieren es, que la primera aboga por la solución de dos Estados , mientras la segunda, por la solución de un solo Estado, pero ambas han tenido el apoyo de figuras del sector progresista del partido, como la actual vicepresidente Kamala Harris, la senadora Elizabeth Warren y el independiente Bernie Sanders.
Por lo reseñado, podemos tener una visión más amplia del porqué se están dando en los campus universitarios estadounidenses, pero también en otros países de Occidente, como en el caso del nuestro, estas expresiones de antisemitismo, en algunos casos violentos contra estudiantes judíos, y que en los EE.UU., ha derivado que se involucre el Congreso de ese país, iniciando una investigación en las universidades de Harvard y Pennsylvania, y en el prestigioso MIT, que el Comité de la Cámara de Representantes, ha calificado a los eventos como manifestaciones de un “antisemitismo endémico”, y para nada ha conformado las respuestas de las rectoras de las mencionadas casas de altos estudios, pues se pueden considerar como una verdadera hipocresía que dejó al descubierto el actual conflicto israelí-palestino, y que ha provocado la dura crítica y condena a las manifestaciones propalestinas por parte de los donantes de las instituciones precitadas, y que en el caso de la Universidad de Pennsylvania, motivó la renuncia de Liz Magill, una de las tres rectoras que fueran confrontadas por el citado Comité.
Finalizando la columna de hoy, mis conclusiones: 1) la irrupción del nazismo en Alemania, obligó a la 1ra. generación de la Escuela de Frankfurt, en su mayoría judíos, a emigrar particularmente a los EE.UU., donde prosiguieron su trabajo de interpretación de Hegel y Marx en las principales universidades de aquel país, 2) reconstruida la citada Escuela en la Alemania de la posguerra, la 2da. generación prosiguió en la misma línea de pensamiento y fue fuente de inspiración de las protestas estudiantiles de la década de los 60, tanto en Europa como en América, 3) una gran parte de profesores y académicos de las principales universidades estadounidenses, adhirieron al ideario de la Escuela de Frankfurt, y nutrieron la base del sector más radical y de izquierda del Partido Demócrata, conformando el ala progresista, 4) tras la caída del imperio soviético, el comunismo fue mutando primero hacia la llamada Socialdemocracia y luego, a lo que hoy se conoce como Progresismo, corriente político y social que se enmarca dentro del espectro de las izquierdas, y algunas de sus corrientes son, el ecologismo, el feminismo, la liberación sexual, el vanguardismo social e irónicamente, el antirracismo, pese a querer ocultar el antisemitismo por el antisionismo o antiisraelismo, 5) los eventos en los campus universitarios no pueden ser catalogados como actos de libertad de expresión, pues claramente son una apología a la destrucción del Estado de Israel y un llamamiento a la persecución de los judíos y 6) los más preocupante es, que esta posición radical y discriminatoria, se está dando en la formación de profesionales y dirigentes de un futuro próximo, por eso más allá de las renuncias o medidas administrativas que se tomen en las Universidades, no sólo en los EE.UU., sino también en nuestro país, es necesario un mensaje claro y preciso, NO a cualquier forma de antisemitismo y de cualquier otra manifestación o adoctrinamiento, vedado o no, de racismo, y para terminar, metafóricamente hablando, que la Luz de Januka se imponga sobre la Oscuridad de la Irracionalidad y la Barbarie. JAG JANUKA SAMEAJ!!!
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