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Un precepto de cumplimiento urgente: no colocar obstáculos en el camino de un invidente

Radio Jai: Un precepto de cumplimiento urgente: no colocar obstáculos en el camino de un invidente

Rav. Yerahmiel Barylka

Uno de los versículos más significativos en nuestra Sidra es el mandamiento “lifné iver” “… No coloquen tropiezos en el camino del ciego, demuestren que respetan a Dios, porque yo soy el Señor” (Levítico-Vayikrá 19:14).

AMPLIACIÓN DEL CONCEPTO

Los maestros del Talmud extendieron el significado y la aplicación de este versículo para incluir no solo escollos físicos a las personas, sino también timos morales.

Dedujeron que quien hace pecar a los demás, está en violación del mandamiento de poner un tropiezo a los ciegos.

La Guemará, cuando enseña el conflicto entre fariseos y saduceos, así como si este verso debe interpretarse en forma textual o ser ampliado, nos dice[1], para usar un ejemplo clásico, que uno viola este mandamiento si entrega o pone a disposición una copa de vino a un nazareo, que después de haber asumido ese estado, debe abstenerse de bebidas embriagantes, de cortarse el cabello de la cabeza y de tocar ningún cadáver, incluso el de parientes cercanos.

Los talmudistas quieren decirnos es que nadie es perfecto. Que todo el mundo tiene “puntos ciegos”. Que afortunado es el hombre que es lo suficientemente hábil para darse cuenta de que tiene esos puntos ciegos, aunque no sepa cuáles son. Ay del hombre que vive según el mito de la de la perfección y se cree que todo lo ve y todo lo sabe, y así abusa y explota a sus puntos ciegos.

El Sifra[2] amplió el concepto para incluir no sólo los puntos ciegos morales, sino también los personales y psicológicos. No se debe poner un obstáculo ante quien es ciego en un aspecto concreto.

ALCANCE DE LOS PUNTOS CIEGOS[3]

El concepto de puntos ciegos va más allá de los puntos ciegos morales e incluye también los personales y psicológicos. Estos puntos ciegos pueden ser áreas de nuestras vidas en las que carecemos de conciencia o comprensión, lo que conduce a posibles sesgos o descuidos en nuestro comportamiento y procesos de toma de decisiones.

Por ejemplo, el desvanecimiento ético y los puntos ciegos morales se refieren a las peculiaridades psicológicas que llevan a personas bienintencionadas a actuar de forma poco ética sin darse cuenta de que algo moralmente significativo está en juego. Esto puede ocurrir debido a diversos factores, como los efectos de conformidad, autoridad o encuadre. Del mismo modo, los puntos ciegos psicológicos se refieren a los procesos no conscientes de la mente humana que muchos desconocen y que pueden afectar a nuestros juicios y acciones.

La ampliación del concepto por parte de la Sifra nos recuerda que debemos ser conscientes de estos puntos ciegos en nosotros mismos y en los demás, y evitar poner obstáculos a quienes puedan estar “ciegos” en un determinado aspecto, ya sea moral, personal o psicológico.

Es una llamada a una mayor autoconciencia y empatía, reconociendo que todo el mundo tiene limitaciones en su percepción y comprensión. Esta conciencia puede ayudarnos a apoyarnos mejor unos a otros y a crear entornos más integradores y considerados con las distintas perspectivas y debilidades.

EJEMPLOS DE PUNTOS CIEGOS

Una muestra concreta es cuando alguien viene a consultarte por un asunto personal o de negocios, dale un consejo que, según tu conocimiento, sea el más adecuado para él. No le aconsejes que haga algo que tú, en el fondo, sabes que no le beneficiará plenamente.

Así, el precepto recorre toda la gama de la experiencia humana como principio moral halájico. Desanimar a alguien de hacer algo que puede alcanzar exitosamente con beneficio es también transgredir la prohibición de “poner una piedra de tropiezo ante un ciego”. Otro ejemplo es animar a alguien a algo para lo que no es apto, que todavía no lo es o para lo que ya no es apto, es abusar de su punto ciego.

De hecho, los rabinos invocaron este concepto en cualquier acto que incite o provoque a otro a la represalia.

La Guemará[4] pregunta: ¿Cuál es la historia mencionada por Rabí Shmuel bar Najmani que involucra a la doméstica en la casa de Rabí Yehudá Hanasí? La mujer vio a cierto hombre que golpeaba a su hijo adulto. Ella dijo: Que ese hombre sea excomulgado, debido al hecho de que ha transgredido el mandamiento: “No pondrás tropiezo al ciego” y el versículo dijo, se refiere aquí a quien golpea a su hijo adulto, ya que es probable que el hijo se enfade y devuelva el golpe a su padre, transgrediendo así la severa prohibición de golpear al progenitor…  ¿Cuál es la razón para imponerle la prohibición -una prohibición tan aprobada por el rabino que se negaron a retirarla durante tres años-? La criada explicó: el padre está violando lifné iver, porque al golpear a un hijo maduro, provoca que éste le devuelva el golpe a su padre… y eso es una violación de otra prohibición bíblica castigada con la pena de muerte. El padre abusa así del punto ciego de la ira del hijo, y viola este gran mandamiento.

Lo que los rabinos querían decir es que infantilizar a un adulto, tratar a una persona madura y competente como si fuera un mero infante a quien hay que corregir violentamente, es distorsionar y destruir las relaciones humanas e incitar al malestar.

Por tanto, es una violación de esta norma moral.

EL PUNTO CIEGO EN MEDINAT ISRAEL

Es de justicia aplicar este precepto al Estado de Israel, que se enfrenta a escollos y puntos ciegos en un sentido más amplio.

Hay dos tipos de puntos ciegos que los judíos diaspóricos tienen con respecto a Israel. Algunos los comparten con residentes en el país.

Están los que ven a Israel sólo desde un punto de vista materialista: su seguridad militar, su paz social, su bienestar financiero y creen saber todo. Respecto a la religión, la fe, el pacto que une al pueblo judío de todo el mundo a la Tierra de Israel de eso no saben nada.

Hay otros que están ciegos del otro ojo. Para ellos, todo Israel es una cuestión de apoyar y mejorar yeshivotcolelim, escuelas religiosas, mikvaot e instituciones de caridad para los grupos religiosos. Actúan como si vieran a Israel como un país extranjero, en el que la seguridad militar no es un problema abrumador, como si el bienestar financiero de todo el Estado no tuviera relación con la supervivencia de las instituciones de la Torá. Ellos también están ciegos.

El peligro es que, si pasamos por alto cualquiera de los elementos, el espiritual o el material, y jugamos con cualquiera de las debilidades nos va a ir muy mal. A partir de puntos ciegos, ponemos en peligro a todo Israel y a todo el pueblo judío.

El gran peligro es que, a menos que los judíos de la Diáspora estén alertos, tanto al cuerpo como al alma de Israel, saldremos perdiendo tanto en tanto en lo físico como en lo espiritual.

UN CUENTO DEL PREMIO NOBEL SHAY AGNON

Es sobre este doble problema que creo apropiado relatarles… una pesadilla. Es algo que el gran novelista israelí y premio Nobel, Shay Agnon, de bendita memoria, escribió en una de sus famosas novelas (tmol shilshom[5]) hace muchos años. Agnon habla de Yitzjak Kumer, un joven de un de un shtetl de Galitzia[6] que se sintió invadido por los sentimientos de Sion y emprendió su largo viaje desde la pobreza de Galitzia hasta la pobre Palestina en los días anteriores a la existencia de Tel Aviv. Kumer se convierte entonces en uno de los habitantes parcialmente empleados de Jaffa.

Incluyo aquí la traducción libre de un artículo de Sidra DeKoven Ezrahi profesora emérita de Literatura Comparada en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que nos permitirá ver el tema desde una perspectiva mucho más amplia y conocer.

Así nos escribe la profesora“Cualquiera que haya leído la novela épica de S.Y. Agnon sobre la Segunda Aliá, Tmol Shilshom (anteayer), recuerda a su protagonista humano, Yitzjak Kumer, como un pionero fracasado que muere de forma espantosa tras ser mordido por Balak, el protagonista canino de la novela. Lo que apenas se advierte en las numerosas y esclarecedoras lecturas de esta novela, es la forma en que Yitzjak encarna también el principio del compromiso. A mitad de su historia, ha alcanzado una seria reputación como pintor de casas en Jerusalén. La noticia de su talento ha llegado a los cónsules extranjeros y hasta las más altas autoridades otomanas; se nos dice que el propio pachá ha invitado al artesano judío a reparar “su” casa de culto en “nuestro” Monte del Templo. Yitzjak entra en ese lugar santísimo con sus pinturas y pinceles, realiza la tarea y sale sin sufrir daño alguno. El narrador, en su habitual tono sentencioso, nos dice que Yitzjak puede haber sido el único en entrar en el Lugar Santísimo y practicar su oficio en el lugar de nuestro Templo…. Lástima que nuestro camarada Yitzjak no sea un gran narrador y no pueda contar lo que sus ojos vieron allí. 

¿Lástima? Este leve pasaje subraya la profunda sabiduría que subyace en el corazón de la novela: que Yitzjak, como pintor de muros sin iconos ni figuras, está protegido de los peligros del retorno a lo sagrado por la propia forma comprometida y abstracta de su oficio. Está representando una verdad traída de vuelta a los lugares de santidad desde todos aquellos lugares en los que hubiera evitado la muerte sacrificial que realmente pertenece a otra historia. Pero resulta que Agnon estaba igualmente implicado en esa “otra historia”, en el deseo de una resolución absoluta: el destino como “trama” abruma al personaje, interrumpe su equilibrio duramente ganado y proporciona un cierre redentor-apocalíptico a una epopeya escrita mientras los judíos morían por millones en la Europa ocupada por los nazis.

Pero quizá ahora, sesenta años después de la aparición de la novela y veinticuatro años después de nuestro truculento siglo, podamos ver por fin que el compromiso (el personaje) es en realidad la respuesta más auténtica a las pretensiones absolutistas de la gran narrativa (la trama). El destino de Yitzjak Kumer es mucho peor que el de su homónimo bíblico. Akedat Yitzjak (la atadura de Yitzjak) es, después de todo, la historia de la sustitución y la acomodación; su forma cumplida es shejitat Yitzjak, el sacrificio del hijo en el altar de alguna deidad implacable. 

Toda la narrativa de Agnon se nos revela, pues, no sólo como un registro de las luchas de las primeras décadas del siglo XX, sino también como un presagio de los mayores desafíos a los que se enfrentará Israel como entidad política soberana: entre la matanza y la atadura, entre el cumplimiento y el compromiso, entre la integridad y la limitación, entre el “destino” y el desvío, entre el acceso mediado y no mediado a las fuentes de la santidad… 

Yitzjak Kumer, el israelí embrionario que sí encarna los principios de compasión, amor y acomodación, es derrotado por esa “otra historia”, la noción sacrificial del destino judío. 

La historia hebrea es, por tanto, el lugar donde buscar las negociaciones en curso entre “la imaginación” como guardiana de lo absoluto y “el mundo” como escenario de la acomodación, o lo que Freud, otra voz literaria judía, definió como el conflicto entre el principio de placer y el principio de realidad. Galut era, según esta definición, el “principio de realidad” -el lugar del compromiso y la sustitución-, pero los judíos de la diáspora nunca tuvieron que asumir plenamente la responsabilidad del profundo conocimiento arraigado en su condición. El regreso a Sion liberó el arraigado impulso mesiánico de atar los cabos sueltos… 

El escritor para quien el compromiso es el bastón mismo de la vida es Yehudá Amijai. Su yuxtaposición de lo sagrado y lo profano, de la guerra y la paz, su traspaso de fronteras en nombre del amor, su celebración de las amalgamas de la vida, configuraron el paisaje literario de generaciones de lectores. Su legado está consagrado en el “tercer hijo” de Abraham, el que siempre corre el peligro de ser sacrificado a las visiones del padre intransigente y sus hijos competidores:

Tres hijos tuvo Abraham, no sólo dos
Tres hijos tuvo Abraham: Yishma-El, Yitzjak e Yifké.
Primero vino Yishma-El, “Dios escuchará,”
luego vino Yitzjak, “se reirá,”
y el último fue Yivké, “él llorará”.
Nadie ha oído hablar de Yivké, porque él era el más joven,
el hijo que el Padre amaba más,
el hijo que fue ofrecido en el Monte Moriá.
Yishma-El fue salvado por su madre, Hagar,
Yitzjak fue salvado por el ángel,
pero a Yivké nadie lo salvó.
Cuando era sólo un niño, su padre
lo llamaba tiernamente, Yivké,
Yivkéle, mi dulce pequeño Yivké – pero lo sacrificó igualmente.
La Torá dice el carnero, pero fue Yivké.
Yishma-El nunca volvió a saber de Dios,
Yitzjak nunca volvió a reír,
Sarah rio sólo una vez, y luego no rio más.
Tres hijos tuvo Abraham,
Yishma, “oirá”, Yitzjak, “reirá”, Yivké, “llorará”.
Yishma-El, Yitzjak-El, Yivké-El,
Dios oirá, Dios reirá, Dios llorará.” 

Hasta aquí el texto de la profesora.

EL PERSONAJE DESDE OTRO PUNTO DE VISTA

Regresamos al personaje de Agnon desde otra perspectiva.

Allí, en Jaffa, su pobreza continúa, pero su estilo de vida cambia. Pierde la religión de sus padres y se convierte en uno más de los de los primeros trabajadores que construyeron el Estado de Israel. Sin embargo, en un momento dado decide volverse a Jerusalén, y con ello retorna a su fe ancestral. Poco a poco, comienza a rehabilitarse espiritualmente. Comienza a colocarse los tefilín, a rezar minjá, y birjat hamazón. Y en la crisis de retorno religioso, Yitzjak “Kumer tiene un sueño, en este está huyendo, y no sabe con certeza qué es lo que está huye. Pero siente pánico. Y en su huida precipitada pierde sus zapatos y luego su sombrero. Ve un lugar en el que esconderse … una pequeña sinagoga en el segundo piso a la que sólo se puede llegar agarrando una escalera de incendios y entrando por la ventana. Procede a hacerlo en su huida desesperada, sube la escalera, se zambulle por la ventana abierta. A continuación, la ventana se cierra completamente sobre él. Y allí se queda, con la cabeza descubierta por dentro y los pies descalzos por fuera”.

LA ENSEÑANZA DE AGNON

Tomo esta pesadilla como un símbolo de los presentimientos de Agnon – y todos nosotros – sobre los posibles desastres que pueden afligir a nuestro pueblo. Nuestro peligro es que permanezcamos descalzos, en nuestra vida interior, nuestra vida espiritual y religiosa, que ha honrado a nuestro pueblo en la historia. Al mismo tiempo, vivimos bajo la amenaza de catástrofes económicas y materiales -de permanecer descalzos, desprovistos de zapatos y sin ropa, es decir, en el ámbito de la economía y la supervivencia física.

Agnon nos advierte contra ambos puntos ciegos: el punto ciego del secularista que no entiende que como pueblo no podemos continuar y no podemos sobrevivir si estamos desnudos por dentro; y del religioso, que no comprende que el cruel mundo en que vivimos, y en las circunstancias que la historia nos ha deparado, no podemos estar descalzos por fuera, caminando humildemente y mendigando migajas de la mesa de los extraños. Simplemente, no podemos permanecer así, mitad en el shul[7], y mitad fuera del shul, descalzos y desnudos, despojados espiritualmente y privados materialmente.

Hoy día, no nos permitiremos y no debemos permitirnos tropezar por ninguno de los dos puntos ciegos.

Y en esta firme resolución y determinación, debemos también entender que el cumplimiento de lifné iver, en este sentido ampliado, debe tomarse no sólo pasiva y negativamente — el de no poner la zancadilla a un ciego o el de simplemente no ser ciego; sino que debemos ser activistas, positivos y constructivos, ver que, en la medida de nuestras posibilidades, eliminar la ceguera de nuestro pueblo y mejorar su previsión.

Es en este sentido que este significado extendido de “No pondrás tropiezo ante el ciego” pretende animarnos a un desarrollo activo de la vista, así como a abstenernos negativamente de dañar al “otro” ciego en una zona concreta.

LA BENDICIÓN COTIDIANA BENDITO ERES TÚ HASHEM… QUE DA VISIÓN AL CIEGO

En las bendiciones matutinas, que se recitan hoy en día al comienzo del servicio, bendecimos agradeciendo a quien da visión al invidente. Sin embargo, originalmente cada bendición se recitaba en un punto diferente en el proceso de levantarse y prepararse: “Bendito Hashem… que haces ver a los ciegos”. En la Baraita leemos que cuando un hombre abre los ojos, hace una bendición y se lleva las manos a los ojos, Y se frota los ojos al despertar.

NO ALCANZA ABRIR LOS OJOS ES NECESARIO FROTARLOS

Maimónides también sigue a Alfasi y declara que la bendición “Quien hace ver al ciego” debe recitarse cuando se frota los ojos. No basta con ver. No basta con abrir los ojos. Uno no permanece en su estatura moral por no hacer una zancadilla al ciego y mirar él mismo hacia delante. Tiene que hacer más que eso. Uno debe actuar, uno debe llevarse las manos a los ojos, es decir, abrir los ojos activamente para evitar las trampas. Debe transformar la vista en visión. Sólo entonces alcanzaremos la verdadera plenitud moral. Porque entonces hemos imitado a Dios, y como Él hacemos ver a los que han perdido la vista.

LA CEGUERA ANTE LA GUERRA DE SHEMINÍ ATZERET

En nuestra realidad descubrimos de qué manera los crímenes cometidos por el Hamas y sus adláteres desde el 7 de octubre no son conocidos por nuestros hermanos de la Diáspora, por más de un israelí y por ciudadanos de países en los que si bien existe la libertad de la prensa, son fácilmente engañados y se quedan en la zona ciega. No pueden o no quieren ver la realidad.

Las mentiras los llevan a negar lo innegable y son excelentes argumentos usados por los antisemitas y antisionistas, y por una amplia franja de políticos de lo que alguna vez se llamó “el tercer mundo”, que buscan desviar los problemas locales embanderándose bajo los carteles que acusan a Israel de genocidio, ahora acompañados por otros gobiernos.

TENEMOS LA OBLIGACIÓN DE DEVOLVER LA VISTA A ESOS INVIDENTES

Nunca antes en la historia de la humanidad hubo tanta información accesible para conocer la verdad y nunca hubo tanta gente enceguecida negándose a verla.

No es necesario enumerar todo lo que está en la zona ciega, porque le daría lugar a la mentira.

No hay acto de violación y masacre bestial cometidos por el Hamás y sus socios que no se haya convertido en tema polémico de la destrucción. Cada testimonio y detalle que surge es convertido en arma en el enfrentamiento entre los partidarios de Israel y sus opositores. Y muchas personas, también judías no ven. Cada nuevo testimonio que se descubre, cada nuevo detalle que se revela, se vuelve inmediatamente volátil. Por un lado, los sitios web propalestinos llevan a cabo una intensa campaña de negación, esforzándose por poner en duda la fiabilidad de los hallazgos y testimonios de los crímenes. Por otro lado, los portavoces israelíes se aferran a cada informe desgarrador en sus esfuerzos por persuadir al mundo de la verdad de las atrocidades que se perpetraron, y en algunos casos también las invocan para excoriar al enemigo y ganar puntos políticos. A veces parece como si los actos de violación cometidos por los terroristas de Hamás durante la masacre se hubieran convertido casi en toda la historia. La hipercobertura, lejos de reducir la confusión, no hace sino aumentarla. Y cualquiera que se atreva a tocar el tema se arriesga a encontrarse con una tormenta mediática.

ES MOMENTO DE AYUDAR A VER ACTIVAMENTE LA VERDAD

Así cumpliremos la mitzvá de esta parashá.

Reproducción autorizada citando la fuente con el siguiente enlace Radio Jai

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