Shabat Mishpatim: Desde el Sinaí, un ordenamiento para construir una sociedad más justa
Por Seba Cabrera Koch
Amartya Sen nació en 1933, en India. El contacto cercano con el hambre endémico de su país natal despertó su preocupación por encontrar las verdaderas causas de esta tragedia. Economista y pensador reconocido mundialmente, obtuvo el Premio Nobel por sus trabajos sobre las hambrunas, la teoría del desarrollo humano y los mecanismos subyacentes de la pobreza.
En una de sus obras más reconocidas *, Amartya Sen demostró que el hambre no es consecuencia de la falta de alimentos, sino de la desigualdad, que como una brecha insalvable impide a cada vez más personas acceder a estos alimentos.
Con sus investigaciones y su visión de una economía en la que lo central es el ser humano, Sen revolucionó la forma de pensar el Desarrollo, al proponer integrar «bienes» como la libertad y la justicia en el cálculo de lo que después se conocería como el índice de desarrollo humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). [1] “La pobreza y la falta de oportunidades económicas son vistas como obstáculos en el ejercicio de libertades fundamentales. Desarrollo significa entonces expandir la libertad de los seres humanos”.
Junto a Amartya Sen, Bernardo Kliksberg es uno de los máximos exponentes en responsabilidad social empresarial y ética para el desarrollo. Toda la obra de Kliksberg busca priorizar la dimensión ética y espiritual de la persona con el objetivo de alcanzar un nivel de desarrollo humano que ponga fin a la pobreza. [2] Juntos, han marcado un antes y un después en la lucha contra las desigualdades del mundo.
Esta semana abrimos el segmento de los Mishpatim. Hay leyes. Ordenanzas. Normas. Parámetros. Límites. No hay una gran historia aquí, ni una narrativa audaz. Hay un proto-ordenamiento jurídico. Una constitución para un Pueblo.
De hecho, esta parasha es la primera sección de tinte netamente “legislativo” y constituye la base del Derecho Hebreo Bíblico, junto a varios pasajes de los libros de Vaikrá y Devarim. [3] La Torá presenta un extenso listado de leyes –que ocupa casi tres cuartas partes de la Parasha de esta semana, Mishpatim- cuyo principal interés es la relación entre el hombre y su prójimo; quizás la razón es para enfatizar que estos temas son relevantes para la sociedad y las interacciones entre los individuos que la conformamos.
En ese sentido, el Rab Jonathan Sacks, explica que esta porción compila un extenso código legal que cubre una variedad desconcertante de temas, desde la responsabilidad por daños, leyes relativas a lesiones hasta la protección de la propiedad privada, y regulando los deberes hacia el pobre, el extranjero, el huérfano y la viuda. Habla del respeto hacia los padres, hacia los maestros y líderes del pueblo, pero también legisla contra el soborno, el cobro de intereses y la injusticia, el Shabat y las festividades. [4]
“Cuando plata prestares a Mi pueblo, al pobre que está contigo, no serás con él como acreedor, no pondrás sobre él interés”. (Éxodo 22:24) **
Este pasuk [5] nos interpela a reflexionar sobre la exclusión, la idea del capital social, la ética, la construcción de una economía con rostro humano. Según el midrash, “no hay nada en el mundo más doloroso que la pobreza. Todos los sufrimientos están de un lado de la balanza y la pobreza está en el otro”. [6]
El genial comentarista medieval Rabi Shlomo Itzjaki, RaShi, explica que la palabra “neshej” -interés- deriva del verbo “nashoj” -morder- ya que el interés se parece a la mordedura de la víbora. Al principio, no se percibe la mordedura por el tamaño de la misma, pero después invade todo el cuerpo, y así es el interés, al principio no se conoce el daño hasta que el interés causa grandes daños al patrimonio de la persona hasta que lo empobrece.
“Mírate a ti mismo como si fueras el hombre pobre” (Midrash Tanjuma 6:15). Hay una mirada que busca acercarnos a la realidad que le duele a aquel que sufre la vergüenza de tener que pedir. Tal vez mi hermano sea el que necesita, pero sin duda nos involucra a los dos, porque su realidad no puede serme indiferente.
Pero si la plata es prestada al pobre… ¿por qué dice “cuando plata prestares a Mi pueblo”? Rab Gustavo Surazski expone que es para que no creamos que la continua lucha por la justicia social beneficia únicamente a los más humildes. Una sociedad en donde se invierten energías en erradicar la pobreza es una sociedad más sana y, por lo tanto, prestando plata al pobre se está prestando plata a todo el pueblo; todo el pueblo se ve beneficiado con esta clase de actitudes que contribuyen a forjar una sociedad más justa y equitativa.
Or HaJaim, un comentario del siglo XVIII, sugiere que el significado de: “cuando prestas dinero a Mi pueblo, el pobre que está contigo”, es que si te das cuenta de que tienes más dinero del que necesitas para tus necesidades personales, está claro que el exceso originalmente pertenecía a otra persona, es decir, a “los pobres de entre vosotros”.
Este es un indicio de que debemos abrir la mano para prestarle al pobre la parte de lo que era suyo o le estaba destinado. Esto tal vez incluso insinúa que si una persona rica otorga un préstamo a los pobres, no debería sentirse como una persona superior, ya que el préstamo solo representa una devolución parcial a los pobres de lo que D-s había destinado originalmente para él, y el rico es solo un emisario que lo hace posible.
Por eso, hay un equilibrio en el mundo, que cada uno con sus acciones ayuda a restablecer. Hay una responsabilidad que le compete a cada uno, para que con nuestras propias manos reparemos el mundo.
Vivimos una era de avances científicos y cambios de paradigmas en numerosas disciplinas. Crecen a diario nuevas áreas del conocimiento y la humanidad tiene una excepcional capacidad tecnológica para producir bienes, servicios y muchos otros desarrollos impensados no hace mucho tiempo atrás. Sin embargo, los beneficios del progreso están llegando sólo a un sector de la humanidad. Los excluidos luchan por asegurar las necesidades más básicas de sus familias.
Es un mundo fragmentado: por un lado, una elite ínfima que ostenta opulencia; y por el otro, millones de personas se ven obligadas a sobrevivir con menos de un dólar diario. En un planeta con una eficiencia en la producción de alimentos inédita, casi la mitad de la población mundial vive en la pobreza, y la quinta parte, en indigencia o pobreza extrema. Cada año mueren 18 millones de personas por causas vinculadas a la pobreza. La mayor parte, niños. Y son muertes evitables. [2]
Esto es un “escándalo ético”. Este es el mundo que duele. Y no hay una gran historia aquí, es la realidad que nos reclama a gritos el compromiso con el bienestar y la libertad de la humanidad.
En Mishpatim hay Leyes para vivir mejor en sociedad. Ordenanzas para proteger a los más vulnerables. Normas para relacionarnos con el prójimo. Parámetros para evitar la desigualdad.
Límites para la injusticia. Este es el mensaje del Sinaí, en lenguaje humano.
Shabat Shalom.
Seba Cabrera Koch
Fuentes
[1] Sen, Amartya. “El desarrollo es más que un número”. BBC. Entrevista. 2010. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2010/11/101103_desarollo_libertad_entrevista_sen_aw
[2] Kliksberg, Bernardo. “Los escándalos éticos de nuestro tiempo: Mitos, falacias y racionalizaciones sobre la pobreza y la desigualdad”. Biblioteca Bernardo Kliksberg. 2012. https://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/18-178116-2011-10-02.html
[3] R. Gustavo Surazski. Comentario parasha Mishpatim. https://www.rabbigustavo.com/shemotespa
[4] R. Jonathan Sacks. Comentario parasha Mishpatim. https://rabinosacks.org/category/exodo/mishpatim/
[5] Exodo 22:24. https://www.sefaria.org/Exodus.22.24?lang=bi&with=Commentary%20ConnectionsList&lang2=en
[6] Midrash Shemot Rabá 31:12. Citado por Surazski, G. (2021). Fragmentos de cielo: perlas y comentarios a los cinco libros de la Torá. Pág. 217.
Notas
* La obra más reconocida de Amartya Sen es su ensayo Pobreza y hambruna: Un ensayo sobre el derecho y la privación (Poverty and Famines: An Essay on Entitlements and Deprivation) de 1981.
** La razón por la que se ha escrito aquí la ley para conceder préstamos a los necesitados es que las tres categorías de personas mencionadas anteriormente, es decir, el prosélito, el huérfano y la viuda son las que más necesitan dinero prestado.
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