Radio JAI

La Radio Judía de Latinoamérica

DONAR

La otra cara de la moneda

Tal como lo dice el título de la columna de hoy, vamos a conocer la otra cara del racismo, para lo cual, primero definiremos algunos términos, ¿Qué es racismo?, ¿Qué es genocidio?, y ¿Qué es Black Lives Matter?, para luego entrarnos en una realidad poco conocida o al menos no muy difundida por los medios de comunicación, o quizás por no ser “políticamente correcta”.

Se entiende por racismo, a una conducta o una política que sostiene la superioridad o inferioridad de un grupo étnico real o supuesto, frente a los demás, que promueve mecanismos, sistemas y culturas discriminatorias, persecutorias o excluyentes, por su parte, se considera genocidio, la aplicación de políticas y operaciones armadas, realizadas intencional y sistemáticamente para eliminar o destruir a un grupo humano, por motivo de su raza, etnia, religión o nacionalidad, y considerado un Delito Internacional, y el término fue acuñado por el jurista judeo-polaco Raphael Lenkin, en 1939, tras huir a los EE.UU., salvándose de la Shoa, y definido en su obra, “El poder del Eje en la Europa ocupada”, publicada en 1944.

De lo señalado, podemos concluir que el racismo bien puede decantar en genocidio, pero en un genocidio siempre está presente el elemento racista, dicho esto, veamos que es Black Lives Matter, que traducido al español sería, “las vidas negras importan”, y es un movimiento a nivel global y no centralizado que se originó en la comunidad afroamericana de los EE.UU., a mediados de julio del 2013, y para la mayoría fue la reacción a un evento ocurrido a fines de febrero del 2012, en Sanford, Florida, EE.UU., en que el joven afroamericano de 17 años, Trayvon Martin, fue muerto por Georger Zimmerman, un agente de vigilancia comunitaria, después que reportara a Martín como sospechoso de la tentativa de cometer un delito y haber herido gravemente a un oficial de la policía, lo que dio lugar a un juicio penal, en el que el jurado declaró “no culpable” a Zimmerman y puesto en libertad, tras lo cual se inició una movida a través primero de las redes sociales, que tal como se citó, tomó cuerpo a mediados del año siguiente del hecho, y desde entonces, cuando ocurre un episodio en el que es damnificado por acciones violentas integrantes del colectivo afro descendiente, se producen manifestaciones del movimiento Black Lives Matter.

Si queremos sintetizar la filosofía de este movimiento, Alicia Garza, una afro estadunidense de 43 años, activista marxista de derechos civiles y escritora, y es una de los fundadores, define al grupo así, “Cuando decimos Black Lives Matter, estamos hablado de las formas en que los negros se ven privados de sus derechos humanos básicos y de la dignidad, es un reconocimiento de la pobreza negra y del genocidio, y adopta una interseccionalidad con grupos LGTB, indocumentados, discapacitados, afro descendientes con antecedentes o ex convictos y mujeres en su lucha por la igualdad de género…”, esto explica porque en muchas manifestaciones de este movimiento, se acoplan otros colectivos contestatarios.
Ahora bien, tal como se propuso al inicio, definidos los términos antedichos, nos situamos en la actualidad que se vive en la República Sudafricana, cuyo gobierno el pasado 29 de diciembre, presentó una denuncia por Genocidio contra el Estado de Israel, en el marco de la guerra contra la organización terrorista palestina Hamas en la Franja de Gaza, y que el Alto Tribunal, si bien se consideró competente, en su fallo no consideró probado el delito internacional denunciado, y sólo estableció medidas cautelares para limitar el ejercicio bélico, sin imponer un Alto al Fuego.

Hecha esta aclaración, veamos muy sintéticamente a la República Sudafricana, uno de los miembros fundadores de la ONU, y de la Unión Africana, con la particularidad, que el status de capital está compartido por tres ciudades, Pretoria sede del Ejecutivo, Bloemfontein sede del poder Judicial y Ciudad del Cabo sede del Legislativo, aunque la más poblada es Johannesburgo. Su Constitución reconoce 11 idiomas oficiales, 2 de los cuales son de origen europeo, el Afrikaans derivado del neerlandés y el Inglés, que son hablados por la población blanca y la mayoría mestiza. Tiene una población de más de 60,4 millones de habitantes, el 82% de la misma es negra y el 8% blanca, lo que irónicamente con cerca de 4,8 millones, la convierte en el país africano con más población blanca, un dato a tener en cuenta.

Su forma de gobierno es una república parlamentaria, pero con partido hegemónico, el Congreso Nacional Africano, siendo su actual presidente, Cyril Ramaphosa, de 71 años, empresario y activista sindical. Brevemente, este país africano estuvo dominado por siglos por potencias europeas, los portugueses, luego los neerlandeses y desde el Siglo XIX al XX, por los británicos, hasta mayo de 1961, en que se declaró la República de Sudáfrica, sin embargo, la minoría blanca impuso un régimen draconiano y segregacionista, el Apartheid, desde 1948 a 1992, que luego se dio lugar a un proceso de transición democrática, a través de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, presidida por el premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, quién en 1994 asumirá la presidencia de la república.

Pero tras la muerte de Mandela en diciembre de 2013, lamentablemente las cosas comenzaron a dar un giro dramático, una tasa de criminalidad en aumento, aproximadamente 50 mil homicidios al año, que se traduce en un tasa anual de 350/100 mil habitantes, que si comparamos con la tasa de homicidios dolosos en Méjico o Colombia, que oscila entre 28 y 26/ 100 mil también anual, la cifra sudafricana es muy alta, y a esto agreguemos una nueva legislación impuesta por el CNA, que prohíbe a la población blanca, ocupar la mayoría de los puestos de trabajo, reservándose esos cupos a la población negra, por lo que no debe sorprender, que hoy en Sudáfrica hay cerca de medio millón del colectivo blanco que están bajo el umbral de la pobreza, la mayoría se concentra en las afueras de Johannesburgo, en la barriada Coronation Park.

¿Qué está pasando hoy en República Sudafricana?, pues bien, desde el final del apartheid más de 100 mil integrantes de la población blanca han sido asesinados, y a más de 4 mil familias de Boers, granjeros descendientes de neerlandeses, sus tierras y propiedades fueron usurpadas por la fuerza, en la mayoría de los casos cometiendo homicidios, en una típica “toma de tierras” por activistas negros y sus seguidores, una accionar que se denomina “Plaassmorde”, y ejemplos sobran, por el caso, el 21 de febrero de 2022, un empleado de seguridad de la empresa PPS Segurity, Terence Tegg, fue asesinado por un grupo de violentos, mientras cuidaba una propiedad de blancos, otro, en abril del mismo año, un granjero y su esposa murieron tras ser encerrados en su propia vivienda, a la que incendiaron con ellos dentro, otro, en junio del año ppdo., en la región de Balmoral, cuatro individuos de color asesinaron degollaron a un granjero de 79 años y torturaron a su esposa, este criminal evento, a diferencia de lo que ocurre incomprensiblemente en la mayoría de estos casos, tuvo trascendencia internacional en los medios, el porqué, días antes, el líder del partido de extrema izquierda EFF o Economics Freedom Fighters, Julius Sello Madema, en una concentración multitudinaria repitió la consigna “Kill the Boers”, un episodio a tener seriamente en cuenta, pues nos referimos a un partido político con millones de seguidores y que constituye la tercera fuerza a nivel nacional, y que propone la erradicación de todos los sudafricanos blancos.

Y ¿qué hace la Justicia sudafricana ante este escenario?, en la gran mayoría de hechos como los ya señalados, los tribunales menores han fallado en la absolución de sus autores, so pretexto de falta de pruebas concluyentes, aunque la realidad muestra algo diferente, y estas incomprensibles sentencias, tácitamente son refrendadas por un Tribunal Supremo o Corte Suprema, constituida por 11 jueces, de los cuales sólo uno pertenece a la población blanca, que considera que “kill the Boers” es una manifestación que está dentro del derecho de libertad de expresión, y que no constituye una apología de delito o incitación a la violencia racial, apuntada a un colectivo blanco que está en riesgo de un potencial genocidio, en particular los Boers.

Prácticamente, desde mediados de la década de los 90 y lo que va del presente siglo, 870 mil Boers y blancos descendientes de otros países europeos han emigrado a Europa y Oceanía, dejando atrás sus propiedades, un ejemplo es el de uno de los hombres más ricos del muindo, Elon Musk, nacido en Pretoria hace 52 años, hijo de un boer y madre canadiense, quién emigró con su familia a finales de los 90, cuando comenzaba a gestarse la violencia racial.

Como acontece en algunos países, y que nos parecerá familiar, el nombrado líder izquierdista Julius Malema, en sus discurso culpa a la minoría blanca de la pobreza de la población negra, sin embargo, desde la asunción de Mandela hasta el actual presidente Ramaphosa, es decir, todos presidentes del colectivo negro y como se señaló, con legislaciones discriminatorias hacia los blancos, la pobreza ha aumentado, el índice de desempleo también, por el caso la brecha salarial en épocas del apartheid era del 95%, mientras en la actualidad es del 118%, por su parte la inflación de casi el 7% en el pasado año, es la más alta en los últimos 13 años, y como explicar esto en el 2do país más rico de África, con un PBI nominal de aproximadamente u$s. 400 mil millones, apenas por debajo del de Nigeria, según datos del Fondo Monetario Internacional, y una de las razones es, una corrupción endémica.

Finalizando la columna de hoy, mis conclusiones son las siguientes: Primero me hago una pregunta, ¿qué diferencia hay entre el Movimiento de Identidad Americana, de reciente formación en los EE.UU., de ideología supremacista blanca y el Partido EFF de Sudáfrica, que pregona como señalamos la supremacía negra?, Segundo, ¿no tiene el mismo valor contestatario y legítimamente humano, “Black Lives Matter” con “White Lives Matter”?, Tercero, la falta de toda autoridad moral y legal del gobierno sudafricano para reclamar o denunciar al Estado de Israel por genocidio en el conflicto en Gaza, cuando en el país africano a través de un sistema de leyes se discrimina a la minoría blanca y grupos violentos no paran en asesinar a miembros de ese colectivo, casi con total impunidad, por supuesto no olvidemos, que Sudáfrica es miembro fundador de los BRICS y por lo tanto, socio de Rusia y China, aliados estratégicos de Irán, Cuarto, es inconcebible que la mayoría de los medios de comunicación, prácticamente no difundan lo que sucede hoy en Sudáfrica, ni se comprometan con igual fuerza como lo hacen con los movimientos anti supremacistas blancos, ¿será porque no es políticamente correcto?, y Quinto, es una verdad histórica que la población negra de Sudáfrica ha vivido y sufrido el racismo y el apartheid, pero una toma de revanchismo no es la solución ni borra el pasado, por el contrario, niega la propia superación moral, ética y humana, por eso me pareció acertado dos frases de Mahamat Gandhi, una dice: “si entramos en el ojo por ojo, el mundo terminará ciego” y la otra, “ninguna sociedad puede vivir si intenta ser excluyente”.-

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

Ayuda a RadioJAI AHORA!
HAZ CLIC AQUÍ PARA HACER UNA DONACIÓN