El tercer títere de la discordia
Desde la refundación del Estado de Israel en mayo de 1948, el Estado Judío ha tenido que
enfrentar conflictos armados con los Estados Árabes y con actores no estatales, las
organizaciones y grupos terroristas, todos con el objetivo de destruirlo, sin embargo, no
han podido, y con el paso del tiempo, con alguno de aquellos que fueron sus enemigos, se
fueron firmando Acuerdos de Paz que han posibilitado la coexistencia pacífica y el mutuo
reconocimiento, y ya en los últimos años, de la mano de la llamada Estrategia Periférica, se
han sumado otros países árabes que han establecido relaciones con Israel, son los llamados
Acuerdos de Abraham, y en ese contexto, en el año pasado se fue articulando el
acercamiento con el Reino de Arabia Saudita, que no sólo es una potencia regional, sino
que constituye un valor simbólico y religioso único para el Mundo Musulmán, por los sitios
sagrados de la Meca y Medina, sin olvidar que es el epicentro confesional de la rama sunita
del Islam.
Sin embargo, el pasado 7 de octubre la barbarie y el salvajismo del terrorismo islamista
radical, personificado por el Hamas y la Yihad Islámica, han detenido el camino hacia un
nuevo Medio Oriente, en el que la coexistencia y la paz parecen posible y probable, entre
Israel y la mayoría de los países árabes.
Detrás de lo ocurrido, y desde 1979 hay un responsable por el que esa región del mundo no
pueda encaminarse hacia una convivencia pacífica, la República Islámica de Irán, el centro
del mundo musulmán chiita, la teocracia que tiene como objetivo, constituirse en la
potencia hegemónica de Medio Oriente y destruir al Estado de Israel, y para ello, se ha
valido de actores no estatales, organizaciones y grupos terroristas, como ser Hezbollah,
Hamas, Yihad Islámica, Kataib Hezbollah en Iraq, milicias proiraníes en Siria y los Huties en
el Yemen, todas adoctrinadas y adiestradas por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria
Islámica de Irán, que es la responsable de la ejecución de actos terroristas en todo el
mundo.
Pero tras el ataque del 7 de octubre, Israel tuvo que hacer frente no sólo al Hamas, tanto en
Gaza como en Cisjordania, y a los intermitentes ataques en el norte, desde el Líbano, por el
Hezbollah, pues a los pocos días apareció el tercer actor, los Huties del Yemen, y este el
tema a abordar en la columna de hoy, ¿Quiénes son y cómo impactan en la geopolítica de
Medio Oriente, y quizás hasta global ?
Como es habitual, nos ayudaremos de la Historia, pues Yemen ha sido una región
controlada o dominada por distintos reinos a lo largo del tiempo, pero si partimos del Siglo
XIX, cuando la primer potencia mundial era el Imperio Británico, esa parte sur-occidental de
la península Arábiga, tenía una importancia estratégica relevante, pues se encontraba en la
ruta que unía la Joya de la Corona, el virreinato de la India, con Londres, una vía vulnerable
a los ataques de piratas, por lo tanto, los británicos decidieron tomar posesión de la región
costera, constituyéndose el protectorado de Adén, para así proteger dicha ruta marítima,
que adquirió importancia, cuando en 1869 se concluye con el Canal de Suez, ahorrando
tiempo y distancia, al utilizar el Mar Rojo, uniendo así el Océano Índico y el Mar
Mediterráneo. Para esa época, la región conocida hoy como Yemen del Norte, era parte del
Imperio Otomano, razón por la cual, en marzo de 1914 se firma el Acuerdo Anglo-Turco que
fijaba la frontera entre el protectorado británico de Adén y el citado Imperio, pero ese
mismo año estalló la 1ra. Guerra Mundial, en el que las potencias firmantes del Acuerdo
pasaron a ser enemigos, y para 1919, finalizada la Gran Guerra, el Imperio Turco perdió sus
territorios en la península Arábiga, por un lado se constituyó el Reino Saudita y por otro, el
Reino Mutawakkilita, en el Yemen del Norte, ambas monarquías teocráticas, la primera
sunita y la segunda chiita, y más allá de la confrontación confesional, en 1934 estalló una
guerra entre ambas, por el litigio de los límites, al término de la cual, se establecieron las
fronteras actuales.
