35 años: Polonia, China e Irán
Por Ricardo López Göttig
Poco y nada tienen en común Polonia, China e Irán. No obstante, la fecha del 4 de junio de 1989 enlaza de un modo inesperado a estos tres países, con repercusiones hasta hoy.
En Polonia, el 4 de junio de 1989 se celebraron elecciones parcialmente libres tras cuarenta años de régimen comunista, en las que el movimiento Solidaridad ganó todas las bancas en disputa. Solidaridad, sindicato disidente liderado por Lech Wałęsa, tras diez años de enfrentar al régimen, logró ganar 165 bancas del parlamento polaco (Sejm), y 99 de los 100 escaños del Senado. Tras negociaciones en la llamada mesa redonda, ambas partes acordaron que habría competencia electoral entre Solidaridad y el partido comunista local para el 35% de las bancas del parlamento, quedando el resto reservadas para el régimen y sus sellos de goma aliados. Este triunfo claro y evidente abrió las puertas a la primera transición a la democracia liberal y la economía de mercado en un país tras la cortina de hierro. Eran los años del Papa Juan Pablo II, polaco, antes Obispo de Cracovia, que le brndaba liderazgo religioso y moral a Solidaridad, además de proyección internacional. El efecto dominó se trasladó en siete meses hacia el resto del bloque, terminando con el poder soviético en Europa central y oriental.
Mientras tanto, en la República Popular China se producía la masacre de Tiananmen, cuando miles de estudiantes murieron a manos del Ejército de Liberación del Pueblo (qué ironía este nombre). La plaza Tiananmen, en Beijing, era el escenario en donde estudiantes universitarios se apostaron pidiendo por la “quinta modernización”: la democratización de China. La visita de Mijail Gorbachov en mayo de 1989 a Deng Xiaoping había sido el detonante de este reclamo, que desde entonces permanece sin respuesta.
Y el 4 de junio de 1989, falleció en Irán el Ayatollah Jomeini, mentor y líder supremo del régimen teocrático, autoritario y promotor del terrorismo vigente desde 1979.
Los regímenes autoritarios siguen en Irán y China, en tanto que en Polonia siguen observando con creciente desconfianza a la Rusia post-soviética, desde se emiten señales de afán expansionista. Lejos de ser historias remotas, los sucesos de 1989 nos permiten comprender el mundo de la posguerra fría y el nuevo desorden mundial que estamos atravesando.
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