“La peor pesadilla para Irán es que los Acuerdos de Abraham estén vivos” Luciano Mondino
El sábado 13 de abril la República Islámica de Irán lanzó, por primera vez en la historia, un masivo bombardeo contra Israel. Una semana después, estamos siendo testigos de la impotencia militar del régimen de los Ayatollah y del contexto favorable del estado israelí para golpear otra vez con contundencia: Irán no tiene ni las armas ni los aliados para destruir a Israel.
Por Luciano Mondino
A horas previas del último Shabbat y en los días antes de Pésaj, la Fuerza Aérea de Israel lanzó un importante ataque sobre posiciones iraníes en Isfahán, la provincia del centro del país. Muy lejos estuvo de generar una escalada y significar el desencadenante de una tercera guerra mundial, tal como los augurios apocalípticos vaticinaron en las últimas horas, sino un ataque más de los tantos que Israel ha propinado a Irán para evitar el triunfo expansionista de los Ayatollah.
La trascendental coordinación entre los servicios de inteligencia israelíes y sus fuerzas militares hace que nunca vayamos a saber qué pasó en las primeras horas del viernes 19 de abril cuando posiciones iraníes estuvieron bajo ataque. Israel nunca lo admitirá e Irán, para no comprar una humillación pública, nunca asumirá una derrota. Lo cierto es que Irán no puede hacer nada para detener los ataques israelíes y este último viernes los drones ingresaron a territorio iraní sin ser detectados. Israel puede operar en las narices y ojos de las fuerzas defensivas iraníes.
En 1981 Israel lanzó un ataque preventivo contra el reactor nuclear de Osirak dentro de territorio iraquí, más específicamente a las afueras de la capital Bagdad, que involucró a más de una decena de aviones F-15 y F-16 con el objetivo de golpear letalmente al programa nuclear iraquí que se dirigía al desarrollo de armas nucleares. De la misma forma, en 2007, Israel atacó territorios del noreste de Siria donde se desarrollaba la instalación nuclear de Al-Kibar con la posible asistencia de Corea del Norte. En esas operaciones, al igual que Irán hoy, tanto Siria como Irak no quisieron asumir públicamente la humillación que significa hacia el mundo árabe la derrota ante Israel. En ambos casos el gobierno de Jerusalén tampoco asumió ni negó la autoría de los ataques.
Este juego es el de la autonomía y los márgenes de maniobra que Israel ha sabido construir para los momentos críticos en donde la existencia del estado judío está en peligro frente a las amenazas que lo rodean. Desde 1979 la República Islámica de Irán ha construido un epicentro de amenazas, exportación del terrorismo y elementos represivos y de radicalidad que se expanden por todo el mundo. Frente a esta amenaza existencial, Israel se ha posicionado frente a un abanico muy amplio de posibles respuestas frente a los iraníes que van desde las más probables como ataques selectivos y quirúrgicos en Siria, Irak o el Golfo o hasta lo más improbables como una detonación nuclear a gran altura que llevaría a los persas en muy pocos minutos a la edad de piedra. En todo ese abanico de respuestas hay una certeza y es que Israel no puede no responder al bombardeo del sábado 13 de abril. Sería un error muy costoso que el estado judío no está en condiciones de asumir.
La amenaza iraní se distribuye en tres niveles: el primero es el militar convencional (excluyendo el poderío nuclear ya que todavía los iraníes no tienen posibilidad de cargas nucleares en sus ojivas) y que se ha visto ejecutado con el último lanzamiento de drones y misiles a territorio israelí. El segundo nivel es a través de cualquier de sus proxys o brazos armados: desde 1980 Irán actúa a través de otros como Hezbollah desde el Líbano, Hamas en Gaza o los Hutíes en Yemen. El tercer nivel, y el que entiendo es más difícil de controlar, es la propagación del terrorismo yihadista que, en medio de un exponencial aumento del antisemitismo, puede golpear libremente en Europa o América Latina.
Para cualquier escenario Israel está preparado. Sin embargo, la retirada mediática de Irán de las últimas horas permite prever que el gobierno de Teherán buscará evitar cualquier tipo de escalada directa contra Israel que los humillaría militarmente.
Los drones suicidas y los misiles de largo y corto alcance lanzados desde Irán fueron fuertemente repelidos por la defensa de Israel y sus aliados que incluyó a Arabia Saudita, Jordania y Egipto. La peor pesadilla para Irán es que los Acuerdos de Abraham están vivos y muestra un panorama totalmente contrario a los intereses persas: Irán no tiene ni las armas ni los aliados para destruir a Israel. Que el sábado 13 de abril haya habido países árabes musulmanes colaborando en la defensa del estado judío, el único estado judío del mundo, ha sido la más importante derrota para el régimen de Teherán.
Nota exclusiva para Radio Jai
Luciano Mondino es Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de La Plata. Master en Política Internacional por la Universidad Complutense de Madrid. Sus principales líneas de investigación son sobre islamismo, Terrorismo y Crimen Organizado.
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