En 1967, Yemen quedó dividido en dos tras declarar su independencia, el Yemen del Sur o
República Democrática Popular del Yemen, con capital en Adén, uno de los primeros países
árabes con régimen comunista, y por lo tanto, parte del Bloque Oriental en el marco de la
Guerra Fría, con aliados como, Cuba y Alemania Oriental, y por supuesto con el patrocinio
de la URSS. Por su parte, el Yemen del Norte, con capital Sana´a, vivió una guerra civil, entre
los partidarios de la monarquía del rey Al Badr y el grupo Revolucionario Panarabista,
respaldado por el Egipto de Gamal Abdel Nasser, para ese entonces, en la órbita de Moscú,
triunfando los revolucionarios con la toma de la capital y constituyendo la República Árabe
de Yemen, y finalizado el conflicto, las relaciones entre ambas repúblicas fueron
relativamente buenas, pues en cierta forma, ambas compartían similares bases ideológicas.
Ahora bien, en 1990 tras el colapso de la URSS y desmembramiento del imperio soviético,
ambas repúblicas se unieron conformando la República de Yemen, pero con una clara
preeminencia de Yemen del Norte, con su líder, Ali Abdullah Saleh, que instrumentó
políticas en detrimento de Yemen del Sur, lo que decantó en 1994 en una guerra civil, la
que fue ganada por Saleh, pasando a controlar todo el territorio yemení.
Una vez ganado el conflicto, Saleh recurrió a los EE.UU. para reconstruir el país, pero la
población yemení no es homogénea respecto al Islam, un 70% profesa la rama sunita y el
30% la rama chiita, que se concentra en Yemen del Norte, pero la mayoría suni
discriminaba a la chií, y esto derivó primero en protestas contra el gobierno central, para
luego dar paso a la conformación de guerrillas bajo el liderazgo de Hussein Badreddin Al
Huti, y a partir de entonces, se denominó a sus seguidores Huties.
En el 2004, el líder chiita Al Huti es muerto en una operación del gobierno central yemení,
convirtiéndose así en un mártir para esa comunidad, y pese a que los huties controlaban
la región montañosa del norte, carecían de armamento moderno en contraposición con las
fuerzas de Saleh, equipadas por Arabia Saudita, lo que llevó a la República Islámica de Irán a
equipar, financiar y entrenar a los huties, equilibrándose de esta manera el poder militar
entre ambos bandos.
Es así, que llegamos al 2011, cuando estalla la mal llamada “Primavera Árabe”, esos
levantamientos populares contra algunos regímenes autocráticos, como sucedió en Túnez,
Egipto, Libia y Siria, y del que no fue ajeno Yemen, tras más de 20 años en el poder de
Saleh, una dictadura corrupta, con un alto índice de desempleo y ubicando al país, como el
más pobre del Mundo Árabe, lo que derivó en una nueva guerra civil.
Esto llevó en el 2012, a los Estados del Golfo a intervenir para poner fin al conflicto yemení,
y lo primero que se hizo fue el traspaso del poder, de Saleh a su vicepresidente Abd Rabhar
Mansur Hadi, pero esto para los Huties, era una maniobra gatopardista, pues nada cambió,
y el objetivo huti era un cambio de régimen, para lo cual contaban con el apoyo de
Teherán, en momento en que el precio del petróleo se hallaba en alza, por lo cual, iniciaron
una ofensiva contra el gobierno de Mansur Hadi, pero el poder militar gubernamental
seguía siendo superior al huti, razón por la que decidieron aliarse con el ex dictador Saleh,
que contaba con su propias fuerzas, para así derrocar al nuevo presidente yemení.
En esta caótica situación, aparecen en escena grupos Yihadistas, que establecieron en la
región costera del Índico un Califato, es decir, que ahora los actores en el conflicto yemení
eran cuatro, el gobierno de Mansur Hadi, apoyado por Arabia Saudita y Occidente, los
Huties respaldados por Irán, el ex dictador Saleh con su propio ejército y los grupos
Yihadistas que se declaraban parte del Estado Islámico o ISIS.
Los Huties junto a las tropas de Saleh, fueron ganando terreno y tomaron Adén, lo que
obligó a Mansur Hadi a huir al Reino Saudita, que ante esta situación y sabiendo que los
Huties eran proxis de Irán, forma una coalición integrada por, Bahrein, Marruecos, Kuwait,
E.A.U., Sudán y Qatar, la que contó con el apoyo de los EE.UU., que llevó a cabo una serie
de operaciones aéreas, que al menos terminaron con el Califato Yihadista. Sin embargo, las
acciones de la coalición árabe, como bombardeos indiscriminados y las pocas eficientes
operaciones terrestres, no hacían mella en los Huties, pero el poderoso respaldo
económico de los países árabes de la coalición, sumado al logístico de los EE.UU., hicieron
que el ex dictador Saleh iniciara conversaciones con la Casa Real Saudita, para arribar a una
negociación que pusiera fin al conflicto, lo que fue tomado por los Huties como una
traición, que derivó en un choque armado entre éstos y las fuerzas de Saleh, el 2 de
diciembre de 2017, y dos días más tarde, el ex dictador yemení fue asesinado cuando
intentaba huir del país, lo que llevó al remanente de las fuerzas de éste, a pasarse al bando
de la coalición saudita, que para ese entonces, había expulsado de la misma a Qatar, por su
colaboración con Irán y la Hermandad Musulmana.
Así las cosas, en principio tenemos como actores del conflicto, por un lado los Huties y por
el otro, las fuerzas gubernamentales que respondían a Mansur Hadi, junto con la coalición
árabe, sin embargo, va a surgir un tercero en discordia, el Movimiento de Yemen del Sur,
que aspiraba la independencia de esa región, que si bien, luchaban contra los Huties, los
desencuentros con el gobierno de Mansur Hadi, los llevó a crear el Consejo de Transición de
Yemen del Sur en el 2017, el que controla hasta el presente, la región costera suroeste del
Índico, incluida la capital Adén, y cuentan con el apoyo de E.A.U., que incluso, bombardeó a
fuerzas gubernamentales yemeníes, en defensa de estos separatistas, y se traduce en
choques recurrentes entre las fuerzas del citado Consejo de Transición, y las
gubernamentales de Mansur Hadi, como así también, la monarquía de E.A.U., ha
contratado a la EMP estadounidense Spear Group, para combatir a grupos yihadistas y
ataques sobre el partido Al Islah Al Ansaf Mayo, por sus conexiones con los Hermanos
Musulmanes.
Al día de hoy, Yemen está repartido en tres regiones, la oriental y más extensa, que limita al
norte con Arabia Saudita y al este con Omán, controlada por el gobierno de Mansur Hadi y
apoyada por Riad, luego, la región costera del Índico, en el sudoeste, el gobierno
separatista del Consejo de Transición de Yemen del Sur, y desde el estrecho de Bab al
Mandab y a lo largo del litoral del Mar Rojo, lo que fue siempre Yemen del Norte, esta bajo
el dominio de los Huties, pero esto no es todo, hay una región, el Desierto Ramlal al
Sabatayn, ubicado entre los límites de las regiones de los tres actores antes mencionados,
que está controlado por grupos Yihadistas afines con Al Qaeda, con lo cual, el conflicto
yemení sigue activo, en un país que sufre la mayor crisis humanitaria en lo que va de este
siglo, con más de 4,5 millones de desplazados y con más de los 2/3 de su población bajo el
umbral de la pobreza, con una crisis alimentaria agravada debido a la guerra en Ucrania,
pues dependen de la provisión de granos, tanto rusos como ucranianos, y en este
escenario, el rol que los Huties en la actual guerra entre Israel y la organización terrorista
palestina Hamas, desde el 7 de octubre del año pasado.
Ahora, hagamos un sintético análisis geopolítico de la situación en el Mar Rojo, la vía
marítima que une al comercio entre el Océano Índico y el Mar Mediterráneo, y que ante un
bloqueo, provocaría una crisis geoeconómica, pues implicaría que los buques deberían
navegar una mayor distancia, mayor tiempo, circunvalar África, y mayores costes de
transporte, que se reflejarían en un aumento de los precios y por ende, un aumento de la
inflación, por ejemplo, un buque que zarpa de Singapur con destino a Rotterdam, utilizando
la ruta por el Mar Rojo, atraviesa el Canal de Suez y de allí por el Mediterráneo, hasta el
Mar del Norte, recorre 8.400 millas náuticas, mientras que si debe circunvalar África, son
algo más de 11.700 millas náuticas, y por supuesto, ni que hablar si se trata de un buque
petrolero o gasero, lo que ha obligado a empresas como BP, SHELL y Qatar Energy, a
suspender y redirigir sus operaciones rodeando el Cabo de Buena Esperanza.
Ahora, ¿qué países tienen acceso directo al Mar Rojo?, Egipto, Sudán, Eritrea, Yibuti, Israel,
Jordania, Arabia Saudita y Yemen, y ¿cuál de éstos estaría interesado en un bloqueo?, pues
bien, Egipto no, además de mantener buenas relaciones con Occidente, se beneficia de los
ingresos que brinda el Canal de Suez, Sudán está inmerso en su propia guerra civil, por su
parte Eritrea, si bien está dentro de la órbita de Rusia, su situación interna, que lo ubica
entre los países más pobres y mantiene un conflicto frizado con Etiopía por cuestiones
territoriales, no está en condiciones de llevar a cabo un bloqueo, en cuanto a Yibuti, posee
la particularidad de albergar bases militares de Francia, EE.UU. y China, y ninguna de estas
potencias se beneficiaría con un bloqueo, en particular las dos últimas por sus intereses
geoeconómicos, en el caso de Israel y Jordania, tampoco tendrían interés en un bloqueo,
mantienen relaciones entre ambos desde la firma del Acuerdo de Paz, además de los
vínculos con Occidente, por su parte Arabia Saudita, el Mar Rojo es su principal vía para el
transporte de su petróleo hacia Occidente, por lo tanto, nos queda Yemen, inmerso en el
conflicto interno ya descripto, donde toda negociación para ponerle fin han fracasado, por
las exigencias de los Huties, que por ser un proxi de Irán, actúan en función de los intereses
de Teherán, que se han traducido con los ataques a la infraestructura petrolera saudita y
ahora, atacando a Israel y a los buques mercantes y militares de Occidente, buscando que
se presione al Estado Judío para detener la ofensiva contra Hamas en Gaza.
Para llevar a cabo estos ataques, los Huties utilizan drones y misiles balísticos, que han
obligado a las compañías navieras europeas y estadounidenses a utilizar rutas alternativas,
que ha aumentado los seguros y el transporte, y es la razón por la que los EE.UU. ha puesto
en marcha, a partir del 11 de enero, la Operación Guardián de la Prosperidad, una coalición
en la que participan, Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca, Francia, Canadá, Australia y
Bahrein, llevando a cabo operaciones desde el portaaviones Dwight Eisenhower, la base
estadounidense en Chipre y un submarino nuclear en Océano Índico, alcanzando hasta el
presente, 60 objetivos ubicados en más de una quincena de locaciones, que albergaban,
centros de control, sistemas de lanzamientos y radares, y depósitos de armas, no obstante,
los Huties tienen experiencia en este tipo de ataques, habiendo resistido los llevados a cabo
por el Reino Saudita, por esto, la prosecución del accionar huti es una constante e incluso
puede escalar el conflicto, si los EE.UU. deciden una intervención terrestre.
Finalizando la columna de hoy, mis conclusiones: 1) Yemen es un Estado Fallido inmerso, al
menos desde hace una década, en una guerra civil en que las partes son instrumentos de
actores estatales externos, que persiguen sus propios intereses geopolíticos, 2) una de las
partes del conflicto yemení, son los Huties, uno de los proxis de Irán, tal como lo son
Hamas, Hezbollah y las milicias chiitas en Siria e Irak, y por consiguiente es un vector de la
estrategia iraní, para conseguir su objetivo geopolítico, constituirse en una potencia
hegemónica regional, 3) los ataques de los Huties, tras el 7 de octubre, además de ser el sur
de Israel un blanco, el objetivo es ocasionar un perjuicio económico-financiero a Occidente,
bloqueando o dificultando la navegación en el Mar Rojo, buscando así, que las potencias
occidentales presionen a Israel para que cese sus operaciones en Gaza, 4) la posibilidad de
una escalada en el litoral del Mar Rojo es probable y 5) tanto el conflicto en Gaza, como la
situación en el mencionado mar y los intermitentes ataques y contraataques entre las FDI y
el Hezbollah en el norte de Israel, han favorecido a Rusia en relación a la guerra con
Ucrania, no sólo en lo que respecta a desviar la atención de la opinión pública, que esta
ahora enfocada en Medio Oriente, sino también, en el desvío del apoyo logístico y
operacional de los EE.UU. y sus aliados a Ucrania, que en el caso de los miembros de la U.E.,
ya vislumbran una crisis inflacionaria, a punto que el Banco Central Europeo ha decidido
posponer la reducción de las tasas de interés, en vista de los desajustes económicos y
financieros derivados del conflicto en el Mar Rojo, con consecuencias en lo político y social
para la eurozona, en fin por todo esto, la frase elegida es de Henry Kissinger, que dijo: “
Controla los alimentos y controlarás los pueblos, controla el petróleo y controlarás las
naciones…”.-
Luis Fuensalida
Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio JaiAyuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN