“Será Justicia”
La semana pasada, la Cámara Federal de Casación Penal dictó una sentencia justa y esperada por la sociedad argentina, en relación a los atentados terroristas contra la embajada del Estado de Israel, el 17 de marzo de 1992 y a la sede de la AMIA, el 18 julio de 1994, y éstos, tal como lo refleja la resolución, “…respondieron a un designo político y estratégico de la República Islámica de Irán, y ambos atentados fueron ejecutados por la organización terrorista Hezbollah…”, y en el caso del perpetrado contra la sede de la AMIA, fue encuadrado como Crimen de Lesa Humanidad, por lo cual, más allá, que se están por cumplir 30 años del mismo, el delito es imprescriptible.
En relación a ambos ataques terroristas, tanto la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la causa de la embajada, como la Justicia Federal, han solicitado las Ordenes de Captura Internacional de los respectivos imputados y la OIPC INTERPOL ha librado las correspondientes Circulares de Índice Rojo, las cuales si bien hasta el momento no han tenido el resultado solicitado, es decir, la aprehensión preventiva con miras a la extradición, en parte se ha debido a que la teocracia iraní, esgrime un principio presente en su Constitución, que prohíbe la extradición de sus connacionales o bien emitiendo pasaportes diplomáticos para cualquier viaje al exterior, que de acuerdo a los Protocolos Diplomáticos de Viena, impide la detención de los prófugos de la Justicia Argentina, en razón del status de inmunidad, y en cuanto a los que no tienen ciudadanía iraní, pero son miembros de la organización político-terrorista libanesa Hezbollah, tienen la protección de ésta y del régimen de Teherán, sin olvidar los países aliados estratégicos de Irán, como Rusia y los miembros del eje bolivariano en Latinoamérica.
Durante estos años en el Coffee Break, he abordado el tema de ambos atentados, pero hoy lo haré a la luz de la sentencia de la Cámara Federal de Casación Penal, y en torno a tres personajes que han tenido roles decisivos en los dos ataques terroristas, para después sindicar un evento que deja al descubierto la responsabilidad criminal de Estado iraní, con lo cual espero ejemplificar con ello, no desde lo jurídico sino desde lo investigativo, los fundamentos expuestos por el alto Tribunal en su resolución.
El primero de estos terroristas, es Imad Muniyed, nacido en diciembre de 1962 en Tayr Debba, Líbano, militando en el Hezbollah desde la creación de esta organización, y estuvo a cargo de su ala militar, realizó acciones de piratería aérea, por el caso el vuelo de TWA 847, dirigió los secuestros y asesinatos de rehenes, como el del jefe de la CIA en Beirut, planificó los ataques de 1983 al cuartel de Marines y a la embajada de los EE.UU. en la capital libanesa, y a posteriori de ambos atentados en nuestro país, en 1996 fue el responsable del producido contra las Torres Khobar, en Arabia Saudita.
Su rol en el caso de la embajada de Israel en Buenos Aires, fue el cerebro del mismo, tal como está documentado en la causa incoada por la Suprema Corte, por ejemplo, en el registro telefónico entre el nombrado y Talal Haniyeh, alto funcionario de Hezbollah, celebrando el resultado del ataque, al que denominaron “Proyecto Argentina”, jactándose de haber burlado al Mossad, pero también fue quién personalmente acompañó en febrero de 1992 a Brasil, al atacante suicida, el libanés Muhammad Neer al Din Nuer al Din, alias Imad Ghamluch, y supervisó a otro libanés, Mohamed Ibrahim Soleiman, el encargado de ingresar los explosivos y colocarlos en la pick up F100 utilizada en el atentado, y quién en la actualidad, con 62 años, estaría refugiado en Líbano o Irán y con una Circular Roja de INTERPOL.
Muniyed, antes del segundo atentado terrorista, fue quién organizó la operación que consistió en grandes compras de carne de res a un frigorífico en Paraguay, para luego envenenarla y falsificando certificados Kosher, con el fin de exportar las remesas a Israel, sin embargo, las autoridades paraguayas lograron interceptar los cargamentos, frustrando los objetivos del nombrado.
En cuanto al ataque a la sede de la AMIA, fue el designado por Teherán para comandar y coordinar el grupo operativo que actuó en Buenos Aires, en julio de 1994, una tarea que lamentablemente llevó a cabo con suma profesionalidad criminal, y que ha quedado documentada en la causa judicial, y que conllevó a que en el 2002, la Justicia Federal solicitara su captura internacional y la consiguiente Circular Roja de INTERPOL, sin embargo ambas han quedado sin efecto, pues el 12 de febrero de 2008, cuando Muniyeh viajaba a bordo de un vehículo en dirección a Damasco, Siria, a la altura de la localidad Koufar Souza, el rodado explotó causando el deceso en el acto de este peligroso terrorista.
Ahora, es el turno de Mohsen Rabbani, clérigo chiita iraní, y uno de los mejores agentes de inteligencia del régimen teocrático, dirige la Asamblea Mundial Ahlul Bait, Teherán, desde donde se fijan los lineamientos proselitistas y de radicalización de las comunidades chiitas en Latinoamérica, es el artífice de la estrategia y las tácticas terroristas enunciadas en 1982 por el entonces jefe de la Guardia Revolucionaria, Javad Mansouri, quién sostenía que cada embajada iraní en el mundo, debía ser un centro de inteligencia y base de la exportación del ideario islamista revolucionario, que se manifiesta sólo a través de la violencia terrorista.
Rabbani llega a Buenos Aires en 1983, con el objetivo de poner en acción la penetración e incidencia del Islam radical chiita en el subcontinente, es así que bajo la fachada de representante del Ministerio de Alimentos de Irán, comienza su actividad en la colectividad libanesa en nuestro país, que en aquellos tiempos experimentaba un crecimiento como consecuencia de la guerra civil en Líbano, lo que le facilitó para crear grupos radicales que fueron conformando una intrincada red de inteligencia, que se centraron en objetivos estadounidenses, israelíes y de la comunidad judía local. Su participación en el atentado a la embajada en marzo de 1992, se halla documentado en el registro telefónico del 3 de abril de ese año, desde el domicilio de Rabbani en Buenos Aires con la secretaría del jeque Fadlalá de Hezbollah, en Beirut, donde se le reconoce al clérigo el trabajo de radicalización en la comunidad chiita en nuestro país y por las tareas de inteligencia realizadas por los grupos a su cargo, lo que implica las llevadas a cabo sobre la sede diplomática, sin olvidar el financiamiento de las mezquitas por él establecidas en CABA, en el ámbito bonaerense y en la provincia de Tucumán.
Durante 14 años, Rabbani residió en la Argentina, aunque viajó en varias oportunidades a su país natal, quizás el más significativo fue el realizado a mediados de 1993, junto Ahmad Ashgari, delegado de la Gdia. Revolucionaria en la embajada iraní en Bs.As., cuando llevó los resultados de la inteligencia realizada sobre objetivos judíos, de los cuales para Rabbani, la sede de la AMIA era el blanco más vulnerable, lo que se decidió en la reunión del 14 de agosto de ese mismo año, en Mashhad, Irán, la que se abordará más adelante. Ya en febrero de 1994, volvió a viajar a Teherán para recibir las credenciales de Agregado Cultural, para así gozar de inmunidad diplomática, y a su regreso a nuestro país, comenzó a mover sus cuentas en el Deutshe Bank, en el Banco Tornquist, recibió transferencias del Banco Melli, en Teherán, a través de la Unión de la Banca Suiza, y por supuesto, las actividades de la empresa fachada Corporación Gubernamental de Comercio o GTC, la que generaba los recursos necesarios para sus tareas y para las mezquitas por él levantadas, Al Tawhid en el barrio porteño de Floresta, Al Imán en Tucumán y la de Ash Shahid o El Mártir, en la localidad bonaerense de Cañuelas, que albergó al atacante suicida Ibrahim Berro, a lo que sumamos lo documentado en la causa judicial AMIA, con los registros telefónicos realizados dentro del ámbito local, con la región de la Triple Frontera y con Teherán, protagonizadas por Rabbani y que fundamentan su Captura Internacional y la correspondiente Circular Roja de INTERPOL.
Pero la actividad terrorista de Rabbani no termina con su participación en ambos atentados perpetrados en Argentina, en el 2007 coordinó la célula que tuvo como objetivo el aeropuerto internacional Kennedy, en New York, un ataque con explosivos, que lo iban a realizar tres operativos de nacionalidad guyanense y el imán Rareem Ibrahim de Trinidad y Tobago, todos apresados y condenados por el Tribunal Federal de la citada ciudad estadounidense, y en el 2012, el entonces jefe del Comando Sur de los EE.UU., el Gral. Douglas Fraser, plasmó en un Informe muy detallado, la dirección de Rabbani de la Fundación Cultural Oriente, la que coordinaba a través de 36 centros culturales islámicos chiitas en Latinoamérica, las actividades de reclutar jóvenes de la región para actividades proselitistas y terroristas.
Ahora, es el turno del tercer personaje, Salman Raouf Salman El Reda, alias Samuel El Reda, de 60 años en la actualidad, que en principio se creía que había nacido en julio de 1965 en San Andrés, Colombia, pero en un Informe de INTERPOL de 2019, se determinó que nació en junio de 1963 en Bint Jbeil, Líbano, pasaporte libanés 566633, y estaría residiendo en su país natal protegido por su organización, Hezbollah.
Salman El Reda, llegó a la Argentina en 1987 y se contacta con Rabbani en la mezquita Al Tawhid de Floresta, y contrae matrimonio con Silvina Sain, argentina, militante yihadista, de ascendencia libanesa y trabajaba junto al clérigo iraní, a partir de entonces, será el responsable de los agentes del MOIS, el Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán,, en nuestro país, y coordinó a los operativos que perpetraron el ataque a la embajada en 1992, siendo el principal colaborador de Muniyed en aquel primer atentado, tras lo cual se trasladó con su familia, en septiembre de ese año a Foz Iguazú, Brasil, pero yendo a diario a Ciudad del Este, Paraguay, donde se contactaba en la Galería Page con el Clan Barakat, el grupo de Hezbollah en la Triple Frontera. En 1994, antes del ataque a la sede de la AMIA, regresa a Bs.As., donde residió en el domicilio de sus suegros en el barrio de Flores, y el 1 de julio, recibe en el aeropuerto internacional de Ezeiza, a los operativos de Hezbollah, comunicándose a las 10,53 hs. am, con un celular en Ciudad del Este, a nombre de André Márquez, pero que pertenecía a la agencia de turismo Agencia Piloto, propiedad de Farouk Omairi y de Abbas Hijazi, informando que la célula había arribado sin novedad y llevados a “casas seguras” en CABA, tras lo cual hizo lo propio con la Oficina Central de Hezbollah, en Beirut, Líbano, y los registros telefónicos entre El Reda y el celular señalado, en Ciudad del Este, se mantuvieron hasta el 18 de julio, a las 07,41 hs. am, para informar que el grupo operativo y el mismo, se embarcaban desde el aeroparque Jorge Newberry con rumbo a Puerto Iguazú, con todo ya digitado, es decir, casi dos horas antes del atentado, y a partir de entonces el celular nunca más se activó.
Pero también, hay registros telefónicos anteriores entre El Reda y Rabbani, entre estos, el del día en que la Traffic utilizada para el atentado, aproximadamente a las 18 hs, ya estaba guardada en el estacionamiento Jet Parking, y minutos después El Reda comunica a Khodor Barakat, en la Triple Frontera, que el coche bomba ya estaba en el estacionamiento y cumplida la fase 1 del operativo terrorista, lo que señala a Salman El Reda como el nexo entre los elementos que participaron en el ataque a la sede de la AMIA y Mohsen Rabbani, y que la triangulación entre estos dos e Imad Muniyed, ha sido un factor clave en ambos atentados terroristas, razón por la cual, en el 2009, la Justicia Argentina ha librado el pedido de captura internacional y la correspondiente Circular Roja de INTERPOL de Salman El Reda.
En esta síntesis, queda reflejada como estos tres personajes, importantes eslabones, tanto en las estructuras terroristas de Hezbollah como del régimen teocrático de Irán, han comandado, coordinado y son sin lugar a duda alguna, responsables penales en los dos más graves atentados sufridos en nuestro país, más allá que uno de ellos hoy ya no representa una amenaza a la Seguridad Internacional, debido a su deceso, por lo cual sólo me falta abordar el evento que implica directamente a la República Islámica de Irán, y me refiero a la reunión del 14 de agosto de 1993, celebrada en la ciudad iraní de Mashhad, en esa oportunidad como se señaló, Mohsen Rabbani acompañado por Ahmad Ashgari, presentan el Informe de Inteligencia sobre los blancos seleccionados para llevar a cabo un atentado terrorista, que por indicación de Rabbani, la sede de la AMIA era el más vulnerable, en esa reunión se hallaban, el líder supremo Alí Jamenei, el presidente de entonces, Alí Rafsanjani, los ministros de RR.EE. y de Inteligencia, Alí Velayati y Ali Fallahijan, respectivamente, Ahmad Vahidi Jefe de las Fuerzas Al Quds en aquel momento, Mohsen Rezai, entonces jefe de la Guardia Revolucionaria y el Jefe de Operaciones en el Exterior y alto funcionario de Hezbollah, Imad Muniyed, y tras decidir que la AMIA era el objetivo, el líder supremo Alí Jamenei, emitió la “Fatwa”, el edicto religioso que “santificaba” la operación terrorista, y esto significa, la responsabilidad penal y directa de la República Islámica de Irán en el ataque a la AMIA.
En la actualidad, y en relación a las órdenes de captura internacional libradas, tanto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación como por la Justicia Federal, relacionadas con ambos atentados terroristas, se hayan vigentes las respectivas Circulares Rojas de INTERPOL sobre Salman El Reda, Assad Barakat, Mohamed Ibrahim Soleiman, Mohsen Rabbani, Ali Fallahijan, Mohsen Rezai, Ahmad Vahidi, Ahmad Ashgari, y más recientemente, en septiembre del año ppdo., el Juez Federal Daniel Rafecas a pedido de la Fiscalía del Dr. Sebastián Basso, a cargo de la causa AMIA, ha solicitado idénticas medidas y las correspondientes circulares rojas de INTERPOL sobre otros miembros del Clan Barakat y de la estructura logística de Hezbollah en la Triple Frontera, Hussein Mounir Mouzannar, Ali Hussein Abdallah, Farok Omairi y Abdallah Salman, alias José Salman El Reda, hermano del ya nombrado Salman El Reda, todas las circulares rojas de INTERPOL se hallan ratificadas hasta el 2027 inclusive.
Finalizando la columna de hoy, mis consideraciones son las siguientes, 1) la sentencia emitida por la Cámara Federal de Casación Penal, el 11 del actual, demuestra sin lugar a duda alguna la responsabilidad penal de la organización político-terrorista libanesa Hezbollah y de la República Islámica de Irán, 2) la negativa del régimen teocrático iraní a la extradición de los imputados, como así también brindarles coberturas diplomáticas y refugio a otros profugados no iraníes, y tal como lo ha considerado uno de los magistrados firmantes de la resolución judicial antedicha, el Dr. Carlos Mahiques, abre la posibilidad de legislar la figura procesal del Juicio en Ausencia, 3) en caso que la sentencia de Casación quede firme o ratificado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en caso que se presentara algún recurso en contra del dictamen precitado, el Estado Nacional puede denunciar a la República Islámica de Irán ante la Corte Penal Internacional y que también los particulares damnificados demanden el correspondiente resarcimiento económico, y 4) este fallo judicial, deja abierta la conjetura que el inconstitucional Memorando de Entendimiento sería un acto de Traición a la Patria, por todo lo analizado y si bien, se podría decir que se ha tardado tiempo en llegar a una verdad a gritos, creo que la mejor frase final para concluir la columna es, “Será Justicia”.-
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