El desafío de Pesaj en épocas de Tik Tok
El pueblo de la palabra, del libro, de los libros, de la interpretación y la reinterpretación llevado a monosílabos y 15 caracteres. Lo que diferencia al hombre del animal es que somos seres hablantes. Entre menos palabras más animales. Pe-Saj, una boca con mucho. El relato requiere de paciencia (la ciencia de la paz), para escuchar, relatar, volver a escuchar y volver a relatar.
Vivimos uno de los momentos de mayor y más rápida transformación que recuerde la humanidad. Cambios, incertidumbre y falta de orden es la señal de estos tiempos.
Nuestra capacidad para adaptarnos al vértigo de los acontecimientos se ve sobrepasada.
La inteligencia artificial, la prolongación de la vida, las transformaciones en las estructuras tradicionales de familia, trabajo, valores, pertenencias, códigos de comunicación y expectativas, ponen todo patas para arriba. Todo a un click de distancia, de satisfacción inmediata, con pocos caracteres y con muchos efectos que deben captar la atención de un instante pasajero y fugaz.
Parecería que la plaga del COVID 19 con su encierro, oscuridad y muerte nos llevó colectivamente de manera histérica a intentar saltear esa experiencia, no elaborarla y menos recordarla.
Hoy tenemos como nunca una humanidad hiperconectada y sobrecargada de estímulos, e hiperdesconectada para pensarse a si misma y dirigir su éxodo hacia un objetivo claro y deseado. Vivimos de miles que se desviven por ser famosos e influencers de la superficialidad y muy pocos servidores del arquetipo de Moshé Rabeinu, cultor de la humildad, el servicio y contenido siempre rehuyendo al culto de la personalidad.
El recientemente fallecido psicólogo premio Nobel en economía, Daniel Kahneman, nos hablaba de la necesidad de un pensamiento lento, frente al pensamiento rápido en lo que respecta al juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre. Nos advierte sobre nuestra irracionalidad individual y colectiva.
El maravilloso sociólogo y filósofo, Zygmunt Bauman, hace ya bastante nos mostró los efectos de la sociedad de consumo, la globalización, la nueva pobreza y sobre todo esta “modernidad líquida”.
El gran, Erich Fromm, en su obra “el miedo a la libertad” nos sumerge de manera profunda en el alma humana y su desafíos individuales y colectivos permanentes.
Estos son sólo 3, de los cientos de pensadores que nos llaman a salir, de lo que hoy pienso es la peor de las esclavitudes, la alienación de ser esclavos creyéndonos libres. Vivimos una suerte de anestización llena de drogas diversas que nos quieren calmar del pánico de no entender para donde vamos y para que vivimos.
Un individuo que se encierra en su pequeño mundo en el cual su capacidad de asombro y horror ha sido desbordada y prefiere que lo entretengan con chupetes electrónicos en lugar de sentir momentos de vacío, silencio y la angustia de las preguntas tan presentes en Pesaj y toda la cultura judía.
Hemos sido siempre una contracultura absolutamente minoritaria donde ser libres es preguntarse sobre el sentido de la vida y para que utilizar nuestra acotada libertad, es saber que a la libertad no se llega con un clik sino que requiere un largo proceso no exento de los necesarios dolores.
Ser minoría puede resultar agobiante, pero es un absoluto privilegio. Los hebreos que salieron de Egipto eran muy pocos en relación a la población total de ese imperio e incluso tan solo un 5to de nuestro pueblo quiso correr el riesgo de salir a la libertad. Ir en contra de la barbarie y paganismo de nuestros tiempos requiere de coraje, convicción y fe en un futuro mejor. Es luchar por uno y por los que vendrán.
Lo acontecido el último 7 de octubre ha despertado a muchos dormidos y convocado a hermanos y otros que estaban muy contaminados de la cultura de Egipto. Nos encontramos atravesando un mar de los juncos llenos de obstáculos donde nuestros enemigos nos persiguen con su poderío para destruirnos. Han raptado a algunos de los nuestros para que vayamos lento e intentemos rescatarlos. Nuestra fe y mirada está en lo lejos, en la tierra de promisión.
En los momentos de profundas crisis y dolor es cuando se ve la fortaleza de los individuos y pueblos. Nuevamente nuestros jóvenes (la garantía aceptada por D.s para entregarnos el mandato de la Toráh), se puso en el frente y al frente mostrándonos el camino, fortaleza y resiliencia.
Que tengamos un Pesaj significativo, donde volvamos a disfrutar de manejar nuestros tiempos, palabras siendo esa contracultura que nos hace dignos y libres.
Pesaj Kasher Besameaj
Miguel Steuermann
Director General de Radio Jai.
Cofundador de la Confraternidad Judeo-musulmana
Embajador de la Coalición Humanitaria Internacional
Director de la ONG 18 de diciembre por el Migrante
Prosecretario de la Cámara de Comercio argentino-israelí
Miembro honorario de Wizo Mundial.
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