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Yom Hashoá: la existencia de Israel impide un nuevo holocausto

Radio Jai- Israel no debe detener su avance en Rafah      

Yom Hashoá, el recuerdo de la Shoá, el Holocausto, es el día donde se iluminan las memorias en un presente muy oscuro, atravesado por el antisemitismo, la violencia y una guerra que inició Hamas. El legado histórico y la lucha de un pueblo que contagia una épica de supervivencia en la adversidad y la falta de comprensión de un mundo que prefiere ignorar el mal que acecha.

La Alemania Nazi significó la puesta en marcha de una máquina de exterminio que no comenzó con las cámaras de gas, sino con declaraciones y actos de violencia, persecución y hostigamiento contra los judíos en Europa durante mucho tiempo antes. Acciones que no son muy distintas a las que hoy cometen bajo el ropaje del “anti-sionismo” sirvieron como antesala a la aniquilación física y espiritual de 6.000.000 de seres humanos.

Décadas después, la Shoá construyó una culpa histórica y generacional en una Europa que a mediados del siglo pasado se vio diezmada por la guerra y que logró reconstruirse gracias a un liderazgo estratégico que hoy está ausente. La Europa de hoy, amenazada por un exponencial aumento de la ideología salafista y una importación del antisemitismo moderno, se rehúsa a entender lo que significó verdaderamente el 7 de octubre de 2023 para los israelíes. En el exterior no se comprende qué significa batallar en una guerra existencial donde deponer las armas puede implicar el exterminio.

El antisemitismo moderno, agazapado en la sombra de lo que se hace llamar como anti-sionismo, muchas veces no puede esconder la alarmante continuidad entre la ideología macabra del nazismo y quienes hoy están obsesionados en negar la existencia de un estado para ese pueblo masacrado. No pueden tampoco disimular que pedir la eliminación del estado de Israel significa obrar por la eliminación de casi diez millones de habitantes cuyo más de 20% es de origen árabe-musulmán.

Tomando la conceptualización de una parte importante de la obra de Hanna Arendt, el 7 de octubre fue la expresión más acabada del mal radical que representan Irán y Hamas, partícipes intelectual y material del desequilibrio en Medio Oriente. Frente a ese mal radical, que puede encontrar también el rostro en las movilizaciones de los campus universitarios en Estados Unidos y Europa, la existencia de Israel es lo que impide una nueva sistematización del exterminio contra los judíos.

Hamas: una de las caras del mal radical

El 7 de octubre de 2023 fue el día en que más judíos fueron asesinados desde la Segunda Guerra Mundial. Sus vidas se apagaron en manos de una organización terrorista islámica integrista que gobierna la Franja de Gaza desde hace casi dos décadas y que en su carta fundacional expresa lo mismo que expresaron los jerarcas nazis: aniquilar al pueblo judío. Eso es Hamas.

Ese sábado por la mañana la vida de más de 1.200 personas se apagó súbitamente cuando los disparos y el fuego tomaron por asalto a las comunidades del sur de Israel. Los testimonios de aquellos que sobrevivieron describen el horror de los gritos y la desesperación cuando las violaciones comenzaron, los niños fueron decapitados y los ancianos calcinados. Nadie puede ni siquiera pretender justificar el sadismo de una masacre que quedará en la historia como un desgarro a la humanidad entera.

Junto a los miles de heridos, la vida de cientos de israelíes entró también en un tortuoso camino de pánico al enterarse de que algún miembro de su familia, un amigo o un vecino de alguno de los kibutzin arrasados, había sido secuestrado por Hamas y llevado a la Franja de Gaza, el epicentro de ese mal radical. Al momento de escribir estas líneas, más de 130 israelíes esperan ser rescatados desde hace más de seis meses de las manos de Hamas, la Yihad Islámica Palestina o alguno de los civiles que formaron parte de los batallones que ingresaron a Israel el 7 de octubre.

Justificados por aquellos inmorales y miserables que en medios de comunicación y universidades decidieron tapar sus rostros con la kufiya utilizándola como símbolo del odio hacia ellos mismos, Hamas lanzó una masacre cuya ideología es la misma que mató en Buenos Aires en la AMIA en 1992 y 1994, en Nueva York en 2001, en Madrid en 2004, en Londres en 2005, en París en el múltiple ataque terrorista diez años después y que probablemente vuelva a matar en Europa. Es inconcebible que haya quienes en los países occidentales sigan encontrando en la indulgencia una forma válida para enfrentar al mal radical.

Israel: el estado moderno que impide un nuevo holocausto

Un sistema defensivo en multicapas que se activa para cada amenaza específica compuestas por las baterías del Iron Dome, el David’s Sling, el Patriot o el Spyder, las baterías Arrow y Arrow 3 (excepto las Patriot, todas son de diseño israelí) y uno de los mejores ejércitos del mundo le han permitido a Israel enfrentar la adversidad histórica en una región donde está rodeado de potenciales enemigos. Solo desde el 7 de octubre hablamos de una guerra en distintos frentes donde además de la Franja de Gaza está el Líbano, Siria, Irak, Irán, Yemen y los territorios gobernados por la Autoridad Palestina en Judea y Samaria.

Este músculo militar y defensivo tiene un alma viva que está compuesta también por expresiones de convencimiento, enorme decisión y voluntad de miles de personas que llegaron a Israel para ponerse a disposición del país a través de trabajos voluntarios en distintas partes del territorio, colaborar en la reconstrucción de las comunidades del sur arrasadas por Hamas o alistarse en el ejército para ir a pelear en Gaza. El convencimiento y la pertenencia a la tierra ancestral es lo que motoriza a los israelíes a defender su hogar en Judea y Samaria.

La madurez política y el desarrollo histórico de Israel y una parte importante del liderazgo árabe han permitido en Oriente Próximo hablar de relaciones estratégicas que eran impensadas en 1948 cuando los ejércitos árabes lanzaron también una guerra de exterminio para barrer con el recién creado estado judío. En 1973 el conflicto árabe-israelí fue clausurado tras la derrota árabe en la guerra de Yom Kipur y lo que siguió fueron procesos de paz con Egipto, Jordania, la OLP, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin en los auspiciosos Acuerdos de Abraham de septiembre de 2020.

Sin embargo, la existencia de Israel no exime a los gobiernos extranjeros de proteger a las comunidades judías que viven en sus países y que hoy están siendo perseguidas y amenazadas por el terrorismo islámico o por aquellos que piden la eliminación de Israel.

Este Yom Hashoá es también un nunca más que se va a seguir escribiendo porque es en la adversidad donde está la fortaleza de un pueblo que nunca agachó la cabeza por ser el único en la historia que enfrentó un aniquilamiento casi completo. Aún en la incomprensión en los tiempos más oscuros y frente al mal radical que crece en el mundo, todos nosotros somos judíos. La de Israel y la del pueblo judío son una causa justa.

